Ingenio
Conforme nos adentramos en la nueva era iniciada tras el fin del aznarato, cada vez est¨¢ m¨¢s claro que el nuevo escenario pol¨ªtico es completamente diferente. Es verdad que se mantiene intacta la misma distancia cr¨ªtica entre la clase pol¨ªtica y los ciudadanos, dada esa constante hist¨®rica que Ortega denunci¨® como divorcio entre la Espa?a oficial y la Espa?a real. A espaldas de la pol¨ªtica, los espa?oles comunes siguen abrumados por sus eternos problemas para los que ninguna Administraci¨®n, cualquiera que sea su signo, encuentra soluci¨®n: la escasez de vivienda accesible, la precariedad del empleo existente, el bloqueo de la emancipaci¨®n juvenil, la dificultad para formar familia, el agravamiento de la dependencia senil... Y mientras tanto la clase pol¨ªtica se entretiene con los dimes y diretes de la lucha por el poder, que se cocina en los cen¨¢culos de Madrid y las capitales auton¨®micas con farisaicas denuncias de esc¨¢ndalos y corruptelas.
Pero a pesar de este indudable continuismo hist¨®rico, lo cierto es que algo parece haber cambiado tras la llegada de la gente de Zapatero al poder. Y esto se ha visto muy bien en el modo con que unos y otros han reaccionado ante la crisis abierta por la propuesta de Ibarretxe, bien distinto al que se hubiera esgrimido antes. Tanto es as¨ª que puede decirse que desde el punto de vista pol¨ªtico se est¨¢ produciendo un cambio clim¨¢tico: un deshielo humor¨ªsticamente caricaturizado con el talism¨¢n del talante. Qu¨¦ lejos estamos de los a?os de plomo de Aznar, cuando cualquier incidente como ¨¦ste se aprovechaba por unos y otros como una oportunidad para sembrar el odio realimentando la estrategia de la tensi¨®n, al servicio de una pol¨ªtica beligerante que pretend¨ªa ganar mayor espacio electoral y vital (lebensraum).
Frente a eso, la nueva era de Zapatero se est¨¢ caracterizando no por la forzada b¨²squeda de un impostado hero¨ªsmo, sino por la pr¨¢ctica del m¨¢s prudente arte del ingenio. Y quiero usar aqu¨ª este t¨¦rmino de ingenio en el mismo sentido que le daba Baltasar Graci¨¢n (ya que estamos reviviendo el pensamiento del siglo XVII) cuando opon¨ªa la figura del discreto a la figura del h¨¦roe. Pues bien, cada vez est¨¢ m¨¢s claro que en el clima pol¨ªtico actual se va a imponer esta clase de ingenio como nuevo modus operandi capaz de convencer m¨¢s que de vencer. Es el poder suave del liderazgo torero, como ya suger¨ª hace un tiempo, que para mandar procede antes a parar y templar. Pero como en este pa¨ªs somos unos exagerados, siempre nos vamos al extremo opuesto, y ahora los problemas pueden venir de un exceso de ingenio que nos haga caer en una est¨¦ril artificiosidad.
Y para muestra s¨®lo pondr¨¦ dos botones. El primero es la actual org¨ªa de conceptismo sem¨¢ntico que nos hace caer en bizantinos juegos de palabras, discutiendo por poner nombres distintos a las mismas cosas. Que si naci¨®n, regi¨®n, nacionalidad o comunidad nacional, cuando todas las autonom¨ªas deber¨ªan ser iguales ante la ley. Que si pacto de la lealtad, frente antinacionalista o comisi¨®n consultiva, para bautizar la b¨²squeda de consenso constitucional entre Gobierno y oposici¨®n. Que si para ello el voto del PP es absolutamente conveniente o absolutamente imprescindible. Que si los confederalistas asim¨¦tricos se proponen celebrar referendos de autodeterminaci¨®n o s¨®lo consultas populares para que el pueblo decida, cuyo resultado no se sabe si tendr¨¢ legalidad jur¨ªdica o legitimidad pol¨ªtica. Que si a los contratos familiares entre homosexuales hay que bautizarlos como matrimonio o con alguna otra etiqueta nominativa: ?fratrimonio?
La otra muestra de ingenio pol¨ªtico que parece estar contagi¨¢ndose es el recurso a la infidelidad del adulterio como finta para tomar por sorpresa al socio de coalici¨®n, invitando a otro compa?ero de cama para montar un tri¨¢ngulo contra natura. Es lo que ha hecho Otegi cuando coquetea con Zapatero para encelar a Ibarretxe, pero es tambi¨¦n lo que ha hecho Zapatero cuando coquetea con Rajoy para encelar a Maragall, Llamazares y Carod. ?Alta pol¨ªtica o salsa rosa?
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