El claustro del colegio Ibarburu, premiado por su trabajo en integraci¨®n
Los 25 profesores que integran el claustro del Centro de Educaci¨®n Infantil y Primaria Ibarburu de Dos Hermanas (Sevilla) recibieron, el pasado 24 de febrero en el monasterio de La Cartuja de la capital andaluza, un reconocimiento a su labor. Premio que la Delegaci¨®n del Gobierno de la Junta concede a personas e instituciones que han destacado en su ¨¢mbito profesional en el ¨²ltimo a?o. La proeza de estos maestros, con una media de edad de 30 a?os, ha sido conseguir que el colegio en el que estudian 270 ni?os gitanos sea aceptado por la comunidad de esta etnia como algo propio y evitar los conflictos.
"Hay que entender que se trata de un pueblo n¨®mada que lleva m¨¢s de 600 a?os viviendo a espaldas de las letras y para los que la obligatoriedad de la escolarizaci¨®n ha sido una imposici¨®n de los payos, de una cultura que no es la suya", comenta Ra¨²l G¨®mez Ferrete, director del centro Ibarburu desde 1989.
"Lo que hemos conseguido despu¨¦s de todos estos a?os de duro trabajo es que las familias gitanas que viven en Cerro Blanco y en Ibarburu vean el colegio como algo suyo y entiendan la necesidad de que sus hijos acudan a clase. El absentismo, por supuesto, sigue existiendo; pero ahora es mucho menor", a?ade el director. "Para nosotros es muy importante que reconozcan nuestro trabajo porque ¨¦ste no es un centro como los dem¨¢s. Aqu¨ª los maestros son de Educaci¨®n Compensatoria, no utilizamos libros de texto porque hemos comprobado que los rechazan y se trabaja casi individualmente con cada alumno, porque el nivel de las clases no es homog¨¦neo", a?ade G¨®mez Ferrete.
"Las Matem¨¢ticas se me dan bien, he sacado un 8,5, pero lo que m¨¢s me gusta son los deportes y la inform¨¢tica", dice Emilio Heredia, estudiante de 13 a?os de segundo de ESO. En el colegio los alumnos pueden entrar con 3 a?os y terminar con 14, aunque muchos repiten y prolongan su estancia. "Los dos ¨²ltimos a?os de la educaci¨®n obligatoria los tienen que hacer en otro sitio, en un instituto, y eso es pr¨¢cticamente imposible. Algunos se matriculan, pero lo dejan despu¨¦s de unos meses. En los ¨²ltimos siete a?os s¨®lo una alumna, Lorena, ha conseguido el graduado de ESO. El resto se marcha sin ning¨²n t¨ªtulo", precisa el responsable del centro.
Bernardi Heredia, que tiene 12 a?os y est¨¢ en 1? de ESO, tiene claro que le gusta su colegio y no se cambiar¨ªa a otro en el que estuvieran mezclados payos y gitanos. "S¨®lo falto a clase si mi abuela se pone mala y le tengo que ayudar a hacer las cosas de la casa", asegura Bernardi.
"Los padres aparecen muy poco por el colegio, conf¨ªan en nosotros y con eso piensan que se acaba su responsabilidad. Vienen si los llamamos para hablar de sus hijos o si tienen alg¨²n problema", dice el director quien mantiene que sus objetivos son: "Escolarizar, educar y alfabetizar".
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