G-7, qu¨¦ despilfarro
Ya s¨¦ que abonaste un euro de m¨¢s a la agencia que se encarg¨® de reservarte el billete de avi¨®n de Madrid a Atenas: as¨ª pretend¨ªas sacarle un cuerpo de ventaja a Jean-Claude Juncker, presidente de turno de la UE, es decir, anticip¨¢ndote en pagar un probable impuesto de solidaridad, apenas insinuado, para el desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s expoliados. Y s¨¦ tambi¨¦n que, casi de inmediato, te sentiste avergonzado, por ti mismo y por la mezquindad de tantos. El hecho de que haya un club de privilegiados, que se permiten decidir impunemente qui¨¦n se va a revolcar en la m¨¢s absoluta porquer¨ªa, y qui¨¦n no, te parece un desprop¨®sito, una vileza, un abuso, una injusticia y, en fin, una situaci¨®n intolerable y fatal para muchos pueblos sometidos, saqueados y exterminados, por una hambruna, unas epidemias y unas carencias, que se cuecen y disimulan, en la penumbra de los cuartos de armas y de las cajas fuertes de los bancos. No hay que dar demasiadas explicaciones: son territorios sin recursos, a los que ya explotaron, en su momento, y bajo las banderas de las m¨¢s perversas civilizaciones; territorios habitados por gentes que no conocen la higiene, y son indolentes, gallofos y r¨²sticos. Los cortesanos, los arist¨®cratas, los burgueses, los poderosos mueren siempre erguidos, dignos y v¨ªctimas del salvajismo, de la brutalidad popular, de las crueles y sangrientas revoluciones sociales. Los indigentes, los despose¨ªdos, los proletarios, son v¨ªctimas de su propia promiscuidad y holgazaner¨ªa, y se pudren de sida, de malaria, de hambre, de mazmorra, de garrote vil y de cat¨¢strofes naturales. Hay quien asegura que todo estaba escrito de antiguo, aunque con algunos renglones torcidos. Y hay quien lo manda creer, y quien lo cree, sin rechistar y con muchas genuflexiones. En muy contadas ocasiones, los socios del G-7 se ponen generosos y clementes, y anuncian que ya ver¨¢n qu¨¦ hacen con lo de condonar la deuda de los 27 pa¨ªses m¨¢s pobres. Pero que de impulsar el desarrollo, de eso ni hablar. Pescado, s¨ª. Pero, ?la ca?a? La ca?a es para golpearles las espaldas, para bald¨¢rselas como cada d¨ªa. Si ser¨¢n.
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