Los presos palestinos esperan la libertad
Mahmud Abbas se ha fijado como prioridad la liberaci¨®n de miles de personas encarceladas durante la Intifada
Resulta dif¨ªcil encontrar a alguien en Gaza que no haya estado detenido o que no tenga un familiar o un amigo en la c¨¢rcel. Incluso Hisam Abd al Razik, ministro palestino para Asuntos de los Detenidos, pas¨® 21 de los 51 a?os de su vida encarcelado en Israel. "Tengo experiencia; conozco sus prisiones", asegura en una media sonrisa. A finales de 2004, el n¨²mero de reclusos palestinos superaba los 7.500, distribuidos en 15 presidios; 6.290 fueron capturados durante los cuatro a?os de la segunda Intifada; el 47,6% se halla en espera de juicio y 830 son detenidos administrativos (un limbo legal sin derecho a proceso).
Lograr la liberaci¨®n de todos, la mayor¨ªa o un n¨²mero significativo es la prioridad del presidente palestino, Mahmud Abbas (Abu Mazen). Ahora que se ha entrado en una fase con signos de distensi¨®n, Ariel Sharon podr¨ªa tener un gesto. "Servir¨¢ para medir su voluntad", dice el ministro.
Es dif¨ªcil encontrar a alguien en Gaza que no tenga un familiar o amigo en la c¨¢rcel
Al Razik sostiene que los israel¨ªes han detenido a 3.000 menores desde 2000 (312 siguen en prisi¨®n). Saleh al Daur es uno de ellos; tiene 17 a?os y ha estado dos meses en la c¨¢rcel. Sali¨® el 2 de septiembre de 2004. Le detuvieron cuando caminaba "demasiado cerca" de la frontera en Erez. "Apareci¨® un Jeep; los soldados me pegaron con los fusiles y me llevaron a un centro y despu¨¦s a una c¨¢rcel. Jam¨¢s tuve abogado". Asegura que la experiencia le ha cambiado: "Siento odio; me gustar¨ªa fusilarlos". Al Daur no pertenec¨ªa a organizaci¨®n alguna, pero ahora se lo est¨¢ pensando. Se prepara para ser peluquero porque le desagrada estudiar. A los tres d¨ªas de su captura llam¨® a su madre desde el tel¨¦fono de otro recluso ("los soldados vend¨ªan las tarjetas").
Al lado, Olfat escucha cogi¨¦ndose las manos. En vez de sonrisa le brota tristeza. Hace siete meses los soldados mataron, en la aldea de Beit Lahia a Yusef, otro de sus nueve hijos. "Regresaba del colegio el 21 de abril y se detuvo a tirar piedras a un blindado. Cuando un primo me dijo que le hab¨ªan herido supe que estaba muerto. Algo muy dentro de m¨ª me lo dec¨ªa. Tuve que ir al hospital a reconocerle. Sent¨ª rabia y tristeza y a¨²n hoy la siento". En el exterior de su chabola de Yalamie, la foto del ni?o preside una pared; es la mirada de quien tiene toda la vida por delante.
El ministro afirma que la tortura es una pr¨¢ctica habitual y que ¨¦l mismo la padeci¨®. Seg¨²n sus estad¨ªsticas el 93% de los detenidos se ha visto privado del sue?o; el 99% ha recibido golpes y el 72% ha sido encerrado en un congelador. 69 presos han muerto a consecuencia de los golpes, 36 por negligencia m¨¦dica y 70 por asesinatos extrajudiciales despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel.
