Rusia y el antisemitismo
El antisemitismo ha existido y sigue existiendo en todos los pa¨ªses cristianos. En Estados Unidos, por ejemplo, hay clubes, bancos o incluso hoteles que no admiten jud¨ªos. Pese a todo, la comunidad jud¨ªa no se siente molesta por estos hechos y nunca habla de ellos. En Europa es m¨¢s complicado, como demuestra el esc¨¢ndalo que ha armado Israel por el supuesto antisemitismo en Francia. Pero, parad¨®jicamente, es la URSS, pa¨ªs que salv¨® al mayor n¨²mero de jud¨ªos y donde no hubo ni un ¨¢pice de antisemitismo durante la guerra, la que recibe los mayores reproches. Como testigo de aquella ¨¦poca, me gustar¨ªa hacer ciertas puntualizaciones.
Al ser sorprendido o al no disponer de fuerzas suficientes para impedir el avance r¨¢pido del ej¨¦rcito alem¨¢n a partir del 22 de junio de 1941, el Ej¨¦rcito Rojo dej¨® un gran espacio en Ucrania, en Bielorrusia e incluso en Rusia. La Wehrmacht realizaba saqueos a gran escala y mataba a jud¨ªos. Estos hechos son de dominio p¨²blico y nadie, que yo sepa, trata de negar esta tragedia. Ilya Ehrenbourg y Vassili Grossman fueron las voces oficiales m¨¢s conocidas de la lucha contra la invasi¨®n alemana, pero periodistas jud¨ªos menos conocidos tambi¨¦n participaron activamente en ella. Adem¨¢s, un a?o antes de la invasi¨®n alemana, la NKDV deport¨® a Siberia a un gran n¨²mero de polacos, incluidos jud¨ªos de Ucrania y Bielorrusia occidentales que, nada m¨¢s iniciarse la guerra, fueron puestos en libertad. Algunos de ellos pudieron enrolarse en el ej¨¦rcito polaco del general Anders, que abandon¨® la URSS un a?o despu¨¦s para combatir en Oriente Pr¨®ximo. Los que se quedaron en la URSS formaron, m¨¢s tarde, el armaz¨®n de la Administraci¨®n del nuevo Estado de Israel. Por otro lado, la URSS cre¨® al comienzo de la guerra el Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo (CAF) para facilitar la aparici¨®n de un movimiento de opini¨®n favorable al Ej¨¦rcito Rojo en Estados Unidos, pa¨ªs que, hasta diciembre de 1942, permaneci¨® neutral.
Estos son los hechos. Tras la guerra y la formaci¨®n de la ONU, el Gobierno sovi¨¦tico luch¨® muy activamente para que se crease el Estado jud¨ªo en Palestina y uno de sus sat¨¦lites -Checoslovaquia- proporcion¨® las armas a la resistencia anti-inglesa de los jud¨ªos. Al haber perdido durante la guerra a m¨¢s de 20 millones de ciudadanos, la URSS no pod¨ªa -o no quer¨ªa- crear un gran revuelo con el asesinato de los jud¨ªos sovi¨¦ticos. Esto no chocaba a la opini¨®n p¨²blica occidental y no imped¨ªa al Gobierno de Israel elogiar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con motivo de todos los aniversarios de la Victoria. "El pueblo jud¨ªo nunca olvidar¨¢ el papel decisivo de la URSS en la derrota de la Alemania nazi", se le¨ªa en esos mensajes. M¨¢s tarde, en el oto?o de 1948, la primera embajadora de Israel, Golda Meir, lleg¨® a Mosc¨² y un importante gent¨ªo -entre 20.000 y 50.000 personas- acudi¨® a darle la bienvenida. Se trataba de la primera manifestaci¨®n p¨²blica espont¨¢nea que pill¨® por sorpresa al r¨¦gimen. Stalin tuvo que darse cuenta de que un gran n¨²mero de jud¨ªos ten¨ªa m¨¢s simpat¨ªa por Israel que por su propia patria. ?Era Stalin antisemita? Hay toda una literatura al respecto en Occidente, pero resulta dif¨ªcil sacar alguna conclusi¨®n. Uno de los hijos de Stalin, al igual que su hija, se casaron con jud¨ªos, lo que no es lo habitual en las familias antisemitas. Un amigo georgiano, Bor¨ªs Kurachvili, se ri¨® de m¨ª cuando le plante¨¦ la pregunta. "En ning¨²n libro de Stalin", me dijo, "encontrar¨¢s una palabra cr¨ªtica contra los jud¨ªos ni difamaciones contra el juda¨ªsmo como fe".
