Juego de presunciones
LA PRESENTACI?N por separado de Batasuna -como partido- y de Aukera Guztiak ("Todas las Opciones") -como asociaci¨®n de electores- a los comicios auton¨®micos hace presumir que ETA plane¨® jugar la partida electoral en dos tapetes para conseguir a trav¨¦s de la segunda opci¨®n una meta imposible de lograr mediante la primera. En tanto que las combativas listas oficiales del brazo pol¨ªtico de la banda terrorista -condenadas a ser descartadas por los tribunales- cumpl¨ªan la tarea rompedora de desafiar las normas del ordenamiento jur¨ªdico, las inocentes listas blancas de Aukera Guztiak (AG) -promovidas por un fraile benedictino e integradas en teor¨ªa por nombres sin ficha judicial o policial- aspiran a pasar el control judicial establecido por la Ley de Partidos de 28 de junio de 2002.
El nacionalismo radical vinculado a ETA mont¨® una estrategia electoral para jugar en dos tapetes mediante la presentaci¨®n por separado de las candidaturas de Batasuna y Aukera Guztiak
Las juntas electorales no pod¨ªan sino rechazar las descaradas listas oficiales de Batasuna, disuelta por el Supremo el 27 de marzo de 2003 a causa de sus infracciones del art¨ªculo 9 de la ley; corresponder¨¢, en cambio, a los tribunales determinar si las listas blancas de AG pertenecen al ¨¢mbito de "los actos ejecutados en fraude de ley o con abuso de personalidad jur¨ªdica" con el solapado prop¨®sito de subrogarse en el papel pol¨ªtico de la ilegalizada Batasuna. La Sala Especial del Supremo es el ¨®rgano competente para decidir si es aplicable a este supuesto la interdicci¨®n prevista por la disposici¨®n adicional segunda de la Ley de Partidos contra las candidaturas de las agrupaciones de electores que "de hecho vengan a continuar o suceder la actividad de un partido judicialmente ilegal o disuelto".
?Qu¨¦ tipo de presunciones juegan en este caso? Desde un enfoque estrictamente jur¨ªdico, los defensores de AG esgrimen el derecho de todo imputado a la presunci¨®n de inocencia; en el terreno del procedimiento penal, esa garant¨ªa constitucional asegura que ning¨²n acusado ser¨¢ considerado culpable hasta que as¨ª lo determine una sentencia firme de los tribunales. Pero desde la perspectiva de la vida cotidiana o de las valoraciones pol¨ªticas, las presunciones racionales a la hora de rechazar o confirmar una sospecha m¨ªnimamente fundada operan de acuerdo con las reglas de la l¨®gica, los antecedentes hist¨®ricos y los indicios disponibles. Los precedentes jurisprudenciales no resultan demasiado favorables a la autorizaci¨®n de las listas de AG. Tanto el Supremo como el Constitucional rechazaron las candidaturas presentadas por diversas plataformas y asociaciones de electores a los comicios municipales de 2003 y a las europeas de 2004 con el argumento de que hab¨ªan sido planeadas y organizadas por Batasuna bajo las directrices de ETA: la interdicci¨®n de las listas blancas depender¨¢, en definitiva, de que el Supremo estime la existencia tambi¨¦n en este caso de esa fraudulenta dependencia.
Los dos actores legitimados para impugnar las candidaturas de AG -el Ejecutivo y la Fiscal¨ªa- han anunciado su intenci¨®n de interponer la correspondiente demanda a comienzos de la pr¨®xima semana; quedar¨ªa as¨ª desmentida la reiterada acusaci¨®n del PP de que el Gobierno se dispon¨ªa arteramente a facilitar el camino a las listas blancas de Batasuna con tenebrosos prop¨®sitos conspirativos. Aunque PNV, EA y EB derramen l¨¢grimas de cocodrilo ante la eventual prohibici¨®n judicial de las candidaturas de AG, esos tres partidos ser¨ªan los ¨²nicos beneficiados por tal interdicci¨®n: la autorizaci¨®n por el Supremo de las listas blancas pondr¨ªa aritm¨¦ticamente en peligro su mayor¨ªa absoluta. La maliciosa conjetura seg¨²n la cual el Gobierno urd¨ªa bajo la mesa la presencia electoral de AG para que el tripartito no tuviese mayor¨ªa y el PSOE pudiera forzar as¨ª un pacto con el PNV a costa del PP carece de fundamentos no s¨®lo emp¨ªricos, sino tambi¨¦n racionales. Es seguro que a Ibarretxe le gustar¨ªa gobernar en solitario sin hipotecas parlamentarias radicales; sin embargo, la experiencia de las anteriores legislaturas mostr¨® que Batasuna le dio los votos necesarios en los momentos decisivos -su investidura o la aprobaci¨®n del nuevo Estatuto- para conformar una mayor¨ªa nacionalista unitaria: as¨ª ocurrir¨ªa tambi¨¦n ma?ana con los esca?os de AG si el tripartito de Ibarretxe no tuviese mayor¨ªa absoluta.
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