La serie
A pesar de las dos d¨¦cadas de autonom¨ªa valenciana, las relaciones del Consell con la Generalitat de Catalu?a siempre han venido determinadas por Madrid, y en funci¨®n de los intereses globales de los dos partidos mayoritarios. Es una anomal¨ªa frecuente que se superpone al inter¨¦s de la autonom¨ªa. La mayor¨ªa absoluta del PSOE de los ochenta, y su contencioso permanente con Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), cuya punta de m¨¢xima electricidad fue el caso Banca Catalana, envenen¨® la relaci¨®n oficial entre catalanes y valencianos durante varios a?os. Con ese acoso Jordi Pujol pagaba la factura de su apoyo a UCD para garantizarle la gobernabilidad entre 1981 y 1982, y el Consell de Joan Lerma, por la debida obediencia socialista, secundaba esta acci¨®n con un vac¨ªo total en las relaciones, cuando no en tensi¨®n, como ocurri¨® entre el verano y el oto?o de 1989 con la guerra de las frecuencias televisivas. Eso s¨®lo lo arregl¨® una nueva coyuntura, como la de 1993, en la que el PSOE necesit¨® pactar con CiU para evitar ser desalojado del Gobierno por el PP. Lerma y Pujol reconsideraron entonces el tiempo perdido y esbozaron una agenda de acuerdos que qued¨® en suspenso tras la llegada del PP a la Generalitat valenciana. S¨®lo fue posible retomarla en 1996, cuando el PP necesit¨® de CiU en Madrid porque hab¨ªa ganado las elecciones generales por la m¨ªnima. Entonces la relaci¨®n fue fluida y en ella se sit¨²a el germen de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua, pero la mayor¨ªa absoluta del PP en la legislatura siguiente acab¨® con esta correspondencia. El reciente triunfo del PSOE en Espa?a, el del PSC en Catalu?a y el del PP en la Comunidad Valenciana han acentuado esa neurosis con episodios deplorables y siempre ligados a las estrategias de estos partidos, como la caza decretada por el PP a Miguel ?ngel Moratinos tras vincular a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con el golpe de Estado de Venezuela y el asunto del memor¨¢ndum ling¨¹¨ªstico, que van parejos. Ahora, despu¨¦s de que la intervenci¨®n del Rey haya enfriado el encabritamiento del PP y el PSOE con la amenaza del plan Ibarretxe de fondo, vuelven a producirse "contactos" para establecer una colaboraci¨®n que los empresarios consideran necesaria. Y hasta la pr¨®xima.
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