Ingobernable Bolivia
Bolivia se desliza hacia una preocupante ingobernabilidad en alas de continuas reivindicaciones y protestas populares. En el paup¨¦rrimo pa¨ªs andino, ocho millones de habitantes en una superficie que dobla la espa?ola, las tendencias centr¨ªfugas se multiplican sin que el Gobierno del presidente Carlos Mesa, asediado por la izquierda y la derecha y progresivamente d¨¦bil e irrelevante, sea capaz de poner orden.
El ¨²ltimo y m¨¢s significativo episodio tiene por escenario la ciudad de Santa Cruz, la mayor y m¨¢s desarrollada del pa¨ªs, donde la subida de los precios del combustible ha sido el pretexto para el inicio de una insurrecci¨®n pac¨ªfica de car¨¢cter autonomista, largamente incubada, que tras semanas de huelgas y bloqueos ha forzado ya al Gobierno a dejar en manos de los propios santacruce?os la elecci¨®n de sus gobernantes regionales. Lo que visto desde una sociedad democr¨¢tica y articulada pol¨ªticamente podr¨ªa parecer elemental, no lo es en el caso boliviano. Con un Estado d¨¦bil, unas diferencias sociales formidables que disparan la ira de los desheredados y unos partidos pol¨ªticos desacreditados, cada vez es menos lo que separa a Bolivia del desgobierno.
La deriva secesionista de Santa Cruz est¨¢ impulsada por su ¨¦lite promercadista, que acusa al presidente Mesa -que lleg¨® al cargo en 2003, tras la ca¨ªda de S¨¢nchez de Lozada a ra¨ªz de una sangrienta revuelta popular- de arruinar la precaria econom¨ªa del pa¨ªs. La regi¨®n es la bolsa de prosperidad relativa del pa¨ªs andino, al que aporta la tercera parte del PIB. En el lado opuesto, las presiones sobre el Gobierno de las organizaciones ind¨ªgenas m¨¢s combativas han forzado a La Paz a dar marcha atr¨¢s en contratos privatizadores en el suministro de agua e intentan forzar la renacionalizaci¨®n de sectores clave como el energ¨¦tico. L¨ªderes como Felipe Quispe amenazan con el autogobierno en Potos¨ª, y oportunistas como el jefe cocalero Evo Morales se dicen dispuestos a ocupar la presidencia.
La creciente inestabilidad de Bolivia, donde mantienen fuertes inversiones empresas punteras espa?olas, es vista con inquietud desde el fronterizo Brasil hasta EE UU, impulsor de una alianza antidroga con el Gobierno de Mesa. Washington teme sobre todo que este r¨ªo revuelto acabe aupando a posiciones de poder a alguno de los jefes ind¨ªgenas radicales. Pero lo cierto es que sin profundas reformas parece insostenible la situaci¨®n de una de las naciones m¨¢s pobres del continente, de reciente historia turbulenta y donde una ¨¦lite de ascendencia europea sigue controlando sus recursos naturales -petr¨®leo, gas, minerales- mientras la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n -aymaras y quechuas- sobrevive con salarios de 50 o 60 euros mensuales.
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