Franco en Capitan¨ªa
Las cuentas hay que hacerlas bien. La retirada de la estatua de Franco de una plaza junto a los ministerios de la Castellana madrile?a es, sobre todo, un acto de pedagog¨ªa pol¨ªtica. Pero la labor debe completarse. Ha sido quitar la imagen del dictador y empezar a hacer recuento de las que quedan a¨²n por retirar en Santander, en Melilla y Guadalajara. Tambi¨¦n en algunos lugares, como en la Pobla de Vallbona, donde a¨²n se mantiene un busto del siniestro personaje. Pero se olvidan y por tanto se dejan las m¨¢s importantes, la de Valencia y la de Zarazoga. La una, se retir¨® de lo que hoy es plaza del Ayuntamiento en 1983 de donde, tras ser reparada, fue a parar al Convento de Santo Domingo, entonces Capitan¨ªa General de la III Regi¨®n Militar, hoy sede de la Fuerza de Maniobra y Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad; la otra, en la Academia Militar de Zaragoza.
El presidente Zapatero explicaba el viernes que "en una Espa?a de valores europeos, de democracia y de libertad es impensable que en ¨¢mbitos p¨²blicos o colectivos existan recuerdos de dictadores". Impecable.
No parece que un cuartel general, ni una academia militar sean en modo alguno espacios privados, ni particulares, por m¨¢s que ya les gustar¨ªa a algunos. Habr¨¢ pues que convenir que pueden encuadrarse en lo que Zapatero ha denominado ¨¢mbitos p¨²blicos o colectivos. As¨ª que se entiende poco que el ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, no se haya puesto a¨²n el traje de faena, dispuesto a cumplir las ¨®rdenes. El viernes, durante la rueda de prensa posterior a la reuni¨®n del Consejo de Ministros, dejaba de lado su natural gracejo y elud¨ªa contestar a una pregunta sobre si la estatua ecuestre de Franco que se encuentra en la Academia Militar de Zaragoza ser¨¢ tambi¨¦n retirada. Y en tono circunspecto aseguraba que con los s¨ªmbolos de las dependencias militares se har¨¢ lo que la comisi¨®n interministerial disponga.
Es evidente que Bono, a poco que reflexione, no s¨®lo estar¨¢ de acuerdo con lo que ha explicado el presidente, sino que sabr¨¢ valorar la conveniencia de que quienes estudian para la milicia no vean cada d¨ªa sobre un pedestal la figura de un general golpista, imagen que tampoco resulta muy edificante para oficiales y tropa de la fuerza de maniobra de un Estado democr¨¢tico.
La pedagog¨ªa de Zapatero es de largo recorrido y sin duda lo mejor que ha dicho en el asunto de la estatua es que no estamos hablando de izquierdas ni de derechas, sino de democracia y libertad. El l¨ªder del PP catal¨¢n, Josep Piqu¨¦, ha dicho que todos los s¨ªmbolos que choquen con el esp¨ªritu constitucional no tienen cabida. Ruiz Gallard¨®n, que es el alcalde de la ciudad donde han quitado la estatua, no se ha planteado reivindicar sus competencias y apenas ha hecho alguna cr¨ªtica colateral. Por el contrario, Rajoy y Zaplana se han lanzado en trompa contra Zapatero... y se han retratado, una vez m¨¢s.
Tambi¨¦n es significativo que Rita Barber¨¢, en todos estos a?os como alcaldesa de Valencia, no haya pensado en recuperar el antiguo convento de Santo Domingo y sus claustros para la ciudad, pues no deja de ser un anacronismo, propio de los tiempos en que las capitan¨ªas generales eran virreinatos, que dicho entorno se destine a fines militares. Ahora, cuando Bono d¨¦ las ¨®rdenes al teniente general Jos¨¦ Javier Arregui para que retire la estatua ecuestre, puede ser el momento oportuno.
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