La revoluci¨®n legal del 11-S
EE UU debate la necesidad de revisar la 'Patriot Act', la ley contra el terrorismo que limita muchos derechos fundamentales
Hace dos a?os, Andrew O'Connor, estudiante en la Universidad de Santa Fe (Nuevo M¨¦xico), regres¨® a casa tras un d¨ªa de trabajo intenso en clase. Llevado por su inter¨¦s por la pol¨ªtica y el debate, O'Connor entr¨®, como en muchas otras ocasiones, en un foro de Internet que permite el intercambio de opiniones entre estudiantes universitarios. Al d¨ªa siguiente, cuando sal¨ªa de casa, O'Connor se vio rodeado por trajes negros y gafas oscuras: un grupo de agentes del Servicio Secreto le comunic¨® que estaba detenido por "proferir amenazas contra el presidente Bush".
La transcripci¨®n de su conversaci¨®n cibern¨¦tica demostr¨® horas despu¨¦s que no hubo amenazas sino comentarios cr¨ªticos contra la pol¨ªtica de Bush. O'Connor descubri¨® que el servicio secreto no s¨®lo hab¨ªa actuado alertado por una falsa acusaci¨®n, sino que tambi¨¦n hab¨ªa investigado sus convicciones pol¨ªticas: le comunicaron que "sab¨ªan" que el d¨ªa anterior hab¨ªa hablado en la biblioteca con una joven que llevaba una chapa contra la guerra en Irak a quien dijo que "Bush estaba fuera de control".
La norma facilita los 'pinchazos' telef¨®nicos y cibern¨¦ticos sin orden judicial
Cinco horas despu¨¦s de la detenci¨®n, O'Connor qued¨® en libertad. Las cinco horas pudieron haberse convertido en cinco meses sin acceso a un abogado, sin acusaciones formales y sin comparecencia ante un juez. As¨ª lo permite la Patriot Act, el marco de modificaciones legales redactado cuando no hab¨ªan pasado dos meses desde los atentados del 11-S. Algunos aspectos pol¨¦micos de la ley vencen este a?o; dem¨®cratas y republicanos creen que antes de renovarlos hay que debatirlos de nuevo con la cabeza fr¨ªa y la Constituci¨®n en la mano.
Las grandes consecuencias legales y administrativas del 11-S se reducen a la redacci¨®n y aprobaci¨®n de la Patriot Act, la remodelaci¨®n de los servicios de inteligencia y la creaci¨®n del Departamento de Seguridad Interior. Pero es ese texto legal, con las prerrogativas que otorga a los organismos de investigaci¨®n y al Departamento de Justicia, el que genera un debate interminable por limitar, seg¨²n sus detractores, los derechos de los individuos.
La Patriot Act se aprob¨® el 26 de octubre de 2001. Toma sus siglas del t¨ªtulo "Unir y Reforzar Estados Unidos Mediante las Herramientas Adecuadas para la Interceptaci¨®n y Obstrucci¨®n del Terrorismo". Este marco legal expande la capacidad de investigaci¨®n de la polic¨ªa, que desde entonces puede llevar a cabo labores de vigilancia de individuos considerados "sospechosos". En uno de sus cap¨ªtulos m¨¢s pol¨¦micos, la nueva ley facilita los "pinchazos" telef¨®nicos y cibern¨¦ticos sin orden judicial y consiente el acceso a los datos m¨¦dicos, profesionales, acad¨¦micos y financieros del cualquier individuo.
La polic¨ªa puede tambi¨¦n revisar los libros que ha sacado de una biblioteca o los que ha comprado en una librer¨ªa sin tener que notificarle que est¨¢ sometido a vigilancia. Para los ciudadanos no estadounidenses, la ley ampara la encarcelaci¨®n preventiva basada en sospechas, la deportaci¨®n y la denegaci¨®n del permiso de entrada sin justificaci¨®n expresa. La Patriot Act permiti¨®, entre otros miles de ejemplos, que un vuelo a Nueva York fuera desviado a Canad¨¢ porque entre el pasaje estaba Yusuf Islam, el nombre musulm¨¢n del cantante Cat Stevens, que fue devuelto a Gran Breta?a.
Otro caso m¨¢s reciente es el de Maher Arar, un ciudadano canadiense nacido en Siria que fue detenido cuando hizo escala en EE UU a la vuelta de unas vacaciones con su familia en Marruecos. Arar fue interrogado y confinado durante meses en una prisi¨®n. A pesar de que su pasaporte, su residencia y su familia son canadienses, las autoridades de EE UU lo deportaron a Jordania para que desde all¨ª fuera expulsado a Siria; cuando entr¨® en ese pa¨ªs, en el que naci¨® pero del que reniega, fue encarcelado y torturado en una prisi¨®n. Recuperada la libertad, Arar ha vuelto a Canad¨¢ y ha demandado al Gobierno de EE UU. El editorialista Bob Herbert, en un art¨ªculo de condena a la Patriot Act, escribi¨® en el The New York Times: "Lo que le pas¨® a ¨¦l le puede pasar a usted". Seg¨²n la American Civil Liberties Union (ACLU, la mayor organizaci¨®n de defensa de los derechos civiles en EE UU), la Patriot Act s¨®lo consigui¨® la aprobaci¨®n en el Capitolio porque Bush supo apresurar el texto para aprovechar la estela sentimental del 11-S.
En una comparecencia reciente, el nuevo fiscal general de EE UU, Alberto Gonzales, uno de los inspiradores de esa ley y autor tambi¨¦n de los informes de la Casa Blanca que cuestionaban el concepto de "torturas", pidi¨® la renovaci¨®n de la Patriot Act "porque est¨¢ funcionando: ha ayudado a prevenir nuevos ataques terroristas". Otros expertos legales consideran que los beneficios han sido nulos y que el coste en demandas ante los tribunales acabar¨¢ siendo astron¨®mico.
El Senado consigui¨® introducir en la ley una fecha de caducidad para algunos de los art¨ªculos m¨¢s pol¨¦micos, que vence a final de a?o. Un buen grupo de dem¨®cratas, entre ellos el influyente Patrick Leahy, m¨¢ximo representante de este partido en el Comit¨¦ Judicial, ha acusado al Departamento de Justicia de ocultar "los resultados reales que ha proporcionado la aplicaci¨®n de esta ley" y de no haber demostrado "por qu¨¦ deber¨ªamos extender su aplicaci¨®n" cuando acabe su vigencia dentro de unos meses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.