La guerra fr¨ªa estaba en su apogeo y el Gobierno sovi¨¦tico deb¨ªa resaltar su oposici¨®n a los "malos patriotas", a los que tach¨® de "cosmopolitismo". Al mismo tiempo, en Minsk, el genial actor jud¨ªo Salomon Mijoels fue v¨ªctima de un accidente de autom¨®vil sobre el que muchos jud¨ªos tuvieron serias dudas. A finales de 1948, el Comit¨¦ Antifascista Jud¨ªo, del que fue presidente, fue disuelto, al no tener ya ninguna raz¨®n de ser. El punto culminante de la campa?a contra los "cosmopolitas" se alcanz¨® a finales de 1952, cuando ocho profesores de medicina, jud¨ªos, fueron detenidos y acusados de haber perjudicado la salud de algunos dirigentes del pa¨ªs. "Esta conjura de las batas blancas" hizo correr r¨ªos de tinta fuera de las fronteras de la URSS. Pero inmediatamente despu¨¦s de la muerte de Stalin, en marzo de 1953, todos los inculpados fueron liberados y rehabilitados.
Tras el breve paso por el poder de Nikita Jruschov, Leonid Br¨¦znev fue responsable de la ley no escrita sobre la limitaci¨®n de las plazas para los estudiantes jud¨ªos en algunas facultades de ciencias. Supuso un nuevo esc¨¢ndalo y, en esta ocasi¨®n, cierto n¨²mero de jud¨ªos solicit¨® abandonar el pa¨ªs. El Gobierno se lo prohibi¨®, de ah¨ª que recibieran el nombre de refusniki. En Washington, el Gobierno de Estados Unidos tom¨® medidas de boicot econ¨®mico y prohibi¨® las exportaciones de algunas tecnolog¨ªas hacia la URSS. Esta ley permaneci¨® en vigor pese a que la emigraci¨®n de jud¨ªos sovi¨¦ticos se hiciera ya libremente y m¨¢s hacia Estados Unidos que hacia Israel.
De todo ello se deriva claramente que situar en el mismo plano a la Alemania nazi y a la URSS acusando a ambas de antisemitismo es absurdo. Ning¨²n pa¨ªs tuvo tantos oficiales jud¨ªos en su ej¨¦rcito como el sovi¨¦tico, ni dio tantas facilidades a los jud¨ªos durante la guerra. Es cierto que, con la campa?a contra el "cosmopolitismo", a partir de 1948 se establecieron restricciones al acceso de los jud¨ªos a la educaci¨®n superior, pero sus consecuencias fueron m¨ªnimas, como demuestra el n¨²mero de acad¨¦micos y de profesores de origen jud¨ªo. Por otro lado, los contactos de los jud¨ªos rusos y ucranios con sus correligionarios en Estados Unidos facilitaron en gran medida la aparici¨®n de oligarcas de origen jud¨ªo en estos pa¨ªses.
Vlad¨ªmir Putin, que no es santo de mi devoci¨®n, acudi¨® a la ceremonia conmemorativa de Auschwitz acompa?ado por los veteranos del ej¨¦rcito sovi¨¦tico que liberaron este campo y algunos antiguos prisioneros del mismo. En su discurso habl¨® de muchas cosas, pero no pronunci¨® las palabras Shoa u Holocausto. ?Hay que reproch¨¢rselo? Rusia conoce en estos momentos una fuerte oleada de xenofobia, dirigida sobre todo contra los chechenos y el conjunto de caucasianos, pero que, naturalmente, se ve acompa?ada algunas veces de un antisemitismo agresivo. As¨ª, en una carta abierta, algunos editores, pol¨ªticos de tendencia nacionalista, han exigido que se proh¨ªban todas la organizaciones jud¨ªas. Putin seguramente no les dar¨¢ la raz¨®n. Pero la inestabilidad de la situaci¨®n rusa puede llevar al poder a personas menos "liberales" que los actuales dirigentes y entonces el problema del antisemitismo, desconocido en Rusia desde 1917, corre el riesgo de estallar.
K. S. Karol es periodista franc¨¦s especializado en cuestiones del Este.
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