El volumen de negocio musical cae un tercio desde 2000 por la pirater¨ªa
Se presenta el Libro Blanco de la m¨²sica

Es un fen¨®meno mundial pero especialmente grave en Espa?a: en 2004, las ventas han bajado en un 12,5% (en 2003, un 9,4%, y en total desde 2000 un 32%). Las grandes empresas llevan tiempo lanzando una serie de SOS y ahora respaldan su calamitosa situaci¨®n con la publicaci¨®n del Libro Blanco de la m¨²sica en Espa?a, que ayer se present¨® en el C¨ªrculo de Bellas Artes madrile?o, con la presencia de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que enfatiz¨® la sangrante paradoja de que la industria se hunda "cuando cada vez hay m¨¢s gente que toca instrumentos y consume m¨²sica".
De principio, la asociaci¨®n de discogr¨¢ficas ha cambiado su nombre: del fr¨ªo AFYVE (Asociaci¨®n Fonogr¨¢fica y Videogr¨¢fica Espa?ola) a Promusicae (Productores de M¨²sica de Espa?a). Seg¨²n su presidente, Antonio M? Guisasola, se trata de desarrollar la faceta de promoci¨®n de la m¨²sica como complemento a la defensa de los intereses del sector. Tambi¨¦n parece que se cambia el enfoque de la lucha contra la pirater¨ªa, abandonando aquellos argumentos truculentos que relacionaban esa actividad con las mafias de la droga, el tr¨¢fico de armas o la trata de blancas.
No es necesario exagerar ya que las cifras cantan: se estima que uno de cada cuatro discos vendidos en Espa?a es pirata: en Madrid, se cree que son cuatro de cada diez (por el contrario, el top manta es invisible en ciudades como San Sebasti¨¢n). El problema debe ser tratado como una cuesti¨®n de Estado, insisti¨® Luis Cobos, de AIE (Sociedad de Artistas Int¨¦rpretes o Ejecutantes). Eduardo Bautista, presidente ejecutivo de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), carg¨® contra la frivolidad con que la sociedad se enfrenta al asunto. Para Bautista tambi¨¦n es un problema de educaci¨®n: "Igual hay que comprar menos tanques para meter m¨¢s arte y cultura en los colegios. Est¨¢ demostrado que la m¨²sica contribuye al desarrollo de la inteligencia y debemos actuar ahora si queremos que el entretenimiento juvenil no sea sin¨®nimo de botell¨®n".
El Libro Blanco ha sido confeccionado por PricewaterhouseCoopers y ofrece un torrente de datos reveladores y abundante materia para la reflexi¨®n, aunque alguno de los participantes a los que se consult¨® se queje de que "no llega a pie de calle, a los consumidores del producto legal o ilegal". Otros hablan de intangibles como la calidad de los discos: "La industria de EE UU ha salvado el a?o gracias a Eminem y media docena m¨¢s de artistas que han atra¨ªdo a la gente a las tiendas". Tambi¨¦n se menciona el caso del Reino Unido, donde las discogr¨¢ficas han descubierto que su cliente m¨¢s valioso no es el adolescente sino el llamado "hombre de las cincuenta libras", un consumidor maduro que gasta esa cantidad -en CDs y DVDs- cuando entra en una tienda y que desprecia los "grandes objetivos" de la industria.
Responsabilidad
El acto de ayer convoc¨® a numerosos representantes de un sector que, seg¨²n el estudio, da empleo en Espa?a a 53.000 personas. Sondear a los asistentes proporcionaba una variedad de sugerencias para salir del pozo. Mariano P¨¦rez, de Warner Music, aprovech¨® para puntualizar que tambi¨¦n los medios tienen una responsabilidad en la actual situaci¨®n: "En los ochenta hab¨ªa un apoyo a los j¨®venes creadores que ahora no se ve; muchas radios se niegan a programar nuevos artistas.". Muchos de sus colegas apuntan a medidas elementales para controlar el top manta o el m¨¢s insidioso top mochila. Manolo D¨ªaz, de EMI, coment¨®: "El otro d¨ªa me quisieron vender discos en la catedral de Oviedo. Ojo, dentro del edificio". Jos¨¦ Mar¨ªa C¨¢mara, de Sony / BMG, propugna, entre otras medidas, una regulaci¨®n de la inmigraci¨®n que legalice inmediatamente a los reci¨¦n llegados: "Que esas 9.000 personas que, se calcula, venden por la calle sean sujetos de derechos y deberes". Morgan Britos, representante de Jarabe de Palo, menciona la legislaci¨®n italiana: "Est¨¢ penado tanto el que vende como el que compra piratas". Desde el anonimato, otros profesionales arremetieron contra las facilidades para las descargas ilegales en Internet.
M¨®nica Sevil, abogada de ANEDI, la asociaci¨®n de los minoristas, subraya que la misma industria est¨¢ asfixiando a las peque?as tiendas: "Todo son facilidades a las grandes superficies y acoso a nosotros, que somos el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil. Han llegado a absurdos como impedirnos la importaci¨®n de discos legales, una aberraci¨®n jur¨ªdica. Tampoco vale lo de reconvertirnos a la ciberventa: las condiciones que las discogr¨¢ficas nos ofrecen son draconianas e incluso exigir¨ªan que les cedi¨¦ramos los listados de clientes".
De fondo, la transformaci¨®n del modelo de negocio, con la popularizaci¨®n de reproductores tipo iPod y la venta de m¨²sica por Internet. Marcelo B. Castello, de Universal, recuerda que "aunque no va a desplazar al disco f¨ªsico, es urgente la regulaci¨®n de ese canal de venta y difusi¨®n". De hecho, las ¨²nicas buenas noticias para la industria vienen de la Red. Seg¨²n Promusicae, "el mercado legal de descargas de m¨²sica crece exponencialmente: en 2004 se han comercializado 142,6 millones de canciones en Estados Unidos, 6 millones en Reino Unido y m¨¢s de un mill¨®n en Alemania". Aunque todav¨ªa sea una minucia comparada con los millones de canciones que cada d¨ªa viajan ilegalmente por la Red.

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