Un mill¨®n de personas sin rostro
El Gobierno espa?ol inici¨® la semana pasada la mayor regularizaci¨®n de inmigrantes indocumentados de su historia. Los irregulares tienen hasta el 7 de mayo para legalizarse. Despu¨¦s, se agudizar¨¢ el control de trabajo ilegal y se endurecer¨¢n las medidas de castigo para quienes empleen a sin papeles. Para este proceso, Espa?a ha habilitado 160 oficinas. Las exigencias a las que deben responder los inmigrantes han sido acordadas tras largas negociaciones entre el Gobierno, empresarios y sindicatos. Los expertos calculan que entre 500.000 y un mill¨®n de personas, muchas procedentes de Marruecos y otros pa¨ªses africanos, podr¨¢n tramitar su documentaci¨®n.
En Holanda, donde los cultivos de esp¨¢rragos no pueden ser sembrados a tiempo y la cosecha de fresas no sale adelante sin la ayuda de indocumentados, nuestra ministra de Asuntos para Extranjeros e Integraci¨®n ve lo que ocurre en Espa?a con manifiesta desaprobaci¨®n. Rita Verdonk ha hecho saber que est¨¢ muy contrariada por la regularizaci¨®n de extranjeros en Espa?a. Ella preferir¨ªa que no se cosechen los esp¨¢rragos y que se pierda la cosecha de fresas antes que permitir que se legalice la situaci¨®n de un turco o un marroqu¨ª. Los sin papeles son s¨®lo bienvenidos en el pa¨ªs de Verdonk (se calcula que hay unos 250.000) si se comportan de manera tan imperceptible como hasta ahora lo hab¨ªan hecho sus antecesores.
Es notable el hecho de que la regularizaci¨®n tenga lugar precisamente en Espa?a, donde hace casi un a?o 191 ciudadanos perecieron en el atentado m¨¢s sangriento en la historia de Espa?a y de la UE, obra de un grupo de islamistas. Pese a ello, la multicultural Espa?a es capaz de mantener su tolerancia frente a los otros.
La reacci¨®n de Verdonk ilustra nuestra pobre capacidad de aceptaci¨®n de quienes son diferentes y env¨ªa de una vez por todas al mundo de las f¨¢bulas la imagen de Holanda como pa¨ªs progresista y tolerante. No me refiero al pueblo holand¨¦s, sino a una generaci¨®n de pol¨ªticos partidaria de un peligroso populismo que con su actitud y declaraciones agrandan a¨²n m¨¢s la ya preocupante brecha entre musulmanes y no musulmanes en Holanda. La decisi¨®n de Espa?a demuestra un gran pragmatismo, a pesar de la feroz cr¨ªtica de nuestros pol¨ªticos. Es una medida beneficiosa para la seguridad de Espa?a, de Holanda y la UE. En Espa?a viven un mill¨®n de personas sin rostro, a menudo en situaciones indignas y fuera del control de las autoridades. La regularizaci¨®n ofrece instrumentos para separar la ciza?a del grano. Quien no tenga nada que temer, saldr¨¢ a la luz.
Tras los atentados de marzo de 2004 en Madrid se constat¨® un peligroso c¨®ctel entre sus autores de ilegalidad, delincuencia y fanatismo. Los espa?oles se han fijado como prioridad registrar a quienes viven y trabajan dentro de sus fronteras. Holanda puede sacar provecho de esto. Muchos de nuestros indocumentados entraron en Europa a trav¨¦s de Espa?a. Pero en Holanda seguimos sin saber qui¨¦nes viven en las sombras. Por lo tanto, el pragm¨¢tico y estrat¨¦gico enfoque espa?ol no merece la cr¨ªtica de Verdonk. Deber¨ªa ser un ejemplo. En lugar de alimentar el temor hacia el islam y medir a todos los extranjeros con el mismo patr¨®n, los pol¨ªticos holandeses deber¨ªan separar los lobos de las ovejas y dar de esa manera una clara se?al a los radicales de que sus d¨ªas en la sombra est¨¢n contados.
Ali Lazrak es diputado holand¨¦s
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