Un informe del Ej¨¦rcito de EE UU concluye que dos presos afganos murieron tras sufrir torturas
Confusi¨®n sobre la suerte de la cooperante italiana secuestrada el lunes en Kabul
Una investigaci¨®n interna del Ej¨¦rcito de Estados Unidos revela testimonios de torturas a prisioneros en Afganist¨¢n cometidas por sus soldados durante los interrogatorios por castigo o "simple crueldad". Seg¨²n publica hoy el diario The New York Times, los abusos, que ocurrieron en el a?o 2002 en la base estadounidense de Bagram, cerca de Kabul, causaron dos muertes, por las que fueron procesados siete soldados. Este informe militar corrobora el resultado de una investigaci¨®n llevada a cabo por el propio diario en marzo tras recibir datos recabados por Human Rights Watch.
El peri¨®dico explica que obtuvo una copia de un documento confidencial, de 2.000 p¨¢ginas, del Ej¨¦rcito de EE UU que detalla las circunstancias en que murieron Dilawar, un campesino y conductor de taxis afgano, y otro detenido llamado Habibullah, en diciembre de 2002. Dilawar falleci¨® tras pasar la mayor parte del d¨ªa, y durante cuatro jornada, colgado del techo de su celda por las mu?ecas. Cuando un m¨¦dico lo vio s¨®lo pudo certificar su fallecimiento, detalla la informaci¨®n.
"El documento de Bagram describe a soldados j¨®venes, con mala instrucci¨®n, [involucrados] en repetidos incidentes de abuso", se?ala el diario, que a?ade que "el trato brutal, por el que se presentaron cargos criminales contra siete soldados, fue m¨¢s all¨¢ de los dos casos que terminaron en muertes (de los dos prisioneros)". En algunos casos, seg¨²n los documentos que cita el Times, los malos tratos "fueron dirigidos o llevados a cabo por los interrogadores para obtener informaci¨®n". "En otros casos, fueron castigos aplicados por los guardias de la polic¨ªa militar", indica.
Por aburrimiento y crueldad
"A veces el tormento parece haber sido motivado por poco m¨¢s que el aburrimiento o la crueldad, o una combinaci¨®n de ambos", a?ade el peri¨®dico. El diario sostiene que, en declaraciones juradas, "los soldados describieron a una interrogadora que se complac¨ªa en humillar, pisoteando el cuello a un detenido postrado y pateando a otro en los genitales". Los testimonios tambi¨¦n mencionan a prisioneros esposados a los que se forz¨® a rodar de un costado a otro sobre el suelo de la celda mientras besaban las botas de dos interrogadores en cada vuelta. Tanto en relaci¨®n con Bagram como con la prisi¨®n iraqu¨ª de Abu Ghraib, el Pent¨¢gono ha mantenido la posici¨®n general de que se trat¨® de abusos cometidos por unos pocos soldados indisciplinados.
Algunos soldados y suboficiales han sido sancionados o sometidos a juicio, pero el Pent¨¢gono sostiene que no hubo una pol¨ªtica deliberada de torturas de prisioneros, y ning¨²n oficial de rango m¨¢s alto ha sufrido sanciones. "El documento de Bagram incluye amplios testimonios de que el tratamiento duro aplicado por algunos interrogadores fue rutinario y que los guardias pod¨ªan golpear con impunidad a los detenidos esposados", subraya el diario. EE UU invadi¨® Afganist¨¢n despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron m¨¢s de 3.000 muertos y heridos en Nueva York, Virginia y Pensilvania.
Por otro lado, crece la confusi¨®n sobre la suerte de la cooperante italiana Clementina Cantoni, secuestrada en Kabul el lunes pasado, despu¨¦s de que un grupo que se atribuye su captura anunciara su asesinato, algo que ha desmentido oficialmente el Gobierno de Kabul. Los medios italianos se hacen eco de que el l¨ªder de la organizaci¨®n que dice haber capturado a la cooperante, Timor Shah, asegur¨® a un periodista local a trav¨¦s de una llamada que Cantoni fue asesinada ayer jueves porque el Gobierno no respond¨ªa a sus demandas. Sin embargo, el portavoz de la presidencia afgana, Jawed Ludin, ha insistido en que la noticia es falsa y que la italiana, de 32 a?os y trabajadora de la organizaci¨®n humanitaria Care International, est¨¢ viva, un extremo que tambi¨¦n ha corroborado el Ministerio afgano del Interior.
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