Tras el ¨¦xito de 'Los chicos del coro' est¨¢ la coral de Saint Marc
Los ni?os que prestaron sus voces al filme se presentan en Par¨ªs
Ocho millones y medio de espectadores, m¨¢s de dos millones de DVD vendidos, un mill¨®n y medio de discos... Son cifras que dan v¨¦rtigo, m¨¢xime si se tiene en cuenta que se refieren s¨®lo a Francia, pues Los chicos del coro es tambi¨¦n un gran ¨¦xito en Taiwan o en Corea, en Espa?a y en Italia, y todo ello a la espera de lo que pueda ocurrir en la carrera de los oscars, donde el filme es candidato al premio a la mejor pel¨ªcula extranjera. Detr¨¢s del ¨¦xito inesperado est¨¢ un coro, el de Saint Marc, en Ly¨®n, y su director, Nicolas Porte. El coro actu¨® el mi¨¦rcoles por la noche en Par¨ªs con un lleno total.
"La coral existe desde el a?o 1986", explica Porte. "No fue creada para la pel¨ªcula, sino que fue una de las m¨¢s de 200 corales infantiles que presentaron un dossier respondiendo a un anuncio de la productora cinematogr¨¢fica". Poco tiempo despu¨¦s, la coral recib¨ªa la visita de Christophe Barratier, futuro director del filme, y de Bruno Coulais, compositor. "Buscaban un grupo capaz de cantar con sencillez y emoci¨®n. Se trataba de utilizar sus voces para elaborar el play-back sobre el que iban a simular cantar los peque?os actores, pero Barratier descubri¨® a Jean-Baptiste Meunier, uno de nuestros solistas, y enseguida pens¨® que ¨¦l pod¨ªa ser Morange, el protagonista".
El ¨¦xito del filme y de los discos ha hecho replantearse muchas cosas a la coral Saint Marc. "Ahora disponemos de mucho m¨¢s dinero, y eso se ha traducido en tener m¨¢s alumnos y m¨¢s profesores, en poder organizar mejor las giras y el trabajo de todos. Hoy -el pasado mi¨¦rcoles-, por ejemplo, aqu¨ª a Par¨ªs he venido con un grupo de 25 cantores, cuando somos 60. Los otros intervendr¨¢n en el siguiente concierto. Hay que compaginar los recitales con los estudios, aprovechar las vacaciones, no fatigar a los ni?os". El r¨¦gimen actual que siguen en Saint Marc es de ocho horas de m¨²sica semanales, las necesarias para aprender t¨¦cnica vocal, solfeo y un repertorio amplio.
Para Jacques Perrin, el actor y productor, "la pel¨ªcula ha tenido tanto ¨¦xito porque habla de la infancia, de todas las infancias, es decir, de unos temores que todos hemos pasado: el de ser abandonados, maltratados, no alcanzar nuestros objetivos, y el de la separaci¨®n". Perrin, adem¨¢s, estuvo en un internado entre 1948 y 1950, y eso le hizo especialmente sensible a la propuesta de rodar una nueva versi¨®n de La jaula de los ruise?ores, una cinta de Jean Dreville de 1945. "La ventaja de un proyecto de ese tipo es que no te comparas con un cl¨¢sico intocable, con una obra maestra que nadie quiere que se la modifiquen, sino con una historia que tiene muchos elementos que siguen siendo de actualidad".
Los cantantes llegaron a la sala donde estaba prevista su actuaci¨®n tres horas antes, en autocar. En el vestuario encuentran naranjada y algunas golosinas. El trato sigue siendo el mismo de antes. "A quien se le sube el triunfo a la cabeza, primero le privamos de conciertos y, luego, si no entiende que ¨¦ste es un trabajo colectivo, le mostramos la puerta de salida", dice Nicolas Porte.
El cineasta Barratier tiene estudios musicales en el Conservatorio de Par¨ªs. "Eso facilit¨® mucho las cosas", reconoce Porte, "pues sab¨ªa lo que quer¨ªa y la dificultad de obtenerlo. Yo estuve durante todo el rodaje como consejero de G¨¦rard Jugnot, el actor que da vida a Climent Mathieu, el vigilante que se sirve de la m¨²sica para reconciliar a los alumnos con el mundo. Jugnot aprend¨ªa enseguida los gestos del director, encontraba el ritmo justo. En ese sentido, todo fue muy agradable". Barratier, que debutaba como director de largometrajes, no tiene el mismo recuerdo: "La primera semana fue un infierno. El primer d¨ªa descubr¨ª que me hab¨ªa equivocado en la elecci¨®n de uno de los actores y hubo que reemplazarlo, el segundo estall¨® el grupo electr¨®geno y nos quedamos sin luz, el tercero vivimos una tempestad de granizo como no se hab¨ªa producido en la regi¨®n en los ¨²ltimos 50 a?os y el cuarto d¨ªa se declar¨® la huelga de los intermitentes del espect¨¢culo. Llegu¨¦ al quinto d¨ªa sin un metro de pel¨ªcula v¨¢lido y esperando que llamaran de Par¨ªs para decir que el rodaje quedaba suspendido".
Hoy ya sabemos que los temores no se materializaron y que Perrin no se equivoc¨® en sus previsiones: "Me dije que si en Francia hay m¨¢s de tres millones de ni?os que se dedican a cantar en coros, era absurdo que ninguna pel¨ªcula reflejase ese inter¨¦s".
La dificultad de crecer
Para Jean-Baptiste Meunier, el ni?o protagonista del filme, el ¨¦xito tiene otra dimensi¨®n: "A¨²n hoy, despu¨¦s de un a?o del estreno, recibo m¨¢s de un centenar de cartas semanales. La mayor¨ªa son de chicas que me dicen que soy muy guapo. Al principio todo eso me resultaba muy extra?o, pero ahora ya no le doy importancia". Su director en el coro de Saint Marc, Nicolas Porte, estima que "a partir de ahora es cuando Meunier deber¨¢ plantearse su futuro, pues ¨¦ste es su ¨²ltimo a?o en la coral, ya que ha cumplido los quince. ?l quiere intentar emprender la carrera de actor, pero ha de tener en cuenta que su voz est¨¢ cambiando, que no podr¨¢ explotar mucho tiempo sus virtudes actuales". Porte conoce muy bien las dificultades de una gran parte de los "ni?os cantores" a la hora de crecer.
Babelia
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