Reziq Shaban, de 31 a?os, est¨¢ casado y tiene dos hijos. Estuvo en prisi¨®n cinco a?os y medio. Sali¨® en septiembre al cumplir su sentencia. Ha perdido el 95% de la visi¨®n del ojo derecho y tose desde hace meses. "En la c¨¢rcel no recib¨ª la atenci¨®n m¨¦dica adecuada. Ahora me han dicho que el ojo es irrecuperable". Pertenece a las Brigadas Azzid al Qassam, brazo armado de Ham¨¢s, aunque asegura no haber participado en acci¨®n alguna. "Me detuvieron en Ashdod, dentro de Israel; hab¨ªa entrado ilegalmente para trabajar en la construcci¨®n. Antes, en 1996, me arrest¨® la polic¨ªa de la Autoridad [Nacional Palestina] y todo lo que les cont¨¦ lo sab¨ªan los israel¨ªes: les pasaron la declaraci¨®n".
Shaban relata algunas de las torturas sufridas: "Nos sentaban en taburetes con las manos atadas y nos obligaban a estar as¨ª varios d¨ªas. Nos zarandeaban y pegaban". En la c¨¢rcel se enter¨® de que su primo Abdala hab¨ªa matado a tres soldados en Ailisenai en una acci¨®n suicida. "Sent¨ª su muerte, pero estoy orgulloso de lo que hizo".
Hisam Abd al Razik afirma que los presos s¨®lo abandonan la c¨¢rcel mediante la negociaci¨®n o el intercambio y recuerda algunas liberaciones importantes: miles cuando se form¨® la Autoridad Nacional Palestina o cientos cuando Abu Mazen fue nombrado primer ministro, en 2003. Hazme Dahalan, de 45 a?os, casado y con nueve hijos, es uno de los que recobr¨® la libertad mediante un intercambio. En 1980 fue condenado a tres cadenas perpetuas. Sali¨® en 1985 junto a otros 1.299 a cambio de ocho soldados israel¨ªes capturados en L¨ªbano. Le acusaron de dirigir un comando de Fatah. "Particip¨¦ en un operativo militar, pero no s¨¦ qu¨¦ pas¨® porque no me qued¨¦ a comprobar el resultado", dice en su despacho de un polideportivo construido por la ONU. "?ramos 11 militantes, todos de Gaza. Nos aplicaron la Ley Tamir [bastaba la declaraci¨®n de un testigoy destruyeron mi casa. Al principio hubo torturas: nos colgaban de los brazos sin llegar a tocar el suelo con los pies. Siempre tuve esperanza y cuando sal¨ª estaba satisfecho. No hab¨ªa ido a la c¨¢rcel por ladr¨®n sino por luchar contra la ocupaci¨®n".
Dahalan sostiene que la soluci¨®n del problema de los presos es esencial para alcanzar la paz. Sigue en Fatah y afirma que la violencia de la segunda Intifada es consecuencia de las provocaciones israel¨ªes. "Ellos matan civiles y nos obligan a responder. Cuando una ni?a jud¨ªa resulta herida se produce un esc¨¢ndalo, pero cuando el Ej¨¦rcito mata a una familia palestina s¨®lo escuchamos silencio".
Monir Al Helo, de 41 a?os, es del Frente Popular de Liberaci¨®n de Palestina; tambi¨¦n trabaja en el polideportivo: "Ense?amos a los chicos a hacer deporte y algo de cultura". Fue detenido siete veces; en total ha pasado siete a?os de su vida en c¨¢rceles. La ¨²ltima, de 1987 a 1990. "Nunca es una negociaci¨®n equilibrada. Son m¨¢s fuertes y hacen lo que quieren. Abu Mazen es el mejor de lo malo pero no tendr¨¢ capacidad para hacer nada. Mi deseo es que se acabe la corrupci¨®n". ?Era corrupto Arafat? Se mesa el cabello y exclama: "El padrino y Abu Mazen, lo mismo". ?Qu¨¦ opina de que los presos no tuvieran derecho de voto? Mira a su interlocutor y dice: "Si les han privado de su vida y del futuro, ?qu¨¦ esperaban?". Desaprueba la lucha armada y critica la descoordinaci¨®n entre los grupos palestinos. "Las acciones contra civiles nos han da?ado; nos llaman terroristas como si fu¨¦ramos el ocupante y no el ocupado".
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