Uruguay
Ahora ya hace mucho tiempo que miles de uruguayos vuelven a su tierra y se encuentran la luz encendida, pasean por sus calles sin temer que la sirena de la polic¨ªa sea otra cosa que el aviso de una ambulancia, buscan libros viejos en lo de Linardi, toman carne sin miedo en los bares abiertos que consiguen su mejor mercanc¨ªa all¨ª donde a¨²n hay novillos precoces, y, en fin, disfrutan de uno de los pa¨ªses m¨¢s bellos, tranquilos y cultos de la tierra. Para que pase eso, para que vuelva a pasar, para que Uruguay sea un cielo azul que pasa, ocurri¨® sobre ese pa¨ªs un calvario y luego un convencimiento: nunca m¨¢s aquel desastre moral, aquella persecuci¨®n que la dictadura militar y cenicienta hizo sufrir a la sociedad civil m¨¢s civilizada del mundo. Los uruguayos inventaron la silla para descansar en el trabajo cuando ¨¦se era un derecho lejano todav¨ªa, le dieron antes que nadie la libertad de votar a las mujeres, se constituyeron, pues, en una referencia y tambi¨¦n en una esperanza, y fueron siempre una met¨¢fora contra cualquier esclavitud. Vinieron a?os m¨¢s duros que hicieron a?icos la libertad misma, y hay pel¨ªculas y, m¨¢s que eso, evidencias que ponen los pelos de punta a¨²n hoy, cuando aquella negrura es s¨®lo el pasado, el horizonte inverso de un paisito que siempre fue grande, y sobre todo lo fue cuando le hicieron sufrir. Cuando evocamos Uruguay siempre nos viene a la memoria aquella canci¨®n que nos cantaba Jos¨¦ Larralde cuando a¨²n estaba sobre Montevideo la nube babosa de los dictadores: "El Uruguay no es un r¨ªo, es un cielo azul que viaja...". De all¨ª nos vino, entorpecida a¨²n por nuestra propia dictadura, la imagen de un pa¨ªs que viv¨ªa del peor modo la condorizaci¨®n salvaje por la que ahora parece que empiezan a pagar los que hicieron de su viaje por la pol¨ªtica la peor carnicer¨ªa. Lo que estos d¨ªas sucede en el Uruguay en paz es un alivio que la historia hace pasar por encima de la frente cansada pero feliz del paisito del que ya la gente s¨®lo se va porque puede volver, sin que haya detr¨¢s un hacha cort¨¢ndole la libertad o el resuello. Y la luz est¨¢ encendida, y no es para un interrogatorio.
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