?Qu¨¦ significa ser pro Europa?
Una de las caracter¨ªsticas del debate en Espa?a sobre los m¨¦ritos o dem¨¦ritos de la llamada Constituci¨®n europea es que -a diferencia de otros pa¨ªses- no hay ninguna opci¨®n pol¨ªtica en el Parlamento que sostenga una postura anti Europa. Todos los partidos se presentan pro europe¨ªstas, es decir, a favor de la continuaci¨®n de Espa?a en la Uni¨®n Europea, y deseando incluso (al menos ret¨®ricamente) m¨¢s Europa. Ello distingue la situaci¨®n espa?ola de la de otros pa¨ªses, miembros de la UE, donde existen partidos que expl¨ªcitamente se presentan como contrarios a la idea de una Uni¨®n Europea.
La unanimidad pro europea en el abanico parlamentario espa?ol se debe a la historia reciente de nuestro pa¨ªs, y muy particularmente a la existencia de una de las dictaduras m¨¢s represivas y con menos sensibilidad social que existieron en la Europa Occidental del siglo XX. Durante la dictadura, todas las fuerzas democr¨¢ticas tomaron Europa como su referencia, e identificaron Europa con libertad, democracia y bienestar, identificaci¨®n que continu¨® cuando se estableci¨® la democracia espa?ola. En este sentido es importante subrayar que todos los partidos pol¨ªticos presentan como parte de su discurso el acercarnos m¨¢s y m¨¢s a Europa, con el fin de alcanzar los niveles de democracia y bienestar social existentes en la UE. Este deseo motiva la voluntad expresada en el programa electoral del gobierno, que se compromete a alcanzar el mismo nivel de gasto social per c¨¢pita que el existente en el promedio de la UE. De realizarse (y lo espero), tendr¨ªa un enorme impacto en la calidad de vida espa?ola. Ahora bien, converger con Europa no es s¨®lo hacerlo en gasto p¨²blico sino tambi¨¦n en ingresos al Estado, es decir, con la presi¨®n fiscal promedio de la UE. Y es ah¨ª donde radica el tal¨®n de Aquiles de la ret¨®rica de converger con Europa. Leyendo declaraciones de muchas de las fuerzas pro Europa que desean converger con los niveles de bienestar social de la UE parecer¨ªa que no se dan cuenta de que ello requiere un aumento considerable de la presi¨®n fiscal. ?C¨®mo se puede converger con los niveles de gasto p¨²blico social y con los niveles de bienestar y calidad de vida de Europa sin converger tambi¨¦n con la carga fiscal promedio de la UE? En realidad, sin lo segundo es imposible alcanzar lo primero, posibilidad que incluso tiene menor probabilidad de ocurrir como resultado de este armaz¨®n que se llama el Pacto de Estabilidad, que obliga a Espa?a a tener un d¨¦ficit presupuestario menor al 3% del PIB, supervisado por un Banco Central Europeo cuyo objetivo primordial (consta en la Constituci¨®n) es reducir la inflaci¨®n y no estimular el crecimiento econ¨®mico. De ello se deriva que muchas de las cr¨ªticas a la Constituci¨®n sean justificadas, pues se solidifican unas pol¨ªticas que dificultan el desarrollo de nuestro Estado de bienestar. Es un error, sin embargo, confundir el verbo dificultar con imposibilitar. Se puede tener un d¨¦ficit presupuestario muy bajo e incluso un super¨¢vit y un gasto p¨²blico social alto si la carga fiscal es tambi¨¦n alta.
?ste es el caso de los pa¨ªses de mayor tradici¨®n socialdem¨®crata, los pa¨ªses n¨®rdicos como Suecia, que han tenido super¨¢vit en sus cuentas a la vez que gastos p¨²blicos elevados, permiti¨¦ndoles
un gran bienestar social, que han podido incluso expandir como consecuencia de una elevada carga fiscal. Nuder, ministro de Finanzas socialdem¨®crata sueco (cuya recaudaci¨®n es el 52% del PIB), acaba de proponer un aumento de impuestos para expandir todav¨ªa m¨¢s los servicios sanitarios y sociales del pa¨ªs, y ha se?alado que todos los pa¨ªses europeos tendr¨¢n que hacer lo mismo si quieren responder a las necesidades crecientes de la poblaci¨®n. Ser¨ªa deseable que las fuerzas progresistas espa?olas fueran coherentes y que se inspiraran en aquella experiencia. No es posible desear una convergencia social -no ya con los pa¨ªses n¨®rdicos, sino con el promedio de la UE- manteniendo una carga fiscal muy inferior al promedio de la UE y teniendo a la vez un d¨¦ficit presupuestario cero, casi cero, o equivalente al 1% del PIB. Sostener estas pol¨ªticas es querer cuadrar el c¨ªrculo o condenar Espa?a a un Estado de bienestar muy insuficiente, que es lo que tenemos. De ah¨ª que el debate sobre la Constituci¨®n sea tambi¨¦n el debate sobre la Europa que queremos. Se debe admitir que la Constituci¨®n tiene elementos negativos que dificultan el desarrollo de la Europa social. Ahora bien, estos elementos ya existen, incluso en un peor estado, en el tratado de Niza que la Constituci¨®n sustituye.
De ah¨ª que la manera de cambiar esta situaci¨®n no sea volviendo al sistema anterior sino potenciando la dimensi¨®n pol¨ªtica de Europa con la Constituci¨®n, permitiendo que lo pol¨ªtico determine lo econ¨®mico y no al rev¨¦s. Lo cual no podr¨¢ ocurrir en caso de no existir la Constituci¨®n, que, a pesar de sus limitaciones, da mayor protagonismo al Parlamento europeo. Otra alternativa, muy leg¨ªtima, es comenzar de nuevo, intentando lograr una mejor Constituci¨®n, lo cual es improbable debido a que la mayor¨ªa de los Gobiernos son conservadores y liberales reacios a a?adir una mayor dimensi¨®n social a tal documento. La peor situaci¨®n es la actual. Y de ah¨ª la necesidad de cambio.
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