So?ar con ser una vaca europea
Representantes, religiosos o no, de pa¨ªses menos desarrollados, especialmente isl¨¢micos, son los que m¨¢s han insisto en el Foro Econ¨®mico Mundial de Davos en que el consumo no basta para lograr la felicidad de los individuos, y que ¨¦sta se puede lograr sin consumo adicional, aunque, claro, en materia de felicidad o tristeza, la del 5% m¨¢s rico no es igual que la del 25% m¨¢s pobre. Es otra forma de decir que el crecimiento econ¨®mico no se debe producir a cualquier precio. Pero a la vez, como indic¨® un ministro egipcio, muchos en los pa¨ªses pobres sue?an con ser una vaca europea: dos euros al d¨ªa de subvenci¨®n -uno de cada cinco habitantes de la Tierra malvive con la mitad-, comida y alojamiento. El Di¨¢logo Occidente-Islam entre 100 (el C-100) personas que va produciendo con ocasi¨®n del Foro de Davos, produce este tipo de contrastes. Y al cabo cuando no se tiene casi nada se aspira a consumir un m¨ªnimo. Esta globalizaci¨®n ya no es americanizaci¨®n ni occidentalizaci¨®n. China e India est¨¢n negociando un acuerdo para aumentar el libre comercio entre ambas, algo que hubiera resultado ins¨®lito hace tan s¨®lo unos a?os. Pero la globalizaci¨®n est¨¢ basada en el consumo como elemento esencial, para los individuos, las empresas, las organizaciones y los Estados.
La forma de enfocar algunas cuestiones cruciales var¨ªa, y afecta al sentido de la democracia. Por ejemplo, la democracia, o el papel de la religi¨®n. Lo que se llama "separaci¨®n iglesia-Estado no tiene cabida en el islam", seg¨²n Mowaffak Al Rubaie, asesor de seguridad nacional en Irak y probablemente llamado pasado ma?ana a ser ministro en el Gobierno de transici¨®n que salga de las urnas, para el cual el t¨¦rmino de Estado "secular" equivale a antirreligioso en su cultura, por lo que prefiere usar hablar de "civil" y de un papel "asesor" pero no "supervisor" para la religi¨®n. Pero al cabo de la calle est¨¢ la cuesti¨®n de la pobreza, en una globalizaci¨®n que est¨¢ teniendo ¨¦xito, pero que ha dejado a 1.200 millones de personas en una situaci¨®n peor que precaria. A la vez por moralidad y ego¨ªsmo, Chirac y otros hablaron de la necesidad de incorporar a esos perdedores u olvidados, en particular la castigada ?frica, para "salvar la globalizaci¨®n".
En este 2005 se abre una ventana de oportunidad que si se deja escapar quiz¨¢s no vuelva a presentarse en mucho tiempo para invertir esa tendencia y generar una agenda ya no tanto de objetivos sino de medios para lograrlo. De las reuniones del Grupo de los Ocho en julio, de la Cumbre para revisar los objetivos del Milenio de la ONU en septiembre y de la reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio en Hong Kong en diciembre para intentar desbloquear la liberalizaci¨®n comercial, ¨¦sta puede ser la m¨¢s importante. Pues, aunque no cabe escudarse en ello para no aumentar la ayuda de forma sustancial y r¨¢pida, que los pa¨ªses subdesarrollados tengan acceso a los mercados de los pa¨ªses ricos es el mejor instrumento, como recordaron Schr?der, Mbeki u otros. Seg¨²n la ONG Oxfam, un aumento de 1% de las exportaciones de ?frica (tr¨¢gicamente importadora neta de alimentos) equivale a toda la ayuda directa o a trav¨¦s de condonaciones de deuda que recibe el continente. "25.000 familias de algodoneros en EE UU no deber¨ªan prevalecer sobre 10 millones de algodoneros en ?frica", es un lamento a menudo escuchado. Lo que se requiere es que el mundo desarrollado, en este caso esencialmente Europa, Estados Unidos y otros pa¨ªses ricos, vayan eliminando sus subvenciones agr¨ªcolas -300.000 millones de d¨®lares al a?o-, lo que pol¨ªticamente no es nada f¨¢cil. Los consumidores europeos ganar¨ªan con ello. Pero, sobre todo, el d¨ªa en el que los m¨¢s pobres de la Tierra dejen de so?ar con ser una vaca europea, mucho se habr¨¢ avanzado. Pues querr¨¢ decir que ser vaca en Europa habr¨¢ dejado de ser un chollo (al menos para su propietario), lo que contribuir¨¢ a que la condici¨®n humana recupere dignidad. aortega@elpais.es
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