El submarino de paz
En la Diagonal, esquina norte con las calles Girona y Proven?a, hay un monumento a Narc¨ªs Monturiol, "inventor de l'Ict¨ªneo, primer submar¨ª que va navegar submergit al port de Barcelona, el 23 de juny de 1859". En aquella fecha, el llamado barco-pez de siete metros de eslora naveg¨® durante m¨¢s de dos horas a 10 metros de profundidad, conducido y propulsado por Monturiol y otros cuatro tripulantes, ante el entusiasmo del numeroso p¨²blico all¨ª congregado. Era la primera vez que algo as¨ª suced¨ªa en el mundo.
El monumento fue erigido en 1963, por encargo del alcalde Porcioles al escultor Subirachs, en el centenario de los 10 a?os de esfuerzo perseverante de un inventor finalmente frustrado. El Gobierno no mostr¨® inter¨¦s alguno, pese a la demostraci¨®n oficial llevada a cabo en el puerto de Alicante, el 7 de mayo de 1861. Monturiol construy¨® un segundo Ict¨ªneo, de 17 metros de largo y una tripulaci¨®n de 16 personas, que el 20 de mayo de 1865 naveg¨® frente a las playas del norte de Barcelona, y mantuvo una inmersi¨®n continuada de dos kil¨®metros en l¨ªnea recta, a 17 metros de profundidad. Alcanzados satisfactoriamente casi todos sus objetivos, tuvo que abandonar por falta de fondos en 1868, cuando trataba de resolver el tipo de motor adecuado para la propulsi¨®n. La gloria del invento del submarino se la llevar¨ªa Isaac Peral de Cartagena, que reconoci¨® p¨®stumamente su genio precursor.
Aunque fue entendido como m¨¢quina de guerra, el submarino de Narc¨ªs Monturiol fue un invento promovido por un defensor de la paz
En 1918, al inaugurarse el monumento que preside la Rambla de Figueres, el bi¨®grafo Josep Puig Pujades evoc¨® la tristeza con que Monturiol hubiera contemplado el uso militar de su invento, que tantas vidas cost¨® ya en la I Guerra Mundial. El Ict¨ªneo no era un buque de guerra y su creador nunca fue bien visto por el Gobierno, a causa de su militancia republicana y socialista. El reconocimiento oficial vino en 1890 y el Ayuntamiento de Barcelona coloc¨® su retrato en la Galer¨ªa de Catalanes Ilustres. Con su nombre -dado en 1917 por la Armada a uno de sus submarinos- se han bautizado calles, centros de ense?anza e instituciones y galardones del ¨¢mbito de la ciencia y de la t¨¦cnica. (Ahora, el Ayuntamiento de su ciudad natal acaba de plantar frente a la columna noucentista debida al escultor Enric Casanovas un pen¨²ltimo homenaje a Salvador Dal¨ª).
El escritor norteamericano Matthew Stewart ha rescatado a nuestro inventor del limbo de los justos, con una obra de largo e impresionante t¨ªtulo, que Taurus ha traducido literalmente del original ingl¨¦s: El sue?o de Monturiol. La extraordinaria historia del inventor del submarino que quiso salvar al mundo. De fuera nos vienen para recordarnos dos cosas que con el tiempo podr¨ªamos haber olvidado. Primera: Narc¨ªs Monturiol i Estarriol (Figueres, 1819 - Sant Mart¨ª de Proven?als, 1885) concibi¨® plenamente el submarino, s¨®lo le falt¨® poder acabarlo. Los acreedores le arrancaron el Ict¨ªneo II de las manos para venderlo a peso y en piezas. Segunda: el Ict¨ªneo es un submarino de paz y Monturiol un pionero del pacifismo, incluso del feminismo, cuyo sue?o equipara al urban¨ªstico de Ildefonso Cerd¨¤ y de la Barcelona que consigue, por fin, abatir sus murallas.
Seguidor de Abd¨®n Terradas en el primer partido republicano y del franc¨¦s Etienne Cabet en la utop¨ªa socialista de Icaria y editor de peri¨®dicos como La Madre de Familia, La Fraternidad y El Padre de Familia, Monturiol ve el submarino como un medio para el progreso del conocimiento humano y, en todo caso, para el trabajo en el mar, pensado para mejorar las duras condiciones de los pescadores de coral de Cadaqu¨¦s.
Hay una r¨¦plica a tama?o real del Ict¨ªneo II, flotando sobre la hierba, junto a las d¨¢rsenas deportivas del puerto de Barcelona y al Marem¨¢gnum comercial del a?o ol¨ªmpico de 1992, en que fue construida para la pel¨ªcula Monturiol, el senyor del mar. Quedan cerca el Museu Mar¨ªtim -con algunos objetos conservados, toda la documentaci¨®n, una r¨¦plica del Ict¨ªneo I y una sugestiva recreaci¨®n de su interior y del fondo submarino- y el Museu de Hist¨°ria de Catalunya, con una demostraci¨®n l¨²dica de su funcionamiento. Contemplado de espaldas al paseo mar¨ªtimo de la Barceloneta, el barco-pez revestido de madera de olivo se recorta en un horizonte de edificios militares, con Montju?c al fondo. En este castillo y el de Figueres, se anuncia ahora la creaci¨®n de un centro por la paz. La paz, a cuyo servicio puso el inventor su sue?o.
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