Desde mi 'corniche'
S¨ª, es posible que todos los procesos de construcci¨®n nacional sean similares. Que en todos ellos se den las mismas pautas de uniformizaci¨®n, aniquilaci¨®n y exclusi¨®n. Que la distinci¨®n, que damos por buena, entre naciones ¨¦tnicas y naciones c¨ªvicas sea m¨¢s imprecisa de lo que pretendemos. Es posible que sea as¨ª, y bueno es saberlo. Sobre todo para sacar conclusiones, aunque ¨¦stas ser¨¢n distintas seg¨²n el lado de la barricada en que estemos situados. Para los constructores de naciones, esta universalidad de la crueldad puede resultar justificatoria: no hacen nada que otros no hayan hecho, ya que toda naci¨®n brota de la sangre, cuanto m¨¢s ajena sea mejor. Para los del otro lado, en cambio, para quienes sufren la discriminaci¨®n derivada de la construcci¨®n nacional, la ense?anza aportada por procesos anteriores conduce a conclusiones bien distintas: sabemos que otros lo han hecho, y c¨®mo y con qu¨¦ impunidad lo hicieron, por eso no debemos permitir que estos lo hagan. Las obras de la Naturaleza son moralmente neutras, no as¨ª las de los seres humanos. Saber sobre los procesos realizados por estos nos exige reaccionar moralmente ante ellos. Porque sabemos, debemos actuar.
Yo no estoy del lado de los de la construcci¨®n nacional, y no tengo ninguna duda de qu¨¦ lado se halla Juan Aranzadi: del m¨ªo. Nos ha ilustrado sobre el etnismo constitutivo de algunas sociedades democr¨¢ticas, nuevas unas y de vieja raigambre otras -EE UU, Israel...Espa?a-, y sus consideraciones nos han provocado alguna incomodidad a quienes cre¨ªamos que lo que nos ocurre a nosotros s¨®lo pod¨ªa suceder en pa¨ªses o ¨¦pocas totalitarias. Instalados en un sistema binario, todo argumento que aproxime una realidad perversa a lo que consideramos lo positivo nos parece que quiera justificarla. En realidad, puede querer mostrar las fallas y servidumbres de lo positivo, de las democracias nacionales, de todas ellas, que es lo que creo que pretende Aranzadi. Cuando el dolor es inmediato, y nos acucia, tal vez nos cueste comprender el alcance de esa mirada telesc¨®pica y lo que reclamemos sea el microscopio, aunque este nos ofrezca una visi¨®n menos correcta de los hechos.
Le¨ª con gran inter¨¦s su art¨ªculo Ibarretxe en Israel, publicado en este peri¨®dico hace unos d¨ªas. Y le¨ª tambi¨¦n, igualmente con inter¨¦s, la r¨¦plica que le dio d¨ªas despu¨¦s en Abc Jon Juaristi, titulada Payasos. Seg¨²n Aranzadi, la distinci¨®n legal entre ciudadan¨ªa y nacionalidad que pretende introducir el plan Ibarretxe ser¨ªa similar a la existente en Israel y podr¨ªa tener consecuencias parecidas. Los argumentos que ofrece no son balad¨ªes, aunque yo no estar¨ªa tan convencido como ¨¦l de que haya podido haber una inspiraci¨®n directa de los redactores del Plan en el modelo israel¨ª. El mesianismo secular abertzale, par¨®dico en su concreci¨®n, tiene no obstante resonancias judaicas, como yo mismo apunt¨¦ aqu¨ª en cierta ocasi¨®n al hablar de la di¨¢spora vasca. Naturalmente, a la di¨¢spora jud¨ªa, y al juda¨ªsmo en general, les otorgo un respeto que el abertzalismo no me merece. Como conclusi¨®n, Aranzadi se pregunta: "En un Estado democr¨¢tico de ciudadanos, ?por qu¨¦ y para qu¨¦ la naci¨®n, la nacionalidad y toda su repulsiva parafernalia". La naci¨®n, un concepto degradado y mort¨ªfero, aunque se lo presente como la contrafaz inocente del Estado. Y ah¨ª no puedo sino estar de acuerdo con Aranzadi.
En su r¨¦plica, Juaristi le objeta a Aranzadi que "modelos de calificaci¨®n identitaria de la ciudadan¨ªa, los hay y los ha habido de sobra, en pa¨ªses de mayor¨ªa cristiana o de mayor¨ªa musulmana, con Estados democr¨¢ticos o dictatoriales", por lo que no ve en la opci¨®n que hace Aranzadi de Israel como posible modelo del plan Ibarretxe nada m¨¢s que una insidiosa muestra de antisemitismo. Lo malo del plan Ibarretxe no residir¨ªa en s¨ª mismo, sino en su hipot¨¦tica inspiraci¨®n jud¨ªa, y dice Juaristi: "Los jud¨ªos nos convierten en subciudadanos, directamente o a trav¨¦s del plan Ibarretxe".
Comprendo la alarma de Juaristi ante la villan¨ªa antisemita, bien sea de izquierdas o de derechas, pero me sorprende que marque tanto ese acento en el art¨ªculo de Aranzadi. Y me entristece este enfrentamiento entre quienes comparten, en definitiva, una opini¨®n negativa similar sobre nuestro problema m¨¢s acuciante, una muestra clara del deterioro a que han llegado las relaciones entre nosotros. Y perm¨ªtanme un homenaje para despedirme. Ha muerto Mario Luzi, el gran poeta toscano. S¨®lo unos versos: "Oh mia indecifrabile conditio/ mia insostenibile incarnazione!".
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