Sarcasmo

El pasado 14 de marzo, mi madre, a punto de cumplir los 77 a?os, y yo nos presentamos, previa citaci¨®n facultativa de hac¨ªa meses, en el hospital Ram¨®n y Cajal, para una revisi¨®n rutinaria de la visi¨®n de mi madre. La citaci¨®n dec¨ªa que hab¨ªa que personarse a las 10.30. Nosotros, cur¨¢ndonos en salud, lo hicimos a las diez de la ma?ana. A mi madre le toc¨® su hora nada menos que a las 14.15. Pasaron cuatro horas en aquel pasillo hacinado de personas que, en un 99%, eran todos de la edad de mam¨¢, incluso algunas mayores.

Lo sorprendente es que, cuando entr¨® mi madre, sali¨® en menos de tres minutos de su revisi¨®n. En un sitio casi invisible, que digo yo que ser¨¢ porque saltaba a los ojos, vi un cartelito en el que figuraba la famosa retah¨ªla de que las citaciones de los pacientes son a t¨ªtulo orientativo. La pe?a que nos gobierna, sin colores, porque a la fuerza uno ve un rojo donde antes hab¨ªa un azul o un amarillo, no se harta de potenciar esl¨®ganes para dignificar su gesti¨®n socio-pol¨ªtica hacia las personas mayores, la Edad de Oro, un sarcasmo como la copa de un pino. Lo cierto y palpable es que personas con una edad muy avanzada permanecen, como corderitos al matadero, horas y horas en un pasillo para procurarse un poco de visi¨®n. En fin, vivir para ver.