Seis siglos en un d¨ªa
Monumentos g¨®ticos, arboledas y senderos enamoran a quienes visitan la vieja cartuja del valle del Lozoya
En el claustro del monasterio de El Paular, hay un reloj de sol que marca las horas transcurridas desde el amanecer (ab ortu) y las que faltan para el anochecer (ab ocasu). No es un reloj que diga: "Es la una, la hora de hacer tal o cual cosa", sino "hace siete horas que empez¨® el d¨ªa y, en otras cinco, sanseacab¨®". No es un reloj para vivir, sino para ver c¨®mo pasa la vida. Cada hora suya son dos horas distintas, a cual m¨¢s terrible: la que nos aleja del ayer y la que nos acerca al fin. A la vera de este reloj de horas muertas, los monjes entierran a monjes que enterraron a monjes que enterraron... Debe de ser el jard¨ªn m¨¢s melanc¨®lico y abonado del mundo.
Han pasado muchas horas, ?m¨¢s de cinco millones!, desde que los cartujos se establecieron a la orilla del Lozoya. Fue en 1390 y fueron cinco pobres monjes procedentes de la cartuja tarraconense de Scala Dei. A los cartujos, que al final ya no eran tan pobres, les dieron la patada con la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal. En 1954, tras m¨¢s de un siglo de abandono, el lugar fue repoblado por benedictinos. Hoy quedan nueve, cinco de ellos baldados. Pasan las horas. Pasan los hombres. Pero el monasterio sigue vivo y formando, junto con el antiguo palacio de los Trastamara y la capilla de Montserrat, un conjunto g¨®tico primoroso, de belleza juvenil.
Fuera del recinto monacal est¨¢ la chica capilla de Montserrat, con su portada isabelina
En el monasterio propiamente dicho, nos estupefactan la portada concebida por Juan Guas, de estilo g¨®tico flam¨ªgero; la rejaza del templo, labrada en el taller del fraile Francisco de Salamanca; el retablo de alabastro policromado, de finales del siglo XV; el Sagrario o Transparente, cuyas c¨¢maras rebosan de jaspes, m¨¢rmoles, yeser¨ªas, tallas, columnas, molduras y pinturas murales, todo ello producto de la imaginaci¨®n barroca de Francisco Hurtado; y, lo que m¨¢s, el claustro -g¨®tico con detalles mud¨¦jares-, que, con su terrible reloj, es el trasunto de ese otro claustro en el que todos giramos vi¨¦ndole al de delante la fecha de caducidad escrita en el cogote.
Fuera del recinto monacal est¨¢ la chica capilla de Montserrat (siglos XIV-XV), con su hermosa portada isabelina. Y est¨¢ el antiguo palacio de los Trastamara, actual hotel Santa Mar¨ªa del Paular, con su patio del Ave Mar¨ªa y su p¨®rtico plateresco, obra magistral de Rodrigo Gil de Honta?¨®n, vecino de la vecina Rascafr¨ªa.
Quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s recordar que este uso, el hotelero, no es reciente. Ya al alborear el siglo XX, la Justa alquilaba a los veraneantes las celdas que los cartujos hab¨ªanse visto obligados a desalojar en 1835. Asiduos de estas soledades, fueron los poetas Enrique de Mesa -una l¨¢pida, en el claustro, lo memora- y Enrique de la Vega, Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal, los hermanos Baroja, los Troyano-De los R¨ªos y otras familias pr¨®ximas a la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, que convirtieron la vieja cartuja, sin propon¨¦rselo, en un foco de cultura estival equiparable a la Magdalena o a El Escorial.
Otra historia es la que nos cuenta el cercano puente del Perd¨®n: la de un tribunal medieval que se reun¨ªa aqu¨ª para revisar, en ultim¨ªsima instancia, la condena de los reos que eran conducidos r¨ªo arriba, a la casa de la Horca. Hoga?o, esta bella puente barroca es paso obligado y gozoso para andar las sendas m¨¢s bellas del valle, como la que lleva a la cascada del Purgatorio, por el camino viejo de Madrid. O como la de los Batanes, que orilla el r¨ªo hasta Rascafr¨ªa, pasando por las ruinas de la f¨¢brica donde los cartujos hicieron el papel para la edici¨®n pr¨ªncipe del Quijote, 400 a?os ha.
Junto al mismo puente abre sus puertas, desde el verano de 2002, el arboreto Giner de los R¨ªos, un did¨¢ctico pensil en el que pueden verse reunidas 300 especies arb¨®reas de hoja caduca originarias de distintas zonas del planeta. Una inscripci¨®n, a la entrada, repite la frase del maestro: "En la contemplaci¨®n de un ¨¢rbol podr¨ªamos pasar enteramente nuestra vida". Si tras ese ¨¢rbol, se atisba la cartuja, nosotros podr¨ªamos estarnos, con permiso del reloj, seis siglos.
Hoteles dignos de reyes
- C¨®mo ir. El Paular dista 96 kil¨®metros de Madrid yendo por la autov¨ªa A-1 y desvi¨¢ndose en la salida 69 hacia Rascafr¨ªa por la M-604.
- Qu¨¦ ver. Monasterio de Santa Mar¨ªa de El Paular: visitas guiadas de lunes a s¨¢bado, a las 12.00, 13.00 y 17.00; domingos y festivos, a las 12.00, 16.00 y 17.00; jueves tarde, cerrado; entrada gratuita. Arboreto Giner de los R¨ªos: abierto todos los d¨ªas, de 10.30 a 17.30; entrada gratuita. Adem¨¢s, capilla de Montserrat, antiguo palacio de los Trast¨¢mara y puente barroco del Perd¨®n.
- Alrededores. Subiendo desde el monasterio por la carretera M-604, se hallan el mirador de los Robledos (a 3,5 kil¨®metros), el ¨¢rea recreativa La Isla (a 4 km) y el puerto del Paular o de los Cotos (a 14 km).
- Comer. Mes¨®n Trast¨¢mara (tel. 918 691 011): judiones, carnes del Guadarrama y asados en horno de le?a; 40 euros. Los Claveles (¨¢rea recreativa La Isla; tel. 918 691 601): hojaldre de boletus con foie, parrillada de verduras gratinadas y cochinillo asado; 30 euros. El Candil (Rascafr¨ªa; tel. 918 691 920): potaje de gambas y langostinos, carnes a la brasa de encina y torrijas; 25-30 euros.
- Dormir. Hotel Santa Mar¨ªa de El Paular (tel. 91 869 10 11): en el antiguo palacio de los Trastamara, 44 habitaciones decoradas con muebles de ¨¦poca; doble, 118- 157 euros. El Tuerto Pir¨®n (Rascafr¨ªa; tel. 660 474 171): suites rurales de capricho, con sauna, jacuzzi y desayuno en la habitaci¨®n; 130-165 euros. El Caser¨®n de Trast¨¢mara (Rascafr¨ªa; tel. 620 233 266): pabell¨®n de caza real transformado en hotel rural, con alcobas abuhardilladas; 66 euros.
- Actividades. Centro de Educaci¨®n Ambiental Puente del Perd¨®n (tel¨¦fono 918 691 757): folletos de sendas autoguiadas por el valle del Lozoya; los fines de semana, previa reserva, rutas con monitor.
- M¨¢s informaci¨®n. Monasterio de El Paular (tel¨¦fono 918 691 425). En Internet: www.monasterioelpaular.com y www.rascafria.org.
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