"Nosotros somos ese mundo, venimos de all¨ª, somos ese Occidente"
A su llegada a la sede del Grupo Santillana en el centro de Buenos Aires, donde les aguarda la prensa, se confirma que las ganadoras del Premio Alfaguara de novela son argentinas. Ema Wolf le cuenta a Graciela Montes que la noche anterior ha sufrido, como tantos otros vecinos de Vicente L¨®pez, un barrio suburbano al norte de Buenos Aires, el robo del aparato del gas y se ha tenido que dar un ba?o con agua fr¨ªa. Recibieron la noticia poco despu¨¦s de las nueve de la ma?ana, es por la tarde y a¨²n no han comido. El tel¨¦fono comenz¨® a sonar y el tiempo qued¨® en suspenso. Ellas agradecen las preguntas que las llevan de regreso a la novela que les demand¨® cinco a?os de investigaci¨®n y trabajo en conjunto, all¨ª parecen reencontrarse. En aquel bar de Belgrano llamado Marco Polo que les quedaba bien a las dos. All¨ª se reun¨ªan las profesoras de letras, amigas y reconocidas escritoras de cuentos para ni?os. Y all¨ª comenz¨® esta historia.
Graciela Montes: "Las fuentes son todas argentinas. Como dice Ema, 'hab¨ªa que amueblar' la novela con mucha informaci¨®n"
Ema Wolf: "Todo es m¨¢s rico si uno logra despojarse de la soberbia propia del escritor. Eso obliga a una esgrima diferente"
Graciela Montes. El libro de Marco Polo, a prop¨®sito del nombre del bar, era algo recurrente. Nos encantaba el personaje, el que descubre lo nuevo, el que trae noticias del mundo. El proyecto naci¨® as¨ª. Su libro no se pod¨ªa haber escrito sin Rustichello de Pisa. En ese sentido, es una apuesta por la escritura y por eso lleva su nombre, el turno del escriba.
Pregunta. ?C¨®mo fue el trabajo de investigaci¨®n y redacci¨®n?
G. M. Las fuentes son todas argentinas. Como dice Ema, "hab¨ªa que amueblar" la novela con mucha informaci¨®n y recurrimos a estudios espec¨ªficos. As¨ª descubrimos que hay especialistas en todo, como, por ejemplo, en la forma en que viv¨ªan los prisioneros de la ¨¦poca. Tenemos que agradecer en particular al Instituto de Cultura Italiana de Argentina, que nos abri¨® su biblioteca para enterarnos de hasta c¨®mo se pescaba en la G¨¦nova del siglo XIII, o c¨®mo eran las canciones populares, la poes¨ªa... Los poemas de El an¨®nimo genov¨¦s nos fueron muy ¨²tiles. Conectamos tambi¨¦n con el director del Palazzo del Mare, y tuvimos un plano de la ciudad en esa ¨¦poca.
P. ?Y la redacci¨®n?
Ema Wolf. Yo no lo veo tan diferente. Todo es m¨¢s rico si uno logra despojarse de la soberbia propia del escritor. En ese sentido, yo tengo una experiencia anterior de trabajo con otra autora en un libro para chicos. Eso obliga a una esgrima diferente.
G. M. La parte m¨¢s dura era meter el diente en el texto ajeno. Pero si uno est¨¢ abierto a los comentarios y opiniones y acepta que es la obra la que se escribe y los personajes los que demandan sus palabras, no hay problemas. Aunque hemos discutido ferozmente por una coma o un adjetivo.
P. ?Qu¨¦ les sorprendi¨® m¨¢s del viaje a la Edad Media?
E. W. El vigor y la velocidad con que se mov¨ªan. Los cambios, la organizaci¨®n, la capacidad de negociaci¨®n. Encontramos hasta un sindicato que representaba a los prisioneros de Pisa, encargado de dialogar con sus captores.
G. M. La complejidad y la sutileza, estaba lleno de renacimientos antes que de que llegara el renacimiento.Claro que el poder lo manten¨ªan cinco familias. En eso no ha cambiado mucho la situaci¨®n. Creo que nosotros somos ese mundo, venimos de all¨ª, somos ese Occidente. Pero la novela no es una met¨¢fora de situaciones contempor¨¢neas.
P. ?El premio servir¨¢ para valorar m¨¢s el g¨¦nero infantil?
E. W. Ojal¨¢ sirva para que los cr¨ªticos lo miren sin prejuicios.
Babelia
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