Una exposici¨®n desmonta los t¨®picos sobre Canaletto
El Palacio Giustiniani de Roma re¨²ne el 'triunfo del paisaje' en 80 pinturas y dibujos
Antonio Canal (1697-1768), conocido como Canaletto, no est¨¢ muy de moda. No hay tragedia ni en su obra ni en su vida, carece de la carnalidad de Caravaggio o de la dulzura de los renacentistas y parece ensimismado en sus paisajes, como ausente de la ¨¦poca en que vivi¨®. Pero su luz no ha sido a¨²n superada y sus cuadros hacen constante referencia a varias caracter¨ªsticas de su tiempo, el Siglo de las Luces, que llegan hasta hoy: la racionalidad, el c¨¢lculo, la admiraci¨®n ante los logros del trabajo humano. Y el turismo. Canaletto fue el pintor favorito de los nobles brit¨¢nicos del siglo XVIII, los primeros grandes turistas modernos.
La gran exposici¨®n de Canaletto abierta esta semana en Roma re¨²ne m¨¢s de 40 pinturas y otros tantos dibujos, y quiz¨¢ no se hubiera realizado nunca sin la iniciativa del Senado. Canaletto, el triunfo del paisaje se aloja en el Palacio Giustiniani. Se quer¨ªa hacer del edificio, que perteneci¨® durante m¨¢s de cuatro siglos a la familia de comerciantes genoveses Giustiniani y en el que se firm¨® la Constituci¨®n republicana tras la ca¨ªda de la monarqu¨ªa, en 1946, uno de los centros culturales romanos, y Canaletto representaba una garant¨ªa de ¨¦xito.
La muestra, que acoge obras de museos y colecciones particulares y permanecer¨¢ abierta hasta el 19 de junio, sirve para romper unos cuantos t¨®picos sobre Canaletto. El principal, el de su presunto rigor fotogr¨¢fico. Canaletto pintaba con gran devoci¨®n por el detalle minucioso y sus estampas venecianas siguen asombrando por la facilidad con que podr¨ªan convertirse en planos arquitect¨®nicos. Pero lo que muestran sus cuadros no siempre corresponde a la realidad. Muchas veces pintaba de memoria, bas¨¢ndose en antiguos croquis. Y su dominio de la perspectiva lleg¨® a tal punto que se permiti¨® experimentar con im¨¢genes panor¨¢micas (Plaza de San Marcos hacia el suroeste constituye un ejemplo) que desafiaban las leyes ¨®pticas.
Otro t¨®pico dice que Canaletto pintaba postales, y en ¨¦l hay una cierta dosis de verdad. El pintor fue posiblemente el primer artista que aprovech¨® la irrupci¨®n de un fen¨®meno hasta entonces limitado a peregrinos y viajeros forzosos: el turismo. El grand tour europeo se convirti¨® desde inicios del siglo XVIII en parte de la educaci¨®n de los j¨®venes de buena familia, y Venecia era un destino obligado. Canaletto, ayudado por su marchante, el c¨®nsul Joseph Smith, comprob¨® que los arist¨®cratas y grandes burgueses brit¨¢nicos que recalaban en la antigua rep¨²blica lacustre representaban una mina comercial: por un lado, compraban cuadros como recuerdo (un equivalente antiguo y caro de las postales); por otro, contribu¨ªan a generar en su pa¨ªs de origen una gran demanda por un artista que pintaba cielos rom¨¢nticos y paisajes meticulosos: un producto muy del gusto ingl¨¦s.
M¨¢s que postales
Canaletto, que no invent¨® el paisajismo, pero lo transform¨® para siempre, hac¨ªa, sin embargo, mucho m¨¢s que postales. Ya se ha dicho que innovaba con las perspectivas y modificaba la realidad a su gusto. Cre¨®, adem¨¢s, una luz especial que le sirvi¨® igual para sus paisajes venecianos que para los romanos y los londinenses (el ¨¦xito le llev¨® a residir en Inglaterra entre 1746 y 1755), y experiment¨® con gran ¨¦xito con el claroscuro sobre objetos inanimados.
Canaletto fue moderno en su t¨¦cnica y en la estrategia comercial. Cuando la guerra de sucesi¨®n austriaca (1741-1748) contrajo el flujo de turistas hacia Venecia, organiz¨® debates sobre arquitectura, ilustraci¨®n o negocio editorial; cuando ocasionalmente, ya residiendo en Londres, vio que los pedidos bajaban, no tuvo reparo en anunciarse en la prensa. Tampoco le importaba adaptar un dise?o a las necesidades decorativas del cliente. Trabaj¨® much¨ªsimo y vivi¨® de forma ordenada, como un buen administrador de s¨ª mismo. Joseph Smith, antes de morir, tuvo un ¨²ltimo golpe de genio comercial: cedi¨® toda su colecci¨®n de Canaletto a la familia real brit¨¢nica, asegurando para la obra de su amigo unidad, buena conservaci¨®n, gran visibilidad y proyecci¨®n hacia el futuro.
Babelia
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