Paro r¨¦cord, fuga de empresas, y pesimismo generalizado
El deterioro de la econom¨ªa alemana parece imparable. Las encuestas s¨®lo reflejan el pesimismo generalizado y las cr¨ªticas a la gesti¨®n del canciller Gerhard Schr?der, que no logra dar con una f¨®rmula para empezar a recuperar la actividad de la locomotora de Europa. Las estad¨ªsticas son demoledoras: el paro supera los 5,2 millones de personas, el 12,6% de la poblaci¨®n activa, la cifra m¨¢s elevada desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El crecimiento del pa¨ªs est¨¢ estancado, apenas llegar¨¢ al 0,8% este a?o, seg¨²n la media de varias instituciones internacionales. Y con los actuales precios del crudo, por encima de los 50 d¨®lares, parece que ni la fortaleza del euro ayudar¨¢ a Alemania a superar la crisis.
La fuga de empresas, las llamadas deslocalizaciones, que ha sufrido Alemania en los ¨²ltimos a?os han agudizado el problema del paro, pero tambi¨¦n han hundido la moral del trabajador alem¨¢n, que ha llegado a aceptar en algunos casos, en especial en la industria automovil¨ªstica, rebajas salariales a cambio de mantener el empleo. No obstante, ni siquiera estas medidas han logrado persuadir a muchas compa?¨ªas para que no trasladen sus f¨¢bricas a Eslovaquia, Polonia u otros pa¨ªses del este europeo, donde los costes laborales son tres y hasta cuatro veces m¨¢s bajos.
El Gobierno de Schr?der ha intentado darle la vuelta a la situaci¨®n, pero sus medidas no han logrado el efecto buscado. El Ejecutivo rebaj¨® los impuestos para las sociedades, pero esto no detuvo el proceso de deslocalizaciones. Schr?der tambi¨¦n recort¨® los gastos sociales para reducir el d¨¦ficit p¨²blico y ajustarlo a los criterios de exigencia europeos. Sin embargo, esta pol¨ªtica no s¨®lo no detuvo la sangr¨ªa de fondos del Estado alem¨¢n, sino que, adem¨¢s, provoc¨® un fuerte malestar social.
La situaci¨®n es complicada. La mayor¨ªa de los analistas coincide en que Alemania necesita reformas dr¨¢sticas para despegar. No obstante, a un a?o de las elecciones generales, pocas probabilidades hay de que Schr?der encare esas reformas, generalmente bastante impopulares.
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