El Pent¨¢gono reconoce dos muertes por torturas en Afganist¨¢n
Dos detenidos fueron golpeados hasta fallecer por soldados estadounidenses
Una investigaci¨®n del diario The New York Times ha revelado que al menos dos prisioneros afganos encarcelados por EE UU en una base militar situada al norte de Kabul fueron encadenados al techo de una celda y golpeados hasta su muerte. Parte de los datos fueron recabados por la organizaci¨®n de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch. S¨®lo un soldado ha sido acusado formalmente de homicidio en un proceso militar secreto celebrado en un cuartel de Tejas el mes pasado.
Al comienzo de la investigaci¨®n, el Departamento de Defensa de Estados Unidos aseguraba que los detenidos fallecieron por causas naturales.
Human Rights Watch asegura que las torturas fueron masivas desde el a?o 2002
De las dos v¨ªctimas tan s¨®lo se conoce el apellido de uno, Dilawar, y el nombre del otro, Mullah Habibullah. Ambos estaban encarcelados en el centro penitenciario de Bagram, montado por el Ej¨¦rcito de EE UU tras la invasi¨®n de Afganist¨¢n a 40 kil¨®metros al norte de Kabul en una base militar. Los sucesos ocurrieron m¨¢s de un a?o antes de que empezaran los abusos en la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib.
Seg¨²n los testimonios presentados ante el tribunal militar, el ¨²nico soldado acusado de homicidio por su participaci¨®n en las torturas, Willie V. Brand, reconoci¨® haber golpeado a Dilawar al menos en 37 ocasiones a lo largo de cinco d¨ªas de interrogatorios. El detenido, encadenado durante d¨ªas al techo de la celda para impedirle dormir, sufri¨® una "destrucci¨®n del tejido muscular de sus piernas" por los golpes recibidos, seg¨²n el informe m¨¦dico. Los golpes fueron tan fuertes que "incluso si hubiera sobrevivido, sus dos piernas habr¨ªan tenido que ser amputadas", dice el informe.
Otro documento redactado por el mando militar de investigaci¨®n criminal demuestra que los abusos y las torturas en la c¨¢rcel de Bagram no se reducen a esos dos ¨²nicos casos. Otro soldado encargado de interrogatorios a quien recomienda investigar restreg¨® su pene sobre la cara de un detenido afgano y simul¨® con ¨¦l un acto de sodom¨ªa. En total, casi 30 soldados est¨¢n implicados, entre ellos la capit¨¢n Carolyn A. Wood, responsable de la inteligencia militar en la prisi¨®n. Seg¨²n el documento, Wood fue palpablemente "ineficaz en la ejecuci¨®n de sus tareas, lo que permiti¨® a una serie de soldados el maltrato a los detenidos" que culmin¨® con unas muertes catalogadas como "homicidio por negligencia". El informe asegura que Wood minti¨® a los investigadores al decir que los prisioneros eran encadenados al techo s¨®lo para proteger a los interrogadores, cuando en realidad, dice el texto, la t¨¦cnica se usaba para causar da?o e impedir el sue?o.
En el caso de Dilawar son varios los interrogadores que participaron en las sesiones de torturas, aunque de momento s¨®lo uno ha sido acusado. Los soldados estadounidenses, seg¨²n la investigaci¨®n militar, daban patadas al detenido en sus ¨®rganos genitales, le estampaban contra las paredes de la celda, le met¨ªan agua a presi¨®n en la boca hasta que no pod¨ªa respirar y le obligaban a permanecer en posiciones dolorosas. Los dos detenidos murieron en diciembre de 2002. El primer informe m¨¦dico citaba "causas naturales", pero la investigaci¨®n desvela que "el personal m¨¦dico puede haber tratado de falsificar las causas de la muerte para esconder los abusos", dice el documento.
Un portavoz de Human Rights Watch, que proporcion¨® a The New York Times la base para la investigaci¨®n, asegura que los testimonios de otros detenidos revelan que los abusos y las torturas fueron masivos desde el principio de ese a?o, en cuanto culmin¨® la invasi¨®n de Afganist¨¢n.
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