Una mujer de armas tomar
Enemigos y aliados temen a la temperamental primera ministra ucrania, Yulia Timoshenko
Yulia Timoshenko, de 44 a?os, el alma y el nervio de la revoluci¨®n naranja, emplea a fondo sus recursos para lograr sus fines, y ha vuelto a salirse con la suya. V¨ªktor Y¨²shenko, el presidente de Ucrania, la ha elegido para dirigir el Gobierno de su pa¨ªs, aunque no sin vacilaciones.
Mientras el presidente era presionado a favor de otros candidatos, Timoshenko avis¨® que ten¨ªa la promesa del puesto por escrito y dej¨® claro que marginarla pod¨ªa tener consecuencias. "En Europa no hay ning¨²n ejemplo de incumplimiento de los acuerdos de una coalici¨®n tras una victoria electoral. Y Y¨²shenko no encontrar¨¢ un jefe de Gobierno mejor que yo", afirmaba antes de su designaci¨®n.
Los recursos de Timoshenko son m¨²ltiples. Van desde un cerebro ¨¢gil a una capacidad oratoria brillante, a menudo incendiaria, pero tambi¨¦n aduladora, ir¨®nica, c¨ªnica y llena de dobles sentidos. La Juana de Arco de Ucrania, como le llaman unos, o la Princesa del gas, como le llaman otros, lleg¨® a Kiev desde Dniepropetrovsk en la segunda mitad de los noventa para trabajar en el sector energ¨¦tico, de la mano de su paisano P¨¢vel Lazarenko, el jefe del Gobierno de Ucrania, que hoy es juzgado en EE UU por diversos delitos financieros. Tras la huida de Lazarenko, hizo carrera en solitario y lleg¨® a ser vicejefa del Gobierno encargada de la energ¨ªa en 1999 y 2000, en el Gabinete de Y¨²shenko. Su gesti¨®n entonces se calific¨® de muy competente. Devolvi¨® deudas atrasadas a Rusia y consigui¨® que los oligarcas pagaran impuestos porque conoc¨ªa los trucos para evadirlos por su experiencia al frente de Sistemas Energ¨¦ticos Unificados de Ucrania, que comercializaba el grueso de las importaciones del gas ruso.
Cuando esta mujer de aspecto fr¨¢gil aparece con un jersey ce?ido o la melena suelta, la pol¨ªtica adquiere tambi¨¦n sexo. Su explotaci¨®n consciente del aspecto f¨ªsico y la coqueter¨ªa la diferencian de sus colegas occidentales, que cultivan un estilo m¨¢s neutral.
Por sus amenazas al presidente Leonid Kuchma y por sus llamamientos a bloquear los edificios p¨²blicos durante la revoluci¨®n naranja, Timoshenko es percibida por muchos como una radical. El calificativo de Pasionaria centroeuropea, sin embargo, es aplicable s¨®lo a una faceta de su personalidad porque Timoshenko ha mantenido contactos entre bastidores con el derrotado primer ministro, V¨ªktor Yanuk¨®vich, y nunca ha cortado la relaci¨®n con los oligarcas de la regi¨®n minera de Donetsk.
Tras amenazar a Kuchma con la prisi¨®n durante a?os, Timoshenko ha moderado su lenguaje. Tambi¨¦n ha intentado tranquilizar a los dirigentes de Rusia y seducir a los empresarios de este pa¨ªs. La fiscal¨ªa militar rusa, que la implica en un proceso de soborno contra varios generales del Ministerio de Defensa, pidi¨® a la Interpol que la colocara en sus listas de b¨²squeda internacionales. Es poco probable, sin embargo, que Mosc¨² proceda a fondo contra Timoshenko, por las implicaciones que ello podr¨ªa tener para representantes del Kremlin que negociaron con ella. Y¨²shenko ha sondeado la disposici¨®n de Putin a dar garant¨ªas de que Timoshenko no ser¨¢ arrestada si viaja a Mosc¨², pero no parece que ya est¨¦ fuera de peligro si lo hace.
Protagonista de una de esas metamorfosis radicales que se han dado tras la desintegraci¨®n de la URSS, Timoshenko estudi¨® Econ¨®micas, se especializ¨® en cibern¨¦tica y comenz¨® su carrera comercial al amparo de las juventudes comunistas. Se dice que su primer negocio fue un videosal¨®n que gestionaba a medias con su suegro, Guennadi Timoshenko, un funcionario comunista. Alexandr Timoshenko, con quien Yulia se cas¨® en 1979, est¨¢ exiliado en el Reino Unido, huido de la justicia, que le persigue por asuntos relacionados con el consorcio energ¨¦tico que fue presidido por su esposa. La justicia ucraniana ya dio carpetazo a los expedientes de la Princesa del gas por falta de pruebas, aunque ¨¦sta pas¨® semanas en prisi¨®n.
A Timoshenko la temen no s¨®lo sus enemigos, sino tambi¨¦n sus aliados, porque no saben lo que est¨¢ tramando, por su energ¨ªa y por sus exigencias. Timoshenko, dicen, analiza las variables con un sofisticado ordenador, explica claramente lo que quiere y no admite fallos. Sus capacidades profesionales est¨¢n reconocidas y sus partidarios subrayan que, por Y¨²shenko, la dama de la revoluci¨®n naranja ha sacrificado su candidatura a la presidencia. Los hechos indicar¨¢n a qu¨¦ causa sirve ahora esta arma ofensiva formidable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.