El urgente aterrizaje de la concejal de las Artes
La autora acusa a la responsable madrile?a de Cultura de estar s¨®lo preocupada por hacer una programaci¨®n que moldee la imagen de un alcalde culto y vanguardista.
El pasado 26 de febrero, EL PA?S public¨® una extensa entrevista con la concejala del PP Alicia Moreno. La responsable de la pol¨ªtica cultural del Ayuntamiento de Madrid se sinceraba y reconoc¨ªa que a¨²n no ha aterrizado y que no domina la situaci¨®n. Sosten¨ªa, adem¨¢s, que "lo m¨¢s importante en pol¨ªtica es decidir d¨®nde se pone el dinero".
?Qu¨¦ dif¨ªcil situaci¨®n la de la concejala! Reconociendo que el momento de las bibliotecas municipales es lamentable, no parece ser capaz de remediarlo. La entrevista es un compendio de dolorosas contradicciones: mientras que para Alicia Moreno las bibliotecas son prioritarias, para la concejala de gobierno de las Artes que, casualmente, es ella misma, las bibliotecas municipales no lo son. No deben serlo cuando no conocemos ning¨²n dise?o de gesti¨®n para estas bibliotecas: qu¨¦ papel concede a las bibliotecas municipales en el proceso de integraci¨®n de los inmigrantes, ni si cree suficientes las instalaciones actuales, ni cu¨¢nto dinero querr¨ªa destinar a las mismas.
Parece que se van a abrir cuatro nuevas bibliotecas, pero como ella misma reconoce, no son sino un plan heredado del anterior alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano. Estamos casi a la mitad de la legislatura y con respecto a las bibliotecas de esta ciudad, por parte de Alicia Moreno, no hay m¨¢s que deseos difusos y ning¨²n proyecto. A lo mejor es que no hemos aterrizado los contribuyentes y ella tiene una estrategia ultrasecreta.
Y no se trata de descubrir el Mediterr¨¢neo. O s¨ª. La concejala de las Artes podr¨ªa darse un paseo por la red de bibliotecas p¨²blicas de Barcelona para ver lo que es un plan estrat¨¦gico de largo alcance; para comprobar c¨®mo han conseguido que las bibliotecas de sus 10 distritos sean centros de reuni¨®n de la juventud; para sorprenderse de c¨®mo el plan que ten¨ªan previsto para el 2010 lo van a cumplir en el 2007, o para darse cuenta de c¨®mo se integran en las bibliotecas las tecnolog¨ªas de la sociedad de la informaci¨®n. Podr¨ªa, en fin, comprender las enormes posibilidades culturales de una red de bibliotecas p¨²blicas.
El viaje a Barcelona le podr¨ªa servir a la concejala de las Artes para conocer el funcionamiento de la empresa p¨²blica que en esa ciudad gestiona la cultura. Tal vez as¨ª saldr¨ªa del error de creer que la sociedad mercantil Madrid Arte y Cultura, SA, que acaba de crear, se rige por los mismos principios que la barcelonesa. Lo que parece ignorar Alicia Moreno es que la junta de gobierno del Instituto de Cultura de Barcelona est¨¢ formada por 10 concejales en representaci¨®n de los diferentes grupos pol¨ªticos municipales presentes en la Corporaci¨®n, con criterios de m¨¢xima proporcionalidad, tres personas de reconocido prestigio entre los representantes de la vida cultural de la ciudad, una persona en representaci¨®n de las organizaciones sindicales mayoritarias y un representante de los trabajadores del instituto.
Nada que ver con los ¨®rganos rectores de la sociedad an¨®nima (con ¨¢nimo de lucro, ?ojo!) que se acaba de crear en Madrid: la junta de gobierno est¨¢ compuesta por ocho concejales del PP y lo preside el alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Es decir, al 100% del PP. En el consejo de administraci¨®n han tenido la gentileza de permitir la presencia de un miembro del PSOE y un miembro de IU, junto a siete representantes del PP.
Pero la entrevista con la concejala de las Artes alcanza niveles preocupantes cuando habla de la programaci¨®n de los centros municipales de cultura, de la que no hace "un diagn¨®stico tan tremendista", seg¨²n sus palabras. La ¨²nica raz¨®n que hallo para tanta autobenevolencia es el desconocimiento. Sin duda, la concejala no ha repasado regularmente la programaci¨®n que ofrecen estos centros, pues estoy segura de que si lo hubiera hecho su alarma ser¨ªa "tremenda".
Mientras unos madrile?os -pocos- se deleitan en el Teatro Espa?ol con las exquisiteces de grandes montajes, otros madrile?os -muchos- se ven sometidos a paup¨¦rrimos recitales azarzuelados, sesiones de caricatos pasados de fecha, variedades para la tercera edad, chorros de actuaciones de aficionados... Todo muy arte espa?ol, todo muy coros y danzas de Educaci¨®n y Descanso...
Afirma la concejala estar "todav¨ªa en fase de b¨²squeda" de las posibles salas de ensayo para grupos de teatro y danza. Casi dos a?os despu¨¦s de acceder a su cargo, la responsable de cultura del Ayuntamiento ignora que en los Centros Culturales Municipales (los que deber¨ªan ser sus centros culturales) hay unas 10 salas de m¨¢s de 300 butacas; alrededor de otras 10 salas m¨¢s que tienen entre 200 y 300 butacas; unas 27 que tienen entre 100 y 200, y 6 con algo menos de 100, a las que hay que a?adir las salas polivalentes.
En definitiva, la concejala dispone, aunque no lo sabe, de m¨¢s de cuarenta salas para que la gente del teatro, de la m¨²sica o de la danza puedan ensayar y trabajar sin problemas.
El problema para los madrile?os es que la concejala de las Artes del Ayuntamiento puede seguir al menos dos a?os m¨¢s ignor¨¢ndolo casi todo de la cultura de la ciudad porque a su jefe, el se?or Ruiz-Gallard¨®n, este asunto le importa bien poco. Por eso no le exige a su concejal de las Artes ning¨²n dise?o de pol¨ªtica cultural; lo ¨²nico que le pide es una programaci¨®n de actos que moldeen la imagen de un alcalde culto y preocupado por el arte y sus vanguardias. En este terreno no se escatima nada. Por supuesto que, como dice Alicia Moreno, "lo m¨¢s importante en pol¨ªtica es decidir d¨®nde se pone el dinero". Pero la vanguardia no s¨®lo consiste en tirar de chequera y contratar lo m¨¢s moderno que exista por esos mundos. Lo aut¨¦nticamente moderno es promover una cultura democr¨¢tica, participativa, cercana al ciudadano y en la que ¨¦ste pueda implicarse activamente, y no como un mero consumidor. Lo moderno es promover la creaci¨®n, amparar a los j¨®venes valores, estimular el uso de los equipamientos culturales p¨²blicos. Lo realmente moderno, en suma, es concebir la cultura como un servicio p¨²blico y no como una inversi¨®n en lucimiento personal. Algo que, con sus guirnaldas, sus cabalgatas y su cultura de oropel, no comprenden, ni remotamente, el alcalde de Madrid ni su glamurosa concejala de las Artes.
Rosa Le¨®n Conde es concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, portavoz en la Comisi¨®n de las Artes.
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