Miles de italianos despiden al agente Calipari en una gran manifestaci¨®n de dolor

M¨¢s de 100.000 personas desfilaron, desde mediod¨ªa del domingo hasta ayer por la ma?ana, ante la capilla ardiente de Nicola Calipari. Y 20.000 abarrotaron la iglesia de Santa Mar¨ªa de los ?ngeles y la plaza de la Rep¨²blica de Roma durante el funeral de Estado. La muerte del polic¨ªa que dio su vida para proteger la de una reh¨¦n reci¨¦n liberada, la periodista Giuliana Sgrena, conmovi¨® a los italianos como muy pocas cosas en los ¨²ltimos a?os. Por la tarde fue enterrado junto al sagrario militar de Verano, bajo una l¨¢pida de m¨¢rmol gris grabada con su nombre, sin ninguna fecha.

La de ayer fue una jornada de tregua pol¨ªtica. Los m¨²ltiples interrogantes sobre las circunstancias del ametrallamiento del coche italiano por soldados estadounidenses, las versiones fantasiosas, los cruces de acusaciones y el debate sobre la misi¨®n militar italiana en Irak quedaron aparcados hasta la sesi¨®n parlamentaria de hoy. "Ahora rendimos homenaje a un hombre valeroso, ma?ana corresponder¨¢ renovar la exigencia de justicia", dijeron, con id¨¦nticas palabras, el l¨ªder de la oposici¨®n, Romano Prodi, y el presidente de los Dem¨®cratas de Izquierda, Massimo d'Alema.

El f¨¦retro, cubierto por una bandera italiana, fue recibido con aplausos a su llegada a la iglesia. Toda la Redacci¨®n de Il Manifesto, el diario de izquierdas para el que trabaja Giuliana Sgrena, se coloc¨® fuera, cerca del portal, "para dejar lugar dentro a la familia y a los amigos", y aplaudi¨® al paso de los restos de Calipari. "Era una persona buena que nos ayud¨® mucho durante el dif¨ªcil mes del secuestro", declar¨® el director del peri¨®dico, Gabriele Polo.

El presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, y el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, se situaron junto a la viuda y los dos hijos de Calipari durante la ceremonia religiosa. Inmediatamente detr¨¢s se encontraba Mel Sembler, embajador de Estados Unidos en Italia. El hermano del difunto, Maurizio Calipari, sacerdote empleado en el Vaticano, coofici¨® la misa y pronunci¨® una breve homil¨ªa: "Ciertas experiencias", dijo, "no deben pasar en vano", "no se construye un mundo mejor si no estamos dispuestos a pagar personalmente por ello". Luego agradeci¨® el inmenso calor popular: "En este pasaje dif¨ªcil no nos hab¨¦is dejado solos".

En Reggio Calabria, la ciudad natal del polic¨ªa fallecido, la ma?ana fue de luto oficial y muchos comercios cerraron. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, cardenal Camillo Ruini, inform¨® a los obispos de que Calipari hab¨ªa muerto "por un tr¨¢gico error de las tropas americanas". El subsecretario general de la Presidencia, Gianni Letta, jefe de Nicola Calipari en sus misiones iraqu¨ªes, pronunci¨® unas palabras en las que defini¨® al polic¨ªa como "un h¨¦roe t¨ªmido, fuerte y tranquilo". El director del Servicio de Inteligencia Militar, Nicol¨® Pollari, habl¨® en nombre de todos los agentes para definir a Calipari, entre l¨¢grimas, como "un hombre bueno, inteligente y leal, que conoc¨ªa el riesgo que corr¨ªa".

Al t¨¦rmino de la ceremonia, cuando el f¨¦retro fue sacado de la iglesia para ser transportado al cementerio, la multitud estall¨® en un nuevo aplauso. Muchos gritaron "gracias".