Braulio y C¨²ellar despiertan del sopor al Calder¨®n

Hasta los silbidos recorr¨ªan como alma en pena el grader¨ªo desierto del Calder¨®n. La falta de ganas de los rojiblancos, su desma?ada puesta en escena en un encuentro solucionado de antemano, ni siquiera levant¨® entusiasmo para la cr¨ªtica: abucheos, s¨ª, pero en sordina, desganados. Y lo cierto es que el Atl¨¦tico se mereci¨® todas las cr¨ªticas. Con la excepci¨®n de sus canteranos: Cu¨¦llar, el portero, porque no consiguieron meterle gol; Man¨¦, porque le puso un poco de ganas y dispar¨® a puerta con peligro; y, claro, Braulio, que volvi¨® a marcar, y por dos veces, tras ser el responsable de que el Atl¨¦tico encarrilase la eliminatoria en la ida. Por lo dem¨¢s, nada. S¨®lo las ganas del Lorca. Y los silbidos.

El Lorca ejerci¨® de equipo menor pero animoso y sali¨® cercando al grupo de Ferrando. Perona se qued¨® solo frente al joven canterano Cu¨¦llar pero le lanz¨® el bal¨®n a las manos. El Atl¨¦tico daba bastante l¨¢stima, encerrado en su ¨¢rea, achicando la pelota que le llegaba ya hasta casi la l¨ªnea de gol. Poco a poco el juego se fue igualando a nada, a tedio, hasta que Braulio cerr¨® oficialmente la eliminatoria.

Pablo y Perea, menos concentrados que de habitual, concedieron bastantes ocasiones a los delanteros del conjunto murciano. Pero el conjunto murciano es de Segunda B. Y esas cosas se notan. Sobre todo cuando tienes que remontar tres goles en contra. As¨ª, el Atl¨¦tico se limit¨® a verlas venir, a aguardar a que los jugadores del Lorca desbaratasen por si mismos su derroche de energ¨ªa. Acert¨® el conjunto madrile?o. Poco a poco el Lorca de diluy¨® y las ocasiones rojiblancas se sucedieron. El partido, con mucho de correcalles, empez¨® a mostrar una pronunciada cuesta abajo para los intereses de los del Manzanares. Tan pronunciada que las ocasiones empezaron a voltearse hacia el lado madrile?o y hasta Colsa pudo marcar de tac¨®n. En esos minutos de mejor¨ªa rojiblanca, sin embargo, lleg¨® la mejor ocasi¨®n del Lorca: Alexandre corri¨® solo en direcci¨®n a Cu¨¦llar y dispar¨® por bajo a la altura del punto de penalti. El portero rojiblanco salt¨® con agilidad y meti¨® la manopla milagrosamente.