Hablar de las causas
En este pa¨ªs, el anterior Gobierno hab¨ªa silenciado todo debate sobre las causas del o de los terrorismos, algo que siempre ha extra?ado a los expertos extranjeros cuando ven¨ªan aqu¨ª. En septiembre de 2003, en un encuentro en Nueva York organizado por Noruega, el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, consider¨® que el an¨¢lisis de las causas del terrorismo provoca "malentendidos", porque "no existe causa alguna, no existe ideolog¨ªa alguna, que permita justificar la utilizaci¨®n de la violencia para destruir estructuras sociales y pol¨ªticas de que nos hemos dotado". La Cumbre Internacional sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad ha rectificado, en Madrid, este enfoque.
Varios grupos de trabajo se concentraron en analizar esas causas y/o "factores subyacentes" (pol¨ªticos, econ¨®micos, culturales, religiosos y psicol¨®gicos) para, alejados de lugares comunes, proponer recomendaciones de actuaci¨®n, "remedios pol¨ªticos" que deber¨ªan pasar a la Agenda de Madrid que se presentar¨¢ al t¨¦rmino de la cumbre.
Pues los terrorismos, como todo en este mundo, no s¨®lo producen efectos, que tambi¨¦n hay que prevenir o combatir, sino que tiene causas, diversas. "La hidra de m¨²ltiples cabezas del terrorismo", para la coordinadora de este tema, Louise Richardson, "s¨®lo podr¨¢ ser contenida si nos enfrentamos a sus ra¨ªces profundas".
Se corresponde con la visi¨®n del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, cuando apel¨® ayer a "penetrar en las oscuras mentes de los que ahora nos atacan". Hablar de causas, como record¨® citando a Tito Livio el secretario de Estado de Pol¨ªtica Exterior, Bernardino Le¨®n, no significa que el terrorismo tenga "fundamentos razonables", pues "ning¨²n crimen lo tiene".
De lo hablado ayer caben muchas conclusiones por parte de tantos expertos de primer orden, que llevan meses trabajando primero en sus respectivos bloggs y ayer en Madrid. Se pueden destacar varias. Una, que la lucha contra el terrorismo, mal planteada, puede provocar m¨¢s terrorismo (y que la militarizaci¨®n de esta lucha podr¨ªa agravar la situaci¨®n). El ejemplo de Irak es patente, pero ni de Irak ni de Guant¨¢namo se habl¨® mucho ni, previsiblemente, se entrar¨¢ en las conclusiones finales. La otra, que la lucha contra este terrorismo, el que atac¨® el 11-S o el 11-M o en otras ocasiones, va a durar generaciones. Para alg¨²n experto, el objetivo de eliminar totalmente el terrorismo no es el adecuado, pues el intentarlo (no el conseguirlo, pues en algunas dictaduras hay terrorismo) acabar¨ªa con nuestras democracias. Seg¨²n esta visi¨®n, hay que lograr reducirlo de modo que no interfiera demasiado con nuestras vidas, y, en todo caso, no usar t¨¦cnicas terroristas para acabar con el terrorismo.
Un dato aportado por un experto es significativo: el 80% de los yihadistas salafistas globales salen de las poblaciones inmigradas a Occidente. Lo que obliga a un enfoque distinto. Por ejemplo, a potenciar un "euroislam" moderado, como lo llama Bassam Tibi. Tambi¨¦n, en un nuevo libro sobre el terrorismo suicida de pr¨®xima publicaci¨®n, Robert Pape, de la Universidad de Chicago, ha llegado a la conclusi¨®n de que la presencia de tropas de EE UU en algunos pa¨ªses sirve para predecir la probabilidad de que surjan en ellos fen¨®menos terroristas; es decir, los provoca.
Los debates no cayeron en calificar de "nihilistas" estos movimientos. Por el contrario, se parti¨® de que estos yihadistas tienen objetivos t¨¢cticos y estrat¨¦gicos, incluso "c¨®smicos".
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