Ojo, maletines
El trasiego de maletines entre promotores inmobiliarios, fabricantes de productos fitosanitarios y otros productos, y cargos p¨²blicos es una pr¨¢ctica tan frecuente que pocos ciudadanos la ignoran, aunque, en su mayor¨ªa, permanezcan indiferentes, salvo los m¨¢s audaces, que se resuelven en un cuchicheo con el vecino o el compa?ero de trabajo. Como dicen que la costumbre hace ley, piensan, no vaya a ser que tal pr¨¢ctica, ya bien entrada en a?os, se muestre sin decoro, por la linder¨ªa de la legalidad. Los maletines, eso s¨ª, han adquirido el formato de un signo externo de recompensa y prosperidad, aunque en su interior est¨¦ el misterio. Un misterio relativo, porque, primero, el rumor, luego, algunos indicios, las revelaciones period¨ªsticas y ciertas declaraciones, ante la justicia, permiten asegurar que ese trasiego de maletines envuelve un trasiego de dinero negro, en concepto de pago por las influencias derramadas sobre el beneficiario. En una sociedad que presume de instituciones democr¨¢ticas y transparentes, un trasiego as¨ª, tan ostensible y lucrativo, deber¨ªa levantar rubores, protestas y denuncias. La ciudadan¨ªa debe asumir su propio protagonismo, antes de precipitarse en claudicaciones, conformismos y chistes de consuelo. Y los partidos pol¨ªticos no veas: deben extremar la vigilancia, si suena la alarma de la corrupci¨®n, que est¨¢ sonando a todo meter, y arbitrar medidas disciplinarias de inmediato, ya llegar¨¢n las judiciales, porque se supone que sirven a la sociedad, y no a los intereses de algunos de sus militantes. ?Hacen examen de conciencia los partidos pol¨ªticos, ante tanta desfachatez y rapacidad, o prefieren apelar al recurso de la hipocres¨ªa? El cronista que se confiesa lector del Manual de Epicteto, introduce, sin embargo, una sustantiva modificaci¨®n en la m¨¢xima de los fil¨®sofos estoicos. Y as¨ª en lugar de aqu¨¦lla, "observa y abstente", propone la de "observa, investiga y act¨²a". De modo que nombres de diversos cargos p¨²blicos vinculados a consejer¨ªas y corporaciones municipales, generalmente motejados con el tanto por ciento de su comisi¨®n habitual, por mediar bajo cuerda en ciertas operaciones de suelo, y que se embolsan tan panchos, ser¨¢n expuestos en la picota de esta misma columna, tan pronto disponga del suficiente abasto indiciario. En nuestra comunidad, sin trasladarnos a Majadahonda y otras geograf¨ªas de presuntas corrupciones que abundan, tenemos un clamoroso caso Fabra, aderezado recientemente con las declaraciones, ante un juez, de cierto empresario de productos fitosanitarios, que involucra a¨²n m¨¢s, al presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n y dirigente provincial del PP, por presuntos delitos contra la Administraci¨®n p¨²blica, donde se ha involucrado tambi¨¦n "como imputados, a seis altos cargos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Eduardo Zaplana", seg¨²n escrib¨ªa el domingo pasado, mi vecino de p¨¢gina y amigo J.J. P¨¦rez Benlloch. ?Ha hecho el PP examen de conciencia sobre estas circunstancias o ha apelado al recurso de la hipocres¨ªa? Si prevalece el segundo t¨¦rmino de la disyuntiva, feo asunto: el silencio, la complicidad y la connivencia hacen, como han enunciado la socialista Isabel Escudero y Ram¨®n Cardona, de EU, que el caso Fabra, en su proceso de pudrici¨®n, sea el "caso PP". Qu¨¦ augurios.
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