Los otros 'erasmus'
M¨¢s de 1.000 alumnos extranjeros no comunitarios estudian en universidades valencianas
Comparten con los erasmus su condici¨®n de extranjeros y poco m¨¢s. Las historias de los m¨¢s de 1.000 alumnos de pa¨ªses no comunitarios matriculados en universidades valencianas son tan diversas como sus nacionalidades. Pero tienen rasgos en com¨²n. Uno es el trabajo, una actividad que muchos realizan para costearse los estudios. Otro es su situaci¨®n legal. La mayor¨ªa posee una tarjeta de estudiantes que deben renovar anualmente. Y que no les permite acumular a?os de residencia de cara a una futura regularizaci¨®n. No son historias tristes. M¨¢s bien complicadas.
- Zhou Xiaojing (China)
Xiaojing lleva casi cinco a?os en Espa?a. Cuando lleg¨®, sola, con 18, sab¨ªa cuatro palabras de espa?ol. Hoy habla un castellano m¨¢s que correcto, estudia segundo de Empresariales en la Universidad de Alicante, tiene novio y dos trabajos. Mientras conversa por tel¨¦fono, se escuchan, de fondo, di¨¢logos en chino. Xiaojing aclara que provienen de un DVD.
Xiaojing no hab¨ªa salido de su pa¨ªs antes de volar a Espa?a. Viv¨ªa en Changsa, provincia de Hunan, en el centro de China, cuando se enter¨® de un programa de intercambio ofrecido por el Centro de Estudios Orientales de la Universidad de Alicante. Estudi¨® idiomas y fue entrevistada en la embajada de Espa?a en Pek¨ªn. "Si no sab¨ªas ni espa?ol ni ingl¨¦s, no te dejaban salir de China".
Lleg¨® con la selectividad aprobada. Pronto, sin embargo, descubri¨® el largo camino de la convalidaci¨®n. Le dijeron que tardar¨ªa al menos un a?o.
"Y no pod¨ªa estar aqu¨ª sin hacer nada". As¨ª que se matricul¨® en un curso de castellano. Seis meses. Y luego en el m¨®dulo de formaci¨®n profesional de Administraci¨®n y Finanzas. Dos a?os. De ah¨ª, a la facultad.
El padre de Xiaojing es funcionario. Su madre est¨¢ jubilada. Necesita unos 400 euros al mes para vivir en Alicante, y va "justa". No ha conseguido ning¨²n tipo de beca. La familia le env¨ªa dinero todos los meses, "de los ahorros". Los fines de semana trabaja en un restaurante chino, y siempre que puede como int¨¦rprete. Sus compatriotas la contratan para que les ayude a pedir los permisos para montar un negocio. Y los empresarios alicantinos la contratan para poder entenderse con los clientes que vienen de China.
A Xiaojing le gusta la filosof¨ªa con la que sus compa?eros afrontan los ex¨¢menes. "Aqu¨ª, si alguien saca un cinco, y eso era lo que esperaba sacar, se queda contento. En China todo es comparado. Si sacas un cinco y otro saca un siete, eres lo peor. Aunque en principio te conformaras con eso". "Aqu¨ª" est¨¢ m¨¢s tranquila, dice, "sin los padres preguntando todos los d¨ªas por las notas".
Xiaojing est¨¢ contenta en Espa?a. Espera acabar la carrera r¨¢pido y encontrar un trabajo que le guste. Desde que sali¨® ha vuelto dos veces a China. "Es complicado, porque cuando puedo ir, en verano, la tarjeta de estudiante est¨¢ a punto de caducar".
- Mohamed Chekrad (Marruecos)
Mohamed Chekrad echa por tierra cualquiera de los t¨®picos que corren sobre los marroqu¨ªes. Parece un intelectual y seguramente los es. Tiene 30 a?os y lleva cinco en Valencia. Le queda poco para acabar el doctorado en Derecho Constitucional en la Universitat de Val¨¨ncia. Un trabajo que comenz¨® comparando las garant¨ªas electorales de Espa?a y Marruecos. "Para conocer lo que se hace en Espa?a y para dar a conocer lo que hay en Marruecos".
Y que culminar¨¢ con Marruecos y las exigencias democr¨¢ticas de la Uni¨®n Europea. En ¨¦l recoger¨¢ "las reformas que deben hacerse en Marruecos para adaptarse a los est¨¢ndares europeos. Para que si ma?ana Marruecos puede tener un estatus de asociaci¨®n, o algo parecido a la adhesi¨®n a la UE, como Turqu¨ªa, saber qu¨¦ cosas tienen que cambiar".
Chekrad cursa el doctorado y ha escrito en Espa?a un libro de poes¨ªa. Pero se le podr¨ªa describir como un hombre de acci¨®n. Los dos primeros a?os, sin becas, trabaj¨® para mantenerse. "Un poco de todo. En la naranja, en la agricultura".
Conocer el mundo laboral de muchos emigrados le sirvi¨® adem¨¢s para conventirse en un "inmigrante socialmente comprometido". "Para muchos estudiantes es dif¨ªcil volver a estudiar cuando ya est¨¢n trabajando. Pero a m¨ª me sirvi¨® mucho. Para conocer la realidad, para mi formaci¨®n no s¨®lo acad¨¦mica, sino personal. Y para tener ganas de cumplir mis objetivos".
Estuvo en ONG, como Valencia Acoge. Su ¨²ltimo trabajo ha sido formar a mediadores interculturales en el Ayuntamiento de Torrent. Y dice que una de las mejores experiencias que ha vivido en Espa?a ha sido ir a colegios y hablar de su cultura.
Mohamed Chekrad tiene "esperanzas" de que Marruecos sea, dentro de una d¨¦cada, un pa¨ªs desarrollado y democr¨¢tico. En el que la gente no tenga que tener que coger pateras para morir en el mar". Tiene claro que cuando acabe de estudiar volver¨¢ a Rabat. "El retorno es nuestra responsabilidad. Debemos aportar a nuestro pa¨ªs lo que aprendemos".
- Ramad¨¢n (Palestina)
Se identifica s¨®lo como Ramad¨¢n y cuesta entender realmente de d¨®nde viene. Es palestino pero naci¨® en Libia. Su familia, natural de un pueblo al norte de la Franja de Gaza, en lo que hoy es Israel, se vio sorprendida por la guerra de 1967 en Egipto. Su padre trabaja all¨ª porque la franja estaba por entonces bajo control egipcio. "Eran como un solo pa¨ªs". La familia estricta se traslad¨® a Libia, donde naci¨® Ramad¨¢n. La familia en sentido amplio qued¨® disgregada por varios pa¨ªses, y Ramad¨¢n se convirti¨® en uno de los millones de palestinos que tienen prohibido entrar en Palestina.
Tiene 30 a?os y lleg¨® a Valencia con 26, con una beca de la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional, para cursar un doctorado en Matem¨¢ticas en la Universidad Polit¨¦cnica.
Ramad¨¢n no tiene DNI, ni pasaporte. Su ¨²nico documento es "un permiso egipcio para refugiados pol¨ªticos". En los ayuntamientos de los pueblos valencianos le registran como ap¨¢trida, porque Palestina no est¨¢ en la base de datos. "Eso tiene ventajas", dice: "pueden darte un permiso de trabajo". Pero cuando lo solicit¨® el Estado le respondi¨® que ten¨ªa una nacionalidad reconocida.
Desde hace m¨¢s de un a?o no tiene beca, y le exigen por tanto que contrate un seguro m¨¦dico privado. "Pero sin poder trabajar es dif¨ªcil tener ingresos".
Ramad¨¢n apenas se inmuta. "?Qu¨¦ van a hacer? ?Deportarme a palestina? Ojal¨¢", dice sonriendo. Visit¨® por ¨²ltima vez su pa¨ªs en 1985.
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