Los caudillos de Asia central temen el 'efecto contagio' de la rebeli¨®n en el pa¨ªs vecino
Washington, Pek¨ªn y Mosc¨² defienden sus propios intereses en la zona m¨¢s que la democracia
A medida que se borran las huellas de la colonizaci¨®n sovi¨¦tica, las tradiciones de un pasado tribal se afianzan en los pa¨ªses surgidos en Asia Central en 1991. Rusia y China, las dos grandes potencias de la zona, y EE UU, presente con sus bases militares tras el 11-S, han apostado por sus propias visiones de estabilidad y no por la democracia. La regi¨®n de casi 60 millones de habitantes donde se sit¨²an Kirguizist¨¢n, Tayikist¨¢n, Uzbekist¨¢n, Kazajist¨¢n y Turkmenist¨¢n es un foco de tensiones debido a los litigios fronterizos, los problemas econ¨®micos y las tendencias isl¨¢micas radicales.
El r¨¦gimen de Kar¨ªmov se caracteriza por una represi¨®n feroz de los opositores pol¨ªticos
En mayor o menor medida, los l¨ªderes asi¨¢ticos de hoy (casi todos ellos dirigentes comunistas en el pasado) se comportan como d¨¦spotas deseosos de mantenerse en el poder a toda costa. En algunos, como el turkmeno Saparmurat Niy¨¢zov, la tendencia era evidente a principios de los noventa. En otros, como el kirguizo Askar Ak¨¢yev, se ha acentuado con el tiempo.
El malestar expresado por los kirguizos existe tambi¨¦n en sus vecinos y el contagio no es de excluir. En Tayikist¨¢n, Uzbekist¨¢n, Turkmenist¨¢n y Kazajst¨¢n la opresi¨®n es igual o peor que en Kirguizist¨¢n, aunque los ¨²ltimos tres pa¨ªses tienen la ventaja de poseer recursos naturales, que dan mayor margen de juego a las corruptas ¨¦lites locales.
Uzbekist¨¢n tiene contenciosos fronterizos con Tayikist¨¢n y con Kirguizist¨¢n y ha minado la frontera con estos dos pa¨ªses, en parte para impedir que se produzcan incursiones armadas como las de 1999 y 2000, dirigidas por l¨ªderes islamistas.
Los kirguizos son muy sensibles a la situaci¨®n en la frontera con Uzbekist¨¢n, sobre todo cuando las explosiones fortuitas de minas hieren o matan a personas o a ganado. En la de Tayikist¨¢n con Afganist¨¢n, por otra parte, la sustituci¨®n de los guardas rusos por otros tayikos ha relajado el control sobre una ruta clave en el contrabando de narc¨®ticos.
El dirigente sovi¨¦tico Josef Stalin traz¨® las fronteras en Asia central para adjudicar un territorio a cada una de las grandes etnias locales, pero las demarcaciones no siempre respetaron las comunidades culturales. En Uzbekist¨¢n hay zonas de poblaci¨®n tayika compacta y en Kirguizist¨¢n hay tambi¨¦n zonas uzbekas. En Tayikist¨¢n, casi un cuarto de la poblaci¨®n est¨¢ formada por uzbekos.
En 1999 y 2000 las fronteras no fueron obst¨¢culo para las bandas armadas isl¨¢micas, que irrumpieron en Kirguizist¨¢n y Uzbekist¨¢n. Las bandas estaban dirigidas por uzbekos ¨¦tnicos como Juma Namangani y Tajir Yuldashev, que en parte se hab¨ªan formado al calor de la sangrienta guerra civil de Tayikist¨¢n (1992-1997). Sus restos fueron en parte reprimidos y en parte se refugiaron en Afganist¨¢n, donde hicieron causa com¨²n con los talibanes. A los ojos de reg¨ªmenes como el de Islam Kar¨ªmov, temeroso a un levantamiento armado en el valle de Fergan¨¢, la intervenci¨®n de Estados Unidos en Afganist¨¢n fue la gran oportunidad de conjurar la amenaza de un califato isl¨¢mico en Asia central. Con todo, Uzbekist¨¢n ha seguido siendo objeto de atentados intermitentes, como la ¨²ltima oleada de explosiones que dejaron 19 muertos y 26 heridos en marzo de 2004.
Si el r¨¦gimen de Ak¨¢yev ha sido m¨¢s bien liberal, el de Kar¨ªmov se caracteriza por una represi¨®n feroz contra los opositores pol¨ªticos. Los prisioneros se cuentan por miles y el r¨¦gimen, que sirve a la CIA material obtenido con ayuda de la tortura, ha llegado incluso a "cocer" a sus detractores, seg¨²n las denuncias que le costaron el puesto en 2004 a Craig Murray, el embajador brit¨¢nico en Tashkent.
Washington dispone de la base militar uzbeka de Janabad y de la kirguiza de Manas. Una parte de los centenares de millones de d¨®lares que entrega a Tashkent se destinan a la polic¨ªa.
En los ¨²ltimos meses, los servicios de inteligencia de Kazajist¨¢n y Kirguizist¨¢n aseguran que el islamista Hizb ut Tayir act¨²a clandestinamente en su territorio. En Kirguizist¨¢n, la polic¨ªa aseguraba haber detectado un aumento de las actividades del grupo y le atribu¨ªa la posesi¨®n de varios escondrijos de armas en el sur de la Rep¨²blica. Con todo, en Kirguizist¨¢n y Kazajist¨¢n la sociedad es menos religiosa que en Uzbekist¨¢n, donde los movimientos radicales han ocupado la vacante dejada por la oposici¨®n democr¨¢tica prohibida, el partido Erk y el movimiento Birlik.
La mayor¨ªa de los analistas coinciden en que hasta ahora el islamismo radical no ha sido un factor importante en Asia central, aunque los dirigentes locales subrayan su peligro. La poblaci¨®n puede radicalizarse por las penurias sociales y econ¨®micas. Un 50% de los habitantes de Kirguizist¨¢n viven en la miseria. En Tayikist¨¢n, la pobreza es a¨²n mayor y el Estado se encuentra desmembrado en feudos locales. Las elecciones parlamentarias, celebradas el mismo d¨ªa que en Kirguizist¨¢n, concluyeron con la victoria del partido Popular Democr¨¢tico, del presidente Emomal¨ª Rajm¨®nov, con un 80% de los votos. En Turkmenist¨¢n tambi¨¦n hubo elecciones a fines de 2004. Las gan¨® el partido del presidente, el ¨²nico que se presentaba.
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