Panorama
Buena parte de los acontecimientos pol¨ªticos de estos d¨ªas est¨¢n ligados a ese objetivo ineludible que el PSOE tiene de, o bien encontrar el momento de anticipar las elecciones para ampliar su mayor¨ªa parlamentaria en el Congreso, o bien apostar de manera inequ¨ªvoca por los pactos tanto en las CC AA donde no gobierna, como en las que ya lo viene haciendo. Que ese prop¨®sito resulte obvio no empece para que la propia acci¨®n de gobierno, los compromisos electorales, las exigencias de sus socios y la vigilancia f¨¦rrea a que le somete el PP le obliguen a protagonizar una agenda complicada donde la improvisaci¨®n, la asunci¨®n de riesgos y la correspondiente crispaci¨®n arrojan pesadas losas sobre la pretensi¨®n de gobernar de modo que los electores comprendan lo que en otros tiempos les result¨® tan rentable a los socialistas: cosechar el voto ¨²til entre los que dudan en apoyarles pero que a la vez quieren un gobierno fuerte sin dependencias de minor¨ªas.
Frente a esto, el PSOE sabe que no puede hurtarse a la realidad, es decir, a que a corto plazo s¨®lo con otros puede alcanzar el gobierno en unas CC AA (Euzkadi, Balears, Madrid, Galicia, Comunitat Valenciana, Canarias, La Rioja) como socio mayoritario o como segunda fuerza, o mantenerlo en otras (Catalunya, Arag¨®n, Asturias, Cantabria); lo que le lleva a una estrategia polivalente donde la atenci¨®n preferente a alguno de sus socios estatales (ERC) es un handicap ante los que vot¨¢ndole prefieren cualquier cosa al cambio de modelo de poder territorial en beneficio de las aspiraciones de los nacionalismos perif¨¦ricos; y, desde luego, otorga cierta ventaja al PP, que reivindica para s¨ª todas las franjas del patriotismo espa?ol no necesariamente ancladas en otras siglas, a derecha o izquierda.
Por si esto fuera poco, el PSOE, en su apuesta por no desairar al PSC, y no inmiscuirse en la estrategia demag¨®gica de los gobiernos catal¨¢n y aragon¨¦s en materia de aguas, abandona a valencianos y murcianos a su suerte, por m¨¢s que en la CV parezca que el gobierno de Madrid, con tantas idas y venidas, quiera dar a entender lo contrario (habr¨ªa que contar las visitas de ministros a tierras valencianas y compararlas con los beneficios reales adosados), mientras asume que aqu¨ª no habr¨¢ competici¨®n para desbancar al PP del poder auton¨®mico.
Con todo, parece improbable que el PSOE acabe entrando en el juego de ese nuevo paso que Carod le propone hacia el Estado Federal (que siempre fue la coletilla del modelo de Estado de los socialistas), y, mucho menos, que queme las naves y se avenga a recomponer su alianza de antes con el PNV, entre otras cosas porque de hacerlo as¨ª, el PP se ver¨ªa fortalecido al poder erigirse como partido-garant¨ªa del modelo constitucional existente, y una parte no desde?able del electorado socialista (quiz¨¢s el 30%), se ver¨ªa sorprendida por los excesos de un partido del que nunca sospecharon que tuviera veleidades con el Estado plurinacional que emerge en las demandas de PNV, CiU, ERC, BNG,....
En ¨²ltima instancia, que el propio PP est¨¦ dando -con sus desavenencias internas-, inauditas facilidades para que un PSPV-PSOE relegado por su propia metr¨®poli a recibir las bofetadas por lo que el gobierno de Madrid concede a otros y nos niega a nosotros, enjuague el d¨¦ficit l¨®gico de su posici¨®n no deja de constituir una providencial ayuda de parte de quienes antes de morir habr¨ªan sido cegados previamente por los dioses.
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