Impunidad
El s¨¢bado hab¨ªa un chaval dolorido en la tribuna del estadio Ol¨ªmpico. Se llama Filippo Calipari, tiene 13 a?os y es hijo del agente secreto muerto el viernes en Bagdad, por disparos estadounidenses, cuando proteg¨ªa con su cuerpo a una reh¨¦n reci¨¦n liberada.
A Filippo, que no deb¨ªa de tener conciencia todav¨ªa de su orfandad y que, a s¨®lo 24 horas de la terrible noticia, necesitaba un momento de olvido y una peque?a alegr¨ªa, su querido Roma y su -es de suponer, siendo romanista- detestado Juventus le ofrecieron un espect¨¢culo horrendo: la habitual carnicer¨ªa previa -cuatro heridos por arma blanca a las puertas del campo-, faltas, golpes, provocaciones y s¨®lo alg¨²n instante de algo que, desde un punto de vista forense, podr¨ªa ser calificado, a falta de una mejor definici¨®n, de f¨²tbol.
Quiz¨¢ Filippo ten¨ªa ya la intuici¨®n de que los soldados norteamericanos que dispararon primero y preguntaron despu¨¦s, casi tan j¨®venes como ¨¦l mismo, jam¨¢s deber¨ªan responder por ello. Son las leyes de la guerra. No se desmoraliza a la tropa por un peque?o incidente colateral. Cualquier acci¨®n en caliente queda para siempre impune.
Si Filippo pens¨® en algo tan terrible, acaso estableci¨® un paralelismo con lo que ocurr¨ªa sobre el c¨¦sped: el Juventus venci¨® con dos goles que no deb¨ªan haber subido al marcador -aunque le anularon uno que s¨ª era legal- y un romanista pod¨ªa sospechar que el ¨¢rbitro Racalbuto y sus asistentes llevaban una camiseta a franjas blanquinegras bajo el uniforme amarillo.
Pero no. Racalbuto es s¨®lo un mal ¨¢rbitro, muy malo, desde siempre, y los jugadores de ambos bandos se lo pusieron muy dif¨ªcil. Racalbuto se equivoc¨® y basta.
Si Filippo quisiera ahondar en los misterios de la impunidad, deber¨ªa preguntar a los pol¨ªticos que le representan en el Parlamento italiano. Esos mismos que ayer desfilaban cariacontecidos ante el f¨¦retro de su padre.
Podr¨ªa empezar por el honorable diputado Salvatore Buglio (Dem¨®cratas de Izquierda), que el jueves pidi¨® una investigaci¨®n parlamentaria sobre el fiscal Guariniello y el juez Casalbore, responsables de haber condenado al Juventus por dopar a sus jugadores entre 1994 y 1998.
Tambi¨¦n deber¨ªa charlar con el honorable Maurizio Paniz (Forza Italia), que secund¨® la petici¨®n.
Los dos honorables tendr¨ªan ocasi¨®n de explicarle, como ya hicieron en la C¨¢mara de Diputados, que el Juventus est¨¢ por encima de la ley "porque es un nombre conocido en todo el mundo y arruinar su imagen es arruinar la imagen de Italia". Ese fiscal y ese juez, por tanto, culpables del delito de lesa patria, deben ser acosados y forzados a buscar otro oficio.
A Filippo le convendr¨ªa tambi¨¦n charlar con los honorables Zanetti, Sanza, Galtaldi y Napoli (Forza Italia), Ruggeri (La Margarita), Gallo (Alianza Nacional), Rossi (Liga Norte), Zunino (Dem¨®cratas de Izquierda) y Belillo y Nessi (Comunistas Italianos), que firmaron una moci¨®n dirigida al ministro de Cultura y Deportes en la que reclamaban que se cerrara de inmediato un expediente abierto por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico y la Federaci¨®n de F¨²tbol. El expediente debe concluir si han de ser devueltos los muchos t¨ªtulos obtenidos por el Juventus drogado con EPO. ?Lesa patria!
Resulta f¨¢cilmente deducible que todos los diputados citados anteriormente son juventinos. Y grandes patriotas, aunque su esfuerzo fuera vano: el presidente de la C¨¢mara rechaz¨® ambas iniciativas en nombre de la independencia judicial. El ministro de Justicia, Castelli, no se enred¨® en principios legales: "Que me dejen tranquilo", dijo; "yo soy milanista".
As¨ª, Filippo, se forja la impunidad: en nombre de grandes ideales que esconden intereses particulares y mezquinos. Nunca sabr¨¢s del todo por qu¨¦ muri¨® tu padre. Pero no te ser¨¢ dif¨ªcil descubrir por qu¨¦ en Italia pasa lo que pasa.
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