El Berliner Ensemble reestrena la obra de Jelinek sobre la historia de Alemania en el siglo XX
No hay trabajo, el este y el oeste del pa¨ªs son dos mundos aparte, la RAF -la Baader Meinhof, la banda terrorista de los a?os setenta- es un fantasma, y el nazismo, un malestar cr¨®nico. ?Los alemanes se definen por todas estas miserias?
La escritora austriaca Elfriede Jelinek (M?urzzuschlag, 1946) cree que s¨ª, seg¨²n se puede ver en Wolken. Heim und dann nach hause (Nubes. Hogar y luego a casa), una obra de los a?os setenta en versi¨®n ampliada y actualizada de 1988, que present¨® Claus Peymann el mi¨¦rcoles pasado en su teatro, el Berliner Ensemble. En uno de los teatros m¨¢s importantes de Berl¨ªn, los alemanes aparecieron como tristes figuras, como pensadores que se enroscan en sus propias palabras, mostrando as¨ª el vac¨ªo de sus ideas.
La premio Nobel de Literatura de 2004 recorre en esta obra 70 a?os de la historia alemana. Las ideas de Jelinek sobre el pasado, el presente y el futuro de Alemania que expresa en su pieza est¨¢n te?idas de sarcasmo e iron¨ªa. Los actores se mueven por el escenario como duendes y payasos, como soldados de la SS y cazadores, y su color de camuflaje es un inocente verde c¨¦sped. Cantan canciones populares como si fueran ni?os y hablan como poetas y sabios sin abandonar nunca la formaci¨®n de grupo. El lema de la obra suena en diferentes tonalidades: "Nosotros somos nosotros".
Jelinek pone el dedo en la llaga cuando se refiere, por ejemplo, al temor a alegrarse sin haberse ganado el derecho de hacerlo. Dice: "Una vez que lo has dicho, te puedes alegrar". Los sentimientos siguen las ¨®rdenes del cerebro y lo que se dice se piensa antes. Pero la imagen que proyecta Jelinek en el espejo niega cualquier posibilidad de cambio. "No fue el final de la historia. Hitler estar¨¢ siempre presente".
Elfriede Jelinek, una observadora sensible que dice escribir desde la marginalidad, incluye en este collage textos de Hegel, H?lderlin, Von Kleist, Heidegger -su compromiso con los nazis no es visto por Jelinek como un caso aislado- y otros m¨¢s.
"Somos ricos de ideas y pobres de acci¨®n", dice varias veces uno de los actores, citando a H?lderlin, para ilustrar la incapacidad de los alemanes para emprender la acci¨®n, interpretaci¨®n que desemboca precisamente en un llamamiento a la misma.
La editorial Steidl publicar¨¢ una nueva edici¨®n de Wolken.Heim en la que se identificar¨¢n las citas que introduce la escritora en su obra y que en el montaje no son a veces f¨¢cilmente reconocibles, informa Efe.
Los aplausos del p¨²blico en Berl¨ªn al finalizar este singular recorrido por las aguas sucias que alimentan la identidad alemana no fueron nada m¨¢s que un cansado saludo. Hac¨ªa cinco a?os que no aparec¨ªa el nombre de la premio Nobel en la capital alemana. Claus Peymann hab¨ªa prometido en 1999 que llevar¨ªa la obra de Jelinek a escena. Frank Castorf, el enemigo profesional del director de escena, se burlaba en aquel entonces y dijo sobre la relaci¨®n de Berl¨ªn con Jelinek que sus habitantes pensar¨¢n que ¨¦sta es "una disidente checa".
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