La 'directiva Bolkestein', un proyecto bajo sospecha
La Comisi¨®n Europea de Romano Prodi aprob¨® el proyecto de Directiva de Servicios en enero de 2004 por unanimidad, es decir, con los votos de los entonces dos comisarios franceses: Michel Barnier (Pol¨ªtica Regional, ahora ministro de Exteriores) y Pascal Lamy (Comercio, del Partido Socialista franc¨¦s). Su aprobaci¨®n pas¨® casi inadvertida, dado el elevado nivel t¨¦cnico de una norma repleta de referencias a otras directivas, cuya meta vaga y general es la de facilitar la prestaci¨®n de servicios en otro pa¨ªs de la UE distinto al propio.
Como ha recordado el actual presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, ni un solo pa¨ªs de la UE cuestiona el objetivo ¨²ltimo del proyecto, que consiste en derribar las fronteras tambi¨¦n para los servicios (construcci¨®n, comercio minorista, agencias de viajes...) en el seno de la UE, para facilitar la prestaci¨®n transfronteriza de esos servicios y dinamizar as¨ª la econom¨ªa, potenciando las oportunidades que ofrece el mercado interior y generando empleo. Algunos estudios se?alan que la directiva crear¨ªa 600.000 empleos.
El proyecto del ex comisario de Mercado Interior holand¨¦s Frits Bolkestein se elabor¨® tras analizar las conclusiones de un grupo de expertos. ?stos concluyeron que el empresario emprendedor que pretenda salirse de sus fronteras encuentra miles de obst¨¢culos: burocracia, mara?a de autorizaciones, largos plazos, regulaciones nacionales y regionales del pa¨ªs de acogida... Derribar esas barreras disuasorias es lo que pretende la norma, proponiendo ventanillas ¨²nicas electr¨®nicas para recabar informaci¨®n antes de lanzarse a la aventura y reduciendo todas las trabas, las cargas y los plazos.
Normativa laboral
El problema radica en el principio de pa¨ªs de origen que establece el proyecto. ?ste indica que en una empresa que presta en otro pa¨ªs de la UE sus servicios deben prevalecer las disposiciones propias del pa¨ªs del que procede. Eso incluye est¨¢ndares de calidad del servicio prestado, pero tambi¨¦n convenios colectivos y normativa laboral.
Comunistas y antiglobalizadores fueron los primeros en dar la voz de alarma sobre el dumping social que producir¨¢ en una Europa en la que los costes laborales y sociales de los pa¨ªses del Este son mucho menores. El principio de origen, sin embargo, s¨®lo ser¨ªa aplicable a los trabajadores desplazados, que es el r¨¦gimen de hoy en d¨ªa m¨¢s habitual. El espa?ol que acude en comisi¨®n de servicios a Londres o a Bratislava sigue sujeto a las regulaciones de Espa?a. El proyecto estipula que la misma norma impera para ciudadanos de terceros pa¨ªses contratados por la empresa que ofrece sus servicios.
La izquierda europea, as¨ª como los sindicatos, se?ala el peligro de dumping social cuando la empresa proceda de un pa¨ªs en el que el salario y la protecci¨®n social son m¨¢s reducidos. Para este caso, una directiva anterior prev¨¦ que en ning¨²n caso el trabajador desplazado podr¨¢ percibir menos del salario m¨ªnimo del pa¨ªs de acogida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.