Atrium: ?Primar¨¢ la ley o el chanchullo?

En sinton¨ªa quiz¨¢ con el opresivo festejo fallero, la semana pol¨ªtica se ha amenizado con episodios y decires notables. El escandalillo municipal de Orihuela a prop¨®sito del interventor ca¨ªdo en desgracia por la distracci¨®n de unos euros apunta con agravarse y salpicar a otros sujetos. Un sondeo demosc¨®pico del PP revela que el PSPV no levanta cabeza, lo que nos conmina a cuestionar la lucidez de los electores, la fiabilidad de la consulta o la calidad de los liderazgos. La alcaldesa Rita Barber¨¢, portento de inteligencia emocional (?qu¨¦ otra podr¨ªa ser?), ha parido la perla de la semana: "?ste es el Gobierno que m¨¢s ha agraviado a los valencianos". ?As¨ª, sin matices? Confunde el todo con la parte. ?Metonimia, sin¨¦cdoque o mero disparate?

Hay av¨ªo para comentar, pero a nuestro entender la palma del inter¨¦s p¨²blico, por su nota de suspense, se la lleva el desenlace de la amenaza o ejecuci¨®n del fallo que pesa sobre el complejo Atrium Beach, de La Vila Joiosa. ?Tendr¨¢ que demolerse la superficie construida y no legalizada -se habla de once plantas, nada menos-, adem¨¢s de pagar la cuantiosa multa superior a los 12 millones de euros impuesta por el Consell? El alcalde de la villa, el pepero Jos¨¦ Manuel Llorca, se mostr¨® muy desafiante a comienzo de la semana al afirmar que ignorar¨ªa la resoluci¨®n judicial y las sanciones, procediendo a bendecir administrativamente el desafuero urban¨ªstico. Por rea?os.

La bravata no aguant¨® mucho. El jueves pasado, en v¨ªsperas del pleno municipal convocado al efecto, el edil retir¨® el correspondiente punto del orden del d¨ªa a fin de buscar una salida concertada con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas -PSPV y Bloc, b¨¢sicamente- no del todo ajenas a este desm¨¢n, bajo cuyo gobierno se engendr¨®. El car¨¢cter un¨ªvoco de la resoluci¨®n judicial, desestimatoria de los recursos interpuestos, y la firmeza de la Consejer¨ªa de Territorio y Vivienda ("Estamos ante un caso de extrema gravedad de disciplina urban¨ªstica", declar¨® el titular del departamento, Rafael Blasco) han templado el arrojo del mun¨ªcipe.

?Y cual es ahora el paso siguiente? En pura l¨®gica y al filo de la ley lo procedente ser¨ªa concertar la manera menos gravosa para terceros de ejecutar la sanci¨®n, esto es, demoler toda la superficie excesiva e ilegalizable, apoquinar la multa y v¨¦rselas con los damnificados por el enga?o, pues les vendieron gato por liebre. En el mismo envite podr¨ªa anudarse una cuerda de presos responsables de este entuerto y establecer as¨ª un precedente disuasorio para todos aquellos que -inmobiliarios y concejales- siguen confiando en la intangibilidad de los hechos consumados, esto es, en el abuso urban¨ªstico bien cimentado. ?A ver qui¨¦n se atreve con un hotel tan alto y de nombre tan cursi, pensar¨ªa -es un decir- el temerario alcalde vilero Miguel Llorca.

Cualquier otra opci¨®n requerir¨ªa ser prodigiosa para no incurrir en el chanchullo o insinuarnos el intento de repartir las responsabilidades u otros dividendos perversos. Los jueces han dicho ya su palabra y tambi¨¦n la Administraci¨®n, tanto por boca del Consell como del consejero competente. De ¨¦ste, por cierto, podr¨ªamos recordar que en 1986 -a?o m¨¢s o menos-, vistiendo otros colores, no dud¨® en dinamitar una edificaci¨®n irregular en Ifach. Fue la noticia inmobiliaria del momento, aunque no tan ejemplarizante como hubi¨¦ramos querido. Es imaginable que, de haber insistido en el rigor, nuestro litoral no habr¨ªa alcanzado tales similitudes con Dodge City o Marbella, por citar dos referencias donde la ley ha sido laxa y barata. Ni el alcalde de La Vila hubiera tenido arrestos para ver crecer, sin impedirlo, esa monumental irregularidad que nos ocupa.

Obviamos decir que este asunto y el trance en que se encuentra ha condensado la atenci¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica. Hay quien apunta que prosperar¨¢ el subterfugio o cambalache para dejar las cosas casi como est¨¢n, y quien, sin mucha claridad, arguye que Atrium Beach "paga los platos rotos de la consejer¨ªa o est¨¢ a punto de convertirse en la coartada ¨¦tica para sostener otras decisiones pol¨ªticas cuestionables". Si es adivinanza, la gallina. Conjeturas al margen, la soluci¨®n est¨¢ al caer. Como, a nuestro parecer, los muchos metros cuadrados edificados irregularmente.