Respuesta a Glucksmann
El se?or Glucksmann reapareci¨® en las p¨¢ginas de EL PA?S con el comentario "Putin y la revoluci¨®n permanente". Como el peri¨®dico hab¨ªa brindado a nuestra agencia una vez la oportunidad de contestar a este autor apasionado pero cuestionable, espero que la paridad tambi¨¦n se observe en esta ocasi¨®n.
Lo ¨²nico que me gustar¨ªa precisar de entrada es que a m¨ª tambi¨¦n me horrorizan las ruinas de Grozny que vi por mis propios ojos. Pero no ha sido Putin, contrariamente a lo que Glucksmann afirma, quien redujo a escombros la capital de Chechenia, sino Yeltsin, cuyo democratismo no es cuestionado por el autor. Lo que se hace ahora bajo la presidencia de Putin es el restablecimiento de la ciudad, dicho sea de paso.
Pero pasemos a lo esencial, a la revoluci¨®n permanente, a Ucrania y a la libertad de palabra, que son precisamente los temas m¨¢s enfocados por el se?or Glucksmann.
Cualquier revoluci¨®n, sea roja o democr¨¢tica, nunca es permanente. Ya al d¨ªa siguiente de la fiesta vienen las personas que se ponen a reparar los muebles destrozados por revolucionarios fervorosos.
Lo primero que hizo el se?or Y¨²shenko, por cierto, fue cambiar la corbata naranja por otra, ordinaria, aludiendo as¨ª a que el tiempo de la euforia revolucionaria ha tocado fondo y es hora de volver a las faenas y a la vida normales. En eso, por lo menos, el nuevo presidente de Ucrania se aproxima m¨¢s a Putin que a un revolucionario permanente como Glucksmann.
El pecado mayor que se le imputa a Putin es, probablemente, la "opresi¨®n contra los medios". Sin embargo, si miramos lo que ha salido a lo largo de la ¨²ltima semana en todas las cadenas de televisi¨®n rusas -y es precisamente de esta fuente de donde la prensa internacional saca la informaci¨®n, por el mero hecho de no tener capacidad t¨¦cnica para cubrir el inmenso territorio de Rusia-, veremos una sucesi¨®n de reportajes sobre las protestas masivas de ancianos indignados con el Gobierno, el cual suplant¨® los privilegios habituales desde los tiempos sovi¨¦ticos por compensaciones monetarias. Es decir, el problema m¨¢s importante y extremadamente sensible para el pa¨ªs se debate abiertamente, en cada hogar, y con duras cr¨ªticas hacia la actuaci¨®n del Gabinete reformista y los errores por ¨¦l cometidos.
La diferencia entre Putin, empe?ado en llevar a cabo una reforma econ¨®mica liberal en Rusia, y el se?or Glucksmann consiste en que aqu¨¦l se dedica a la ardua tarea de reparar un pa¨ªs destruido por los bolcheviques, primero, y por los "dem¨®cratas revolucionarios", despu¨¦s, mientras que ¨¦ste, como ciudadano del mundo libre, s¨®lo est¨¢ dispuesto a seguir destrozando permanentemente los muebles. Que los lectores de EL PA?S decidan cu¨¢l de ellos dos se parece m¨¢s a un "hombre ilustrado", seg¨²n la expresi¨®n del se?or Glucksmann.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.