La espera de doce espectros
Maurice Maeterlinck (1862-1948) lleg¨® a ser m¨¢s conocido por sus ensayos sobre abejas, hormigas y termes que por su teatro. Hijo de un rentista flamenco aficionado a la apicultura, tuvo garantizados el tiempo y el sustento necesarios para cultivar sus inquietudes a placer. Su teatro, simbolista, y sus ensayos, naturalistas, abordan el mismo asunto: el destino secreto de los seres, los mecanismos inconscientes que rigen la vida. Le pareci¨® que existe una correspondencia entre "el esp¨ªritu de la colmena" y el que anima las c¨¦lulas del cuerpo humano. En los dramas de su primera etapa explora lo inaprensible y lo incierto como quien camina sobre un acantilado. La muerte acecha a una mujer que ha malparido en La intrusa, primera pieza de su trilog¨ªa sobre el destino. En la segunda, Los ciegos, un sacerdote, gu¨ªa de doce invidentes, se ha quedado seco al pie de un roble: sin ¨¦l no sabr¨¢n regresar al hospicio de la isla casi desierta. El mar brama, la noche avanza, la tormenta se avecina. Sesenta a?os despu¨¦s, Vladimir y Estrag¨®n no esperar¨¢n tan en vano.
La intrusa (1890) es todav¨ªa "teatro del terror", y su ambiente recuerda los relatos de Poe. Enseguida fue traducida al catal¨¢n, por Pompeu Fabra, y representada en Sitges: su autor influy¨® no poco en la generaci¨®n modernista. En Los ciegos, escrita inmediatamente despu¨¦s, Maeterlinck da un gran paso en direcci¨®n a lo que ¨¦l llama "teatro est¨¢tico", basado en la palabra y en el s¨ªmbolo inconsciente. El actor es un obst¨¢culo para la percepci¨®n del s¨ªmbolo: "Cuando el hombre entra en escena, el inmenso poema de su presencia lo apaga todo a su alrededor", escribe Maeterlinck. En su opini¨®n, las obras maestras de la literatura dram¨¢tica mueren en el escenario: "Cuando leemos, no leemos a Lear, somos Lear". Pero, sin actores, ?c¨®mo poner en pie una obra? El autor de Los ciegos, Gordon Craig y otros contempor¨¢neos suyos se hicieron la misma pregunta, formulada casi cien a?os antes por Von Kleist, pero ninguno ofreci¨® respuestas satisfactorias: propusieron t¨ªteres, maniqu¨ªes, mu?ecos de cera... Cuerpos inertes para clavar el dardo en la diana. Ha transcurrido un siglo m¨¢s, y se ha experimentado abundantemente, con balance desigual. Kantor obtuvo muy buenos resultados combinando maniqu¨ªes y actores, pero quien mejor ha materializado hasta el momento la idea del actor marioneta es el Th¨¦?tre du Soleil: convirtiendo a los actores en mu?ecos o, mejor, rellenando cada mu?eco con el cuerpo de un actor, y poni¨¦ndole uno o dos manipuladores reales. En Tambours sur la digue (1999), un espect¨¢culo para la historia grande de las artes de la escena.
Otros siguen buscando. De
nis Marleau y el Ubu Th¨¦?tre, de Montreal, en direcci¨®n opuesta. El montaje de Los ciegos que Marleau estrena el 28 de enero en el Teatro Central de Sevilla (luego en Granada, M¨¢laga y Valencia), debe a la tecnolog¨ªa tanto o m¨¢s que a sus int¨¦rpretes. El artista canadiense ha llevado a su extremo la idea de "teatro est¨¢tico": los doce personajes de la obra permanecen inm¨®viles, en un escenario oscuro. S¨®lo se ven sus caras, suspendidas en planos diferentes. Largando texto. Los ciegos ya se hab¨ªa representado en la m¨¢s absoluta oscuridad, con una escenograf¨ªa auditiva. Marleau llama a su montaje "fantasmagor¨ªa tecnol¨®gica", en alusi¨®n a un g¨¦nero muy popular en el siglo XIX, cuando se hac¨ªa aparecer fantasmas con efectos ¨®pticos. Por ejemplo, situando a un actor iluminado en el foso, fuera de la vista del p¨²blico, frente a un espejo que devolv¨ªa su imagen en movimiento sobre la escena. El espectro resultante ten¨ªa un problema: era mudo.
En Los tres ¨²ltimos d¨ªas de Fernando Pessoa, de Tabucchi, Marleau puso al escritor portugu¨¦s en di¨¢logo con sus heter¨®nimos: cinco im¨¢genes del mismo actor, proyectadas sobre m¨¢scaras colocadas en el rostro de un figurante, en un aut¨®mata, en un maniqu¨ª... En Los ciegos, proyecta las caras de los actores sobre m¨¢scaras, y parece que estuvieran ah¨ª. Este montaje ha tenido ¨¦xito enorme en los festivales de Avi?¨®n y de Edimburgo. Para la gira espa?ola, el director ha rehecho el trabajo con int¨¦rpretes de aqu¨ª. ?Funcionar¨¢ igual?
Los ciegos. Sevilla. Teatro Central. Del 28 al 30 de enero. Granada. Teatro Alambra. Del 3 al 5 de febrero. M¨¢laga. Teatro C¨¢novas. Del 11 al 13. Valencia. Teatre El Musical. Del 18 al 20 de febrero.
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