El cometa y la estrella de Navidad (I)
C/2004 Q2 (MACHHOLZ). ?Estamos escribiendo en clave? Pues m¨¢s o menos. ?ste el nombre astron¨®mico con el que ha sido bautizado el cometa Machholz, que ha adornado los cielos estas navidades. Desde 1995 la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional ha adoptado unas reglas para designar de forma inequ¨ªvoca los nuevos cometas que se van descubriendo. El nombre contiene el a?o de su descubrimiento y, a continuaci¨®n, una letra que indica el mes concreto (empezando con la A para la primera mitad del mes de enero, B para la segunda y as¨ª correlativamente, omiti¨¦ndose la I). Se a?ade un n¨²mero para el orden de descubrimiento por si se descubre m¨¢s de un cometa en la misma fecha. En este caso, 2004 Q2 significa que este cometa fue el segundo descubierto en la segunda quincena de agosto del pasado a?o (el 27 de agosto de 2004, en concreto). Se incluye una letra precediendo al a?o que indica si se trata de un cometa peri¨®dico (P/), no peri¨®dico (C/), destruido (D/) o de ¨®rbita desconocida (X/).
Machholz ser¨ªa pues un cometa no peri¨®dico, es decir, que los que no tuvieron la ocasi¨®n de observarlo estos d¨ªas pasados han perdido la oportunidad: no regresar¨¢ m¨¢s. Por ¨²ltimo, siguiendo la costumbre de bautizar el cometa con el apellido de su descubridor (?ay, el ego de algunos!), ¨¦ste se coloca entre par¨¦ntesis detr¨¢s de la designaci¨®n oficial. Donald E. Machholz es un veterano cazacometas neozeland¨¦s que, con ¨¦ste, ya lleva 10 identificados.
La noche de Reyes el cometa se encontraba muy cerca de las Pl¨¦yades, un c¨²mulo abierto de estrellas j¨®venes f¨¢cilmente reconocible en la constelaci¨®n de Tauro (popularmente se conoce por las Cabrillas). Las estrellas m¨¢s grandes y brillantes son blanco-azuladas, y al iluminar el polvo interestelar que las circunda el conjunto adquiere un tinte azulado caracter¨ªstico. Sobre ese fondo de postal, el cometa de tonalidad verdosa debido a la presencia de cian¨®geno, un gas t¨®xico compuesto por carbono y nitr¨®geno, segu¨ªa su periplo por el sistema solar.
Una imagen navide?a (en serviastro.am.ub.es pueden encontrarse otras fotograf¨ªas de astr¨®nomos aficionados). Si las puestas de sol o la luna llena son elementos est¨¦ticos que adquieren protagonismo en ciertos filmes (Ciberp@¨ªs, 4-11-04), los cometas han sido, en este sentido, poco explotados. Una de las contadas pel¨ªculas no de ciencia-ficci¨®n en la que un cometa se erige protagonista de la historia es la espa?ola Los d¨ªas del cometa (1989), ¨®pera prima de Luis Ari?o, tambi¨¦n guionista de la misma. Inspirada en la novela La Nardo (1930), de Ram¨®n G¨®mez de la Serna, narra el influjo ejercido por el m¨¢s famoso de los cometas, el Halley, sobre una joven madrile?a, Aurora (Maribel Verd¨²), durante su ¨²ltima visita, en 1986. El car¨¢cter de la protagonista se ve influido por la omnipresencia del astro, precedido por su fama de mensajero de desgracias, quien imagina que el fin est¨¢ cerca.
En comparaci¨®n con Halley, el aspecto del cometa Machholz no es demasiado espectacular. Durante estas semanas pasadas ha estado cerca del l¨ªmite de visibilidad a ojo desnudo, aunque resultaba f¨¢cil verlo con prism¨¢ticos. Alcanz¨® su brillo m¨¢ximo el 10 de enero: magnitud visual aparente de 4,1 (por encima de la magnitud visual aparente 5 los astros son demasiado d¨¦biles como para ser visibles a simple vista).
Tiene la apariencia de una estrella poco brillante y borrosa. Su parte central, el n¨²cleo, tiene un di¨¢metro de unos pocos kil¨®metros (el equivalente a una monta?a terrestre) y aparece envuelto por una nube m¨¢s o menos esf¨¦rica de gas y polvo (la cabellera o coma), producida por la sublimaci¨®n del material constituyente al calentarse su superficie cuando se acerca al Sol. Su di¨¢metro es de unos 450.000 kil¨®metros (tres veces el tama?o del planeta J¨²piter, el m¨¢s grande del sistema solar).
La cola, otra de las partes difusas de un cometa brillante, es demasiado tenue para resultar visible. ?Pudo un acontecimiento astron¨®mico similar hace m¨¢s de 2.000 a?os ser la estrella de Navidad? Si no es un mito que nunca existi¨® o un milagro, podr¨ªa tratarse entonces de un suceso astron¨®mico real.
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