La peor crisis econ¨®mica
En recesi¨®n desde 2002, la econom¨ªa portuguesa est¨¢ marcada por la falta de inversiones y demasiados gastos p¨²blicos
Portugal elige Gobierno el domingo en medio de la peor crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos 30 a?os. A problemas estructurales se suman el grave desequilibrio de las cuentas p¨²blicas y la apertura de los mercados mundiales a los productos de pa¨ªses como China, para cuya competencia no est¨¢ preparado el sector productivo luso.
La agon¨ªa portuguesa empez¨® en 2001, cuando los gastos del Estado se volvieron incontrolables. El d¨¦ficit se situ¨® en el 4,2% del PIB. Bruselas amenaz¨® con sanciones y el Gobierno del entonces primer ministro, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, adopt¨® una pol¨ªtica de austeridad financiera y un aumento de impuestos. La econom¨ªa, muy dependiente del Estado, se estanc¨® y la mala coyuntura internacional hizo el resto. Portugal entr¨® en recesi¨®n a finales de 2002 y s¨®lo en el primer trimestre de 2004 la econom¨ªa volvi¨® a crecer animada por la Eurocopa de f¨²tbol.
En tres a?os, el paro ha pasado de un 4,2% a un 7,1%, la tasa m¨¢s alta desde 1998
Sin embargo, las ¨²ltimas cifras vuelven a indicar un crecimiento menor en el final de 2004 y -lo que hace sonar todas las alarmas- la t¨ªmida recuperaci¨®n se hizo a costa, esencialmente, del consumo interno. Todos los analistas dicen que s¨®lo una recuperaci¨®n a trav¨¦s de las exportaciones ser¨ªa positiva, para evitar el colapso ocurrido hace cuatro a?os, cuando el enorme endeudamiento de las familias, del sistema financiero y del propio Estado impidi¨® reaccionar ante la desfavorable coyuntura internacional.
El problema, seg¨²n un estudio reciente de la asociaci¨®n c¨ªvica SEDES, formada por destacadas figuras de la sociedad portuguesa, es que no se han llevado a cabo reformas estructurales en los ¨²ltimos a?os, tanto en materia de consolidaci¨®n presupuestaria -pese a los esfuerzos de los Ejecutivos de Barroso, el d¨¦ficit real portugu¨¦s es de cerca del 5% del PIB- como de reconversi¨®n del agotado modelo competitivo luso, basado en los bajos salarios de una mano de obra poco cualificada. Portugal tiene los peores ¨ªndices de educaci¨®n y formaci¨®n de toda la Uni¨®n Europea (con la excepci¨®n de Malta) y la productividad es un 64% de la media de la UE. El pa¨ªs no logra atraer inversiones extranjeras. La industria es incapaz de colocar productos nuevos y competitivos en los mercados internacionales. Se suceden los cierres de f¨¢bricas, por quiebra o porque deciden trasladarse a otro pa¨ªs. En tres a?os, la tasa de paro pas¨® de un 4,2% a un 7,1%, la m¨¢s alta desde 1998.
Para atraer nuevas inversiones, Portugal necesita modernizarse. Y debe empezar por el propio aparato del Estado, uno de los mayores y m¨¢s ineficaces de Europa y de la OCDE. Hay demasiados funcionarios p¨²blicos -cerca de 730.000- y la Administraci¨®n es, tambi¨¦n, poco cualificada y, principalmente, mal organizada. Un informe del Ministerio de Hacienda, conocido hace pocas semanas, aseguraba que un 65,8% del trabajo desarrollado por la Administraci¨®n tiene como ¨²nico destinatario... la propia Administraci¨®n. S¨®lo un 20,6% de los servicios p¨²blicos se destinan al ciudadano. Duplicaci¨®n de tareas y falta de coordinaci¨®n son los grandes problemas. Los gastos con los funcionarios representan un 14% del PIB portugu¨¦s (la media europea es del 11%) y un 80% de los ingresos fiscales. Un monstruo que se alimenta a s¨ª mismo.
El combate a la evasi¨®n y al fraude fiscal es otra de las prioridades: las deudas en impuestos y seguridad social equivalen a un 11% del PIB, mientras se estima que la evasi¨®n fiscal tenga un valor igual al 6% del PIB.
El Partido Socialista, claro favorito en las elecciones, propone, en su programa electoral, un choque tecnol¨®gico -una apuesta por la cualificaci¨®n, innovaci¨®n y tecnolog¨ªa- como motor del crecimiento, que considera prioritario, por defender que ¨¦se es tambi¨¦n el camino para recuperar las cuentas p¨²blicas. El conservador Partido Social Dem¨®crata, en el poder, propone un choque de gesti¨®n, dando prioridad a la reforma del Estado y al aumento de la competitividad del pa¨ªs, abriendo la hip¨®tesis de una disminuci¨®n del impuesto sobre las empresas para atraer inversiones. Para el Banco de Portugal, la prioridad debe ser controlar el d¨¦ficit, para asegurar un crecimiento sostenible en el futuro. Para los analistas, Portugal vive un choque de realidad, tras las enormes expectativas creadas en la d¨¦cada de 1990, con el acceso f¨¢cil al cr¨¦dito bancario y la adhesi¨®n a la moneda ¨²nica. Para ¨¦stos, las propuestas de los dos partidos son igualmente prioritarias y se repiten los llamamientos a pactos de r¨¦gimen en cuestiones estructurales para que Portugal vuelva a converger con Europa.
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