Paisajes habitados: nuevos modelos
El aumento de la movilidad y de un "intercambio deslocalizado" han favorecido en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas un crecimiento exponencial de la ciudad sobre el territorio. El suelo residencial, es decir, los nuevos barrios residenciales de baja o media densidad, ha sido, entre otros, uno de los principales protagonistas de un proceso que, sin embargo - y a pesar de ese progresivo aumento de la oferta inmobiliaria- ha venido acompa?ado de un constante incremento del precio de la vivienda. Favorecer un acceso l¨®gico a un entorno habitado cualitativo: ¨¦ste parece ser el caballo de batalla socio-pol¨ªtico de los pr¨®ximos a?os en el que se ve comprometida buena parte de la propia construcci¨®n de la ciudad y, por ende, del territorio. El reto: no s¨®lo construir cantidad - como en buena parte de los escenarios desarrollistas de mitad del pasado siglo - sino, tambi¨¦n, calidad. De un h¨¢bitat digno hemos pasado hoy a la necesidad de propiciar un h¨¢bitat estimulante. Dicho reto debe venir acompa?ado, por tanto, de la concepci¨®n de nuevos tipos de modelos de actuaci¨®n m¨¢s sostenibles e interactivos, lejos de la masificaci¨®n de la m¨¢quina moderna pero, lejos tambi¨¦n, de la "guetificaci¨®n" post-moderna. Modelos capaces de favorecer la mixicidad y el intercambio, a todos los niveles, funcionales, sociales, culturales y, evidentemente, medioambientales. Dos estrategias parecen, en este sentido, necesarias y complementarias.
1. Un primer criterio: "reimplosionar" la ciudad, hacerla crecer hacia adentro, combinando factores de redensificaci¨®n ponderada y reconstrucci¨®n cualitativa en aquellos tejidos ya existentes capaces de aceptar nuevas operaciones de redefinici¨®n funcional: Barcelona, m¨¢s all¨¢ de las conocidas operaciones ol¨ªmpicas y de toda la reciente pol¨ªtica de "arredo urbano", ha constituido todo un referente en ese empe?o destinado a reestructurar un antiguo tejido preindustrial e industrial para adaptarlo a las nuevas condiciones actuales.
2. Un segundo factor: "reencontrar" la naturaleza, desde sistemas de "cruce" y "encuentro" entre ciudad y paisaje, susceptibles de asegurar nuevos escenarios h¨ªbridos de condici¨®n "geourbana": Valencia, y su extraordinaria relaci¨®n con la Huerta, tiene la ocasi¨®n ahora de convertirse en el aut¨¦ntico paradigma de un nuevo tipo de estrategia m¨¢s avanzada, precisada de aut¨¦nticos modelos transversales, m¨¢s all¨¢ de las habituales inercias unidisciplinares. La l¨®gica tradicional asociada a la idea de Ensanche que ha venido marcando, en efecto, las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido la de la idea de expansi¨®n y continuidad "trazadista" de la ciudad existente que supondr¨ªa una colonizaci¨®n prioritariamente "urbana" del paisaje. Una l¨®gica de acci¨®n alternativa supondr¨ªa trabajar con geometr¨ªas menos "prefiguradas"; con grados de densidad variables; con concentraciones edificatorias y dilataciones visuales y/o paisaj¨ªsticas. Con una nueva idea de abordaje "urbano-territorial" , m¨¢s heterog¨¦neo y flexible, sensible a las preexistencias y, no obstante, suficientemente innovador para superar el pintoresquismo contextualista o folcl¨®rico. Muchas de las referencias as¨ª sugeridas no encontrar¨ªa su sitio en los manuales de referencia "disciplinar", sino en una investigaci¨®n generada a trav¨¦s de diversas experiencias transversales entre las que se encontrar¨ªan aportaciones del arte, de la teor¨ªa paisaj¨ªstica, de la nueva geograf¨ªa, de la antropolog¨ªa y de la sociolog¨ªa, de la ecolog¨ªa y de la biolog¨ªa, lejos , en cualquier caso, de la obra-objeto "vedettista" que habr¨ªa marcado buena parte de los ochenta y noventa. Y en dicho empe?o podr¨ªan reconocerse algunas experiencias que parecen poder plantear nuevos e importantes referentes para el futuro. Experiencias m¨¢s epis¨®dicas como algunas operaciones piloto impulsadas en Francia como la operaci¨®n Mulhouse liderada por Jean Nouvel y Duncan Lewis o programas p¨²blicos como los estudios de redefinici¨®n tipol¨®gicos y paisaj¨ªsticos desarrollados en Holanda a finales de los noventa, ante el reto de construir un mill¨®n de viviendas en el cambio de siglo. De entre todas ellas destaca por su excepcional importancia la operaci¨®n Soci¨®polis, en el barrio de la Torre de Valencia. La capacidad de combinar, en un mismo proyecto, planeamiento urbano y atenci¨®n medioambiental, investigaci¨®n tipol¨®gica y sensibilidad patrimonial, mixtura social y orientaci¨®n comunitaria, dotaci¨®n p¨²blica e iniciativa privada, y un nuevo tipo de reflexi¨®n sobre el espacio colectivo y su capacidad para incorporar entramados urbanos y tramas agr¨ªcolas en los propios "inter-sitios" de la Huerta, permitir¨ªa evidenciar la ambici¨®n de una propuesta con capacidad para convertirse en un aut¨¦ntico referente internacional y que, en todo caso, reflejar¨ªa la existencia de un debate mucho m¨¢s profundo en torno a la voluntad de "preservaci¨®n" y la necesidad de "intervenci¨®n" en nuestro medio. Un debate que aludir¨ªa, en suma, al desmoronamiento, de las antiguas dicotom¨ªas "ciudad/ territorio": dicotom¨ªas que pierden hoy, aceleradamente, parte de sus seculares contenidos para confundirse en zonas de encuentro, transici¨®n e innovaci¨®n, lejos de los c¨®modas rutinas urban¨ªsticas en las que, hasta hace bien poco, se habr¨ªa debatido la disciplina.
Manuel Gausa es arquitecto
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