Torres gana el combate

De un partido ¨¢spero, trabado, con un ampl¨ªsimo repertorio de golpes, s¨®lo Torres fue capaz de sacar tajada. En realidad, fue el ¨²nico al que se le encendi¨® la bombilla en un duelo m¨¢s parecido a una reyerta que a un pulso futbol¨ªstico. Una refriega que dej¨® a este Atl¨¦tico matagigantes a un cent¨ªmetro del podio europeo. Lo logr¨® a su manera: una asistencia de Antonio L¨®pez desde un c¨®rner y cabezazo del Ni?o. La ecuaci¨®n ofensiva preferida del Atl¨¦tico. Casi la ¨²nica, en realidad. Los n¨²meros cantan: Torres lleva 15 de los 32 goles rojiblancos y L¨®pez, el sorprendente mensajero de esta Liga -ayer vigilado en directo por Luis Aragon¨¦s-, ha servido siete tantos a sus compa?eros. Conocedor de esta pareja de baile, el Valencia, siempre distinguido por una defensa de m¨¢rmol, se comi¨® el remate del capit¨¢n rojiblanco, que meti¨® la frente en las narices de un tipo tan duro como Ayala.

M¨¢s all¨¢ del gol, el encuentro fue un combate de altos pesos. En buena parte por el sello de ambos equipos, perfilados para afrontar el duelo con papel de lija. Sobre todo el Valencia, que supli¨® la baja de Baraja de la peor forma posible. Antonio L¨®pez, su t¨¦cnico, fij¨® de entrada a Marchena como embudo, por delante de la defensa, junto a Albelda. Mucha pierna y nada de tacto. Toda una renuncia al control del juego, una apuesta por el pico y la pala. Cosas de esos entrenadores empecinados en clavar la trinchera donde se cuece el juego. Una f¨®rmula inservible cuando el marcador se empina. Justo lo que le ocurri¨® al Valencia antes del cuarto de hora. Tiempo suficiente para que Torres marcara, para que Marchena y Albelda no olieran la pelota y para que Sissoko -otro invento como lateral derecho- perdiera la br¨²jula ante Antonio L¨®pez. Total, que el otro L¨®pez, el t¨¦cnico, dio marcha atr¨¢s: Navarro se fue al lateral, Marchena dio un paso atr¨¢s y Sissoko se fue al eje. La mutaci¨®n tampoco alumbr¨® al Valencia, porque el africano -al que le perdonaron la expulsi¨®n- es otra roca, tal que Albelda. Con lo cual, se fue al banco mediado el segundo periodo en beneficio de Di Vaio. De esta guisa, el equipo levantino confi¨® su suerte en la v¨ªa de Aimar, escoltado toda la noche por Luccin y una hilera de rojiblancos.

Enfrente, el Atl¨¦tico no expuso gran cosa. Ferrando poco a poco va esculpiendo el mejor equipo posible. Por mucho que baraje en la plantilla no hay mucho m¨¢s, sobre todo en ataque, un desierto en el que Torres se busca de forma maravillosa las habichuelas. A Ferrando s¨®lo le queda una novena al Ni?o. Entre los nueve compa?eros que le rodearon ayer suman nueve goles. Nada extra?o si se tiene en cuenta que entre todos los jugadores en n¨®mina han logrado dos goles m¨¢s que Torres. M¨¢s elocuente, imposible.

En el Calder¨®n, al calor de la fiel hinchada, el Atl¨¦tico ha sido capaz de acercarse a los puestos europeos. Escaso de recursos, el equipo precisa de est¨ªmulos y no hay grande al que no haya hecho sufrir: Madrid, Bar?a, Sevilla, Depor... Un acto de fe que repiti¨® ante el Valencia, frente al que apret¨® los dientes como nunca. Entre otras cosas, porque el Valencia le achuch¨® de lo lindo en el segundo tramo. Y tambi¨¦n porque no se descompuso en un partido resuelto a guantazo limpio con el benepl¨¢cito de un p¨¦simo ¨¢rbitro, que se hizo el sueco de forma intolerable cuando Sissoko sac¨® el hacha. Y cuando Navarro le incrust¨® a N¨²?ez un taco a un dedo de la rodilla. Y cuando el pelot¨®n rojiblanco se encarg¨® una y otra vez de que Aimar mordiera la hierba.

A estacazo limpio hasta el final, sin una gota de f¨²tbol en cualquiera de los dos bandos, el encuentro deriv¨® en un puro disparate. Dos pifias de Garc¨ªa Calvo en la prolongaci¨®n y otra de Velasco dejaron al Valencia a un palmo del empate. Una taquicardia final de la que el Atl¨¦tico deber¨ªa sacar conclusiones: con el salvoconducto de Torres, si muestra la misma entereza lejos del Manzanares y no s¨®lo ante los gigantes, Europa le puede abrir una puerta. Con estos argumentos ya est¨¢ a un punto de la zona UEFA y a tres de la Liga de Campeones. Sabe el camino y no tiene otro ali?o posible. M¨¢s argumentos tiene el Valencia, y mucha mejor plantilla, aunque su t¨¦cnico a¨²n est¨¦ de pruebas. Suceder a Baraja le supuso una tesis doctoral: de Marchena a Fiore, pasando por Sissoko y hasta Fabio Aurelio. Demasiado despiste. Con menos recursos, el Atl¨¦tico lo tuvo m¨¢s claro.