Mario luzi, el poeta herm¨¦tico
Mario Luzi tuvo un destino extra?o. Fue un poeta dif¨ªcil, herm¨¦tico, que pas¨® por el fascismo, la guerra y la posguerra encerrado en su literatura y que al final de su vida, en estos ¨²ltimos meses, convertido en senador vitalicio y en gloria literaria, asumi¨® la funci¨®n de voz de la conciencia democr¨¢tica italiana. Fue Luzi quien el pasado 3 de enero dijo una frase que conmocion¨® al pa¨ªs y que, sin embargo, salvando las diferencias de tiempo y circunstancia, resultaba bastante obvia: "Berlusconi y Mussolini son, en cierta forma, parecidos".
Luzi naci¨® en Castello, junto a Florencia, el 20 de octubre de 1914. Su padre era empleado ferroviario, y su madre, ama de casa. Fue ella quien, seg¨²n el propio Luzi, insufl¨® en el joven el esp¨ªritu de la poes¨ªa de una forma indirecta. "Descubr¨ª en mi madre todo aquel mundo de religi¨®n campesina, elemental pero reflexivo, pensado y vivido muy intensamente. Me fascinaba c¨®mo transportaba todas las cosas a su propia interioridad", explic¨® una vez.
Empez¨® a escribir poes¨ªa muy pronto y lo hizo seg¨²n el patr¨®n vital materno: hacia dentro. Public¨® su primera obra, La barca, en 1935, cuando era a¨²n estudiante universitario, y se integr¨® de inmediato, con Gatto y Quasimodo, en el grupo de vanguardia de las letras italianas. Los textos de Mario Luzi eran extremadamente complejos y oscuros, lo bastante como para que su autor pudiera esconderse dentro de ellos.
Era una ¨¦poca tumultuosa, la ¨¦poca en que un poeta, Gabriele D'Annunzio, encabezaba milicias fascistas y forjaba rep¨²blicas delirantes en la otra orilla del Adri¨¢tico; la ¨¦poca en que otro poeta, Filippo Tommaso Marinetti, proclamaba la supremac¨ªa fascista del metal sobre la palabra; la ¨¦poca, en fin, en que el dictador Benito Mussolini empujaba a la mansa Italia a "vivir peligrosamente".
El poeta Mario Luzi no cre¨ªa en el fascismo ni en el metal, ni mucho menos en el peligro. Sus versos, progresivamente impregnados de criptocristianismo, ahondaban en la divinidad, la vida, la muerte, los misterios de la filosof¨ªa, el amor, y sobre sus versos naveg¨® la tempestad de la guerra mundial del lado de los nazis, la guerra civil entre el Reino del Sur y la Rep¨²blica mussoliniana de Sal¨®, la invasi¨®n aliada, la victoria-derrota de 1945, la miseria perpleja de los a?os posteriores y la marea del neorrealismo.
Luzi constitu¨ªa una estricta rareza en los felices sesenta, y a¨²n m¨¢s en los setenta, los "a?os de plomo" de la violencia. Era menos herm¨¦tico, pero tan intemporal y distante del choque pol¨ªtico como siempre. Su candidatura fue propuesta varias veces al Premio Nobel, sin ¨¦xito. Su literatura no estaba comprometida con nada: "Sobre la tierra suceden sin lugar, sin porqu¨¦, las verdades indelebles".
Adem¨¢s de libros de poemas como La barca, Un brindis, Honor de la verdad o Sobre cimientos invisibles, escribi¨® cr¨ªtica literaria y pict¨®rica, art¨ªculos y piezas teatrales. Con la madurez, su escritura se hizo algo m¨¢s accesible.
En 2004, poco antes de cumplir los 90 a?os, el presidente Carlo Azeglio Ciampi le nombr¨® senador vitalicio. Y Luzi consider¨® que para honrar ese esca?o le correspond¨ªa decir algunas cosas que otros no pod¨ªan decir. Como, por ejemplo, que el Gobierno de Silvio Berlusconi estaba "da?ando algunos fundamentos de la democracia".
En enero pasado, despu¨¦s de que un alba?il arrojara un tr¨ªpode de fot¨®grafo contra Silvio Berlusconi en la plaza Navona de Roma, evoc¨® el atentado sufrido por Mussolini en 1926 y estableci¨® una comparaci¨®n (matizad¨ªsima, prudent¨ªsima) entre ambas personas. Forza Italia masacr¨® verbalmente "a ese tal Luzi", en palabras del propio Berlusconi.
El presidente del Gobierno no hizo comentarios el lunes, al conocerse la muerte de Luzi durante el sue?o, a los 90 a?os. La capilla ardiente del poeta fue establecida en el Palacio Viejo de Florencia y el funeral se celebr¨® ayer en el Duomo. Ser¨¢ enterrado en la Santa Cruz, con Miguel ?ngel y Galileo Galilei.
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