La pista valenciana de Robert Frank
El fot¨®grafo vivi¨® en la playa y retrat¨® a sus gentes, como mostr¨® la sala Parpall¨® hace 20 a?os en una exposici¨®n
Robert Frank vivi¨® en el desaparecido Hotel Sol, frente al mar, en la playa de Valencia. Corr¨ªa la mitad del siglo XX. Algunas de las im¨¢genes que este influyente fot¨®grafo y cineasta suizo capt¨® entonces forman parte de la exposici¨®n que se exhibe actualmente en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) tras su paso por la Tate Modern de Londres. Pero la primera exposici¨®n en Espa?a de este consagrado artista, autor de la emblem¨¢tica serie The americans, se realiz¨® hace 20 a?os en una peque?a galer¨ªa ubicada, a la saz¨®n, en una callejuela del barrio de El Carme, la Sala Parpall¨®.
El director de la Tate Modern y comisario de la exposiciones, de diferente planteamiento, del Macba y de la Parpall¨®, el valenciano Vicent Todol¨ª, era un joven abri¨¦ndose camino en el mundo del arte cuando propuso el entonces director de la Sala Parpall¨®, de la Diputaci¨®n de Valencia, Artur Heras, realizar una exposici¨®n sobre Frank, apenas conocido en Espa?a. "Artur ten¨ªa olfato e intuici¨®n; adem¨¢s era y es artista, y no ten¨ªa miedo a afrontar proyectos", explica el que fue, como director art¨ªstico, uno de los art¨ªfices del r¨¢pido prestigio internacional que adquiri¨® el IVAM en sus a?os iniciales. Tambi¨¦n Todol¨ª se encarg¨® de la primera exposici¨®n en Espa?a del fot¨®grafo Walker Evans, el maestro de Frank, que se hizo en la Parpall¨®.
El artista residi¨® en el Hotel Sol de las Arenas en 1951 y volvi¨® a Valencia en los 90
Vicent Todol¨ª fue el comisario de las muestras de Valencia, Londres y Barcelona
Frank volvi¨® a visitar Valencia a principios de los 90 por mediaci¨®n de Todol¨ª. Lleg¨® a trabar amistad con un antiguo legionario, radicado en un poblado de Vall de Gallinera. "Estuvo en Benial¨ª e hizo fotos de la Vall de Gallinera, fotos que no se han podido recuperar", recuerda Todol¨ª sobre la pista valenciana de Frank. Comisario y artista huicieron buenas migas, hasta el punto de que el segundo film¨® la boda del primero. Una pel¨ªcula ajena al circuito de exposiciones.
"En aquella ¨¦poca intent¨¢bamos mostrar lo que se hac¨ªa aqu¨ª y fuera, con gran escasez de medio econ¨®micos", rememora Heras, mientras ultima su exposici¨®n que inaugurar¨¢ la pr¨®xima semana en Perpi?¨¢n. "Todol¨ª y Manolo Borja [actual director del Macba que colabor¨® en la Parpall¨®] estaban becados en EE UU, ten¨ªan acceso a lo que se hac¨ªa y ten¨ªan posibilidades", explica Heras, que fue sustituido al frente de la sala por el PP en 1995.
Ca¨ªda desde hace a?os en la indefinici¨®n e intrascendencia, la Parpall¨® fue, sin embargo, parada ineludible del arte contempor¨¢neo en Valencia en la d¨¦cada de los ochenta. "Abri¨® las primeras puertas que luego el IVAM [inaugurado en 1989], con otra labor, sistematiz¨®", apunta Todol¨ª.
Muchos artistas que pasaron por la sala o por el museo son ahora objeto de atenci¨®n en los principales museos del mundo. Fue una ¨¦poca sugestiva, "un especie de viaje inici¨¢tico, lleno de propuestas y est¨ªmulos, en la que quiz¨¢ faltaba reflexi¨®n, pero la supl¨ªamos con intuici¨®n", a?ade el director de la Tate. "Se hicieron muchas cosas y ahora, se tiene la sensaci¨®n de que ya no hace falta cavilar, ni pensar. Es como si una editorial con un buen cat¨¢logo inicial de 50 t¨ªtulos dejara de esmerarse", se?ala Heras sobre la pol¨ªtica muse¨ªstica y expositiva.
La exposici¨®n de Frank en la Parpall¨® representa ese viaje inici¨¢tico del que habla Todol¨ª. Y de por otro lado, en ella se mostraban las fotograf¨ªas que el artista, amigo de Jack Kerouac, hizo sobre todo a los habitantes de los poblados mar¨ªtimos de Valencia. "Tambi¨¦n hizo muchas fotos de aprendices de toreros", explica Jos¨¦ Vicente Monz¨®, conservador de fotograf¨ªa del IVAM, que intent¨® encontrar sin ¨¦xito, junto a Todol¨ª, a los protagonistas de estas im¨¢genes. "El hijo del due?o del hotel Sol nos explic¨® que Robert y su mujer Mar¨ªa se quedaron sin dinero y que ca¨ªan bien a sus padres, les cedieron una buhardilla. ?l les pagaba con fotos, que no pudimos conseguir de la familia", dice. Monz¨® recuerda que Frank lleg¨® a Valencia por encargo de una agencia para hacer fotos de toreros. Al final, se qued¨® en torno a un a?o, agrega.
Sus im¨¢genes reflejan una Valencia de posguerra, de gentes de mirada triste, que no eran ajenas al poeta de la mirada.
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