A la caza del drag¨®n
Una buena noticia: parece que la Uni¨®n Europea va a posponer la retirada del embargo a las exportaciