El bloque que lo consigue todo

Espa?a volvi¨® a ganar. Tras el segundo Mundial, el tercer Europeo ayer en Ostrava (Rep¨²blica Checa). Nuevo ¨¦xito, el doblete, como en la temporada 2000-2001, para confirmar un trabajo excelentemente hecho. El bloque de Javier Lozano demostr¨® una vez m¨¢s su calidad y gan¨® su quinto gran t¨ªtulo en otro ejercicio de estrategia colectiva extraordinario. No import¨® que algunos jugadores estuvieran tocados, o que su mejor delantero, Marcelo, ni siquiera pudiera jugar por lesi¨®n. No se hab¨ªa recuperado. El secreto de los ¨¦xitos de una selecci¨®n mod¨¦lica est¨¢ por encima de las bajas. Espa?a gan¨® a Rusia por 2-1, pero debi¨® hacerlo por m¨¢s. Hasta tres tiros dieron en los postes y el equipo tuvo muchas y mejores ocasiones para aumentar su cuenta de goles. No s¨®lo fue muy superior en los 14 disparos a puerta frente a los 8 de Rusia, sino en los que rozaron los palos.

Espa?a quiz¨¢ empez¨® ya ganando este nuevo t¨ªtulo al no importarle perder frente a Italia el ¨²ltimo partido de la primera fase. Ello le permiti¨® jugar frente a Ucrania, rival m¨¢s f¨¢cil, en semifinales -y golearlo, 5-0-. Evit¨® as¨ª a Rusia, un tercero en discordia m¨¢s peligroso, como demostr¨® al eliminar a los italianos -brasile?os nacionalizados, esa discutible realidad-. Pero en la final, los rusos, j¨®venes, r¨¢pidos y t¨¦cnicos, much¨ªsimo m¨¢s deportivos e ingenuos, iban a ser m¨¢s manejables que los siempre imprevisibles italobrasile?os.

La selecci¨®n espa?ola se ocup¨® de cortar la rapidez rusa con unos marcajes muy arriba, muchas veces en campo rival, para evitar carreras, y muy encima, algo que pudo mantener Lozano a base de cambios continuos para que descansaran todos los jugadores. Un planteamiento as¨ª, si no se cuenta con todos los jugadores, y con casi todos por igual, es imposible. Pero cuando el juego es colectivo de verdad y con mimbres l¨®gicamente tambi¨¦n de calidad -empezando por el gran portero Luis Amado-, funciona. Esa es la clave.

Los deportes de equipo se llaman as¨ª por algo, aunque los jueguen individuos y aunque muchas veces se olvida, o lo olvidan sus protagonistas, e incluso sus t¨¦cnicos. Y no digamos los espectadores, a los que les gusta tanto individualizar la haza?a en la estrella, en el ¨ªdolo que suele ser el goleador cuando tantas veces los tantos s¨®lo suponen empujar los balones a la red fruto de un gran pase o de una cadena clave de ellos. La selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol sala ha reconvertido -y mejorado as¨ª para los resultados- a cualquier estrella. Marcelo, ausente ayer, es un ejemplo. Andreu, que marc¨® el primer gol en jugada de estrategia, hace tiempo que se reconvirti¨®. Cogorro, autor del segundo, es el ¨²ltimo que lo ha aprendido. Forz¨® el c¨®rner del que surgi¨® el tanto y marc¨® el segundo al recoger un rechace. Otro obrero. Fue nada m¨¢s empezar la segunda parte y ya entonces pareci¨® todo decidido. Porque Espa?a defendi¨® espl¨¦ndidamente y tuvo el bal¨®n mucho tiempo. Cuando lo perdi¨®, Rusia acort¨® distancias, pero nada m¨¢s. Cara al gol fallaron m¨¢s de la cuenta las estrellas individuales espa?olas, pero se demostr¨® que no importaba para mayor gloria de un equipo.