Constituci¨®n
Por una mezcla de rigor intelectual, curiosidad y masoquismo, he le¨ªdo el proyecto de Constituci¨®n europea sobre el que estamos llamados a pronunciarnos en breve. Nunca he visto una cosa m¨¢s ¨¢rida y aburrida.
Su contenido: unas declaraciones de buena voluntad, piadosos deseos e invocaciones a la paz, a la libertad, a la justicia, al bienestar y a Beethoven. Luego, descripci¨®n de la situaci¨®n actual, las instituciones y su funcionamiento. Para quien conoce el tema, esta parte es pl¨²mbea; para quien no, es un galimat¨ªas. Sigue una lista de libertades individuales y de derechos fundamentales. Dios los bendiga, pero por fortuna, todo esto forma parte de nuestra realidad cotidiana. Las libertades son fr¨¢giles y no est¨¢ de m¨¢s especificarlas, pero la mera enumeraci¨®n no garantiza su permanencia.
En resumidas cuentas, la Constituci¨®n solidifica el sistema pol¨ªtico en que vivimos, con lo bueno y con lo malo. Por este motivo, los pol¨ªticos, aunque se pronuncien en un sentido u otro, acabar¨¢n unificando posiciones a medida que se acerque la fecha decisiva, porque en la ratificaci¨®n del statu quo estriba su raz¨®n de ser. Para el resto de la ciudadan¨ªa, lo que ya hay. No digo que no est¨¦ bien, ni que haya que hacerle un feo. A la vista de c¨®mo va el mundo, nuestro barrio es lo m¨¢s parecido al para¨ªso terrenal y el proyecto europeo merece apoyo. Pero en el supuesto inimaginable de que el texto fuera rechazado por los votantes, no creo que pasara nada.
No pod¨ªa ser de otra manera. La Constituci¨®n s¨®lo es una ley y las leyes nunca son gran cosa desde el punto de vista literario. La ley no habla de asuntos ni de conceptos, no cuenta ni reflexiona. S¨®lo formaliza y consagra el consenso. Da por hecho el estado de la cuesti¨®n, fija mecanismos de gesti¨®n y da instrucciones en caso de aver¨ªa. La ley divide la realidad en piezas de mecano, abunda en detalles prolijos que distraen del hilo argumental, no dosifica la tensi¨®n dram¨¢tica y carece de ritmo narrativo. Qu¨¦ le vamos a hacer.
Ahora se nos llama a refrendar con nuestro voto una Constituci¨®n que destila lo m¨¢s prosaico del orden existente. As¨ª se har¨¢, pero que no pidan ilusi¨®n. Y que no presenten como un cuento de hadas lo que s¨®lo es un manual de gram¨¢tica parda.
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