"Existe una extra?a aversi¨®n hacia los narradores puros"
Le interesa tomar distancia y adquirir en su escritura la dulce naturalidad de lo oral. Es la mejor forma que Antonio Orejudo (Madrid, 1962) ve para transmitir historias lejanas en el tiempo pero cercanas en los p¨¢lpitos, como la de Bern Rothmann, el protagonista de su tercera novela, Reconstrucci¨®n (Tusquets), que encabeza una revuelta contra el poder establecido en la Alemania rebelde y luterana del siglo XVI y que asombra por los paralelismos con el presente. "No hemos evolucionado gran cosa, seguimos enfrent¨¢ndonos a los fanatismos religiosos, la intransigencia vuelve a ser un problema, la guerra de Irak es una reedici¨®n posmoderna de la lucha contra el turco y se siguen empleando los mismos mecanismos desde el poder: fomentar el miedo", asegura.
Mezcl¨® realidad hist¨®rica con ficci¨®n en Fabulosas narraciones por historias, desmontando algunos mitos laicos de los alegres a?os veinte en Espa?a; nos convenci¨® de las Ventajas de viajar en tren, y ahora plantea con Reconstrucci¨®n la conveniencia, o no, de defender ideales y luchar contra los poderes establecidos. "Yo no he escrito una novela de tesis, ni moral; planteo las preguntas, pero no las resuelvo. En este caso, sobre lo que invito a reflexionar es si es ¨²til el compromiso o est¨¢ abocado al fracaso", explica el escritor.
Es algo que le cuesta dilucidar a quien ense?a literatura en la Universidad de Almer¨ªa. All¨ª tambi¨¦n dio clases de espa?ol a inmigrantes en la c¨¢rcel de Acebuche, pero antes vivi¨® en Estados Unidos un tiempo y actualmente sigue el rastro de los sefard¨ªes por Amsterdam, donde investiga con una beca textos en espa?ol de esa di¨¢spora vergonzosa. No cree en la literatura como arma arrojadiza ni panfletaria. "Lo detesto". Prefiere experimentar la dif¨ªcil tarea de los equilibrios. "Creo que se ha establecido una divisi¨®n que no es sana entre la literatura como entretenimiento y quienes defienden una pureza. Eso es una exageraci¨®n. Yo creo que se puede entretener sin hacer concesiones", asegura.
La respuesta a ese dilema se encuentra, como casi siempre, en los cl¨¢sicos, que ¨¦l toma como modelos: "En Cervantes y en Gald¨®s. Ambos fueron muy conscientes de lo que se hac¨ªa en su tiempo y fueron m¨¢s all¨¢. El primero con las novelas de caballer¨ªas y el segundo con los folletines. No los despreciaron, los utilizaron para ensanchar caminos". Con el primero hay cierta unanimidad, pero el otro gran novelista ha sido sospechoso para muchos. "Durante mucho tiempo, que te gustara Gald¨®s no resultaba cool ni trendy, pero es que en este pa¨ªs siempre ha existido una extra?a aversi¨®n hacia los narradores puros", asegura Orejudo.
?l se aproxima m¨¢s a la tradici¨®n oral: "Mi intenci¨®n, m¨¢s que la distancia o la frialdad sobre lo narrado, es conseguir algo pr¨®ximo a la oralidad. Que el lector sepa que soy yo, desde el siglo XXI, quien le cuenta una historia del siglo XVI". Pocas trampas y transparencia a distancia de los artificios para abordar una historia de intriga, con religi¨®n, herej¨ªas, inquisici¨®n e imprenta de fondo: "Me interesa m¨¢s saber qu¨¦ les ocurre a mis personajes por fuera que por dentro. La literatura del yo me aburre un poco", afirma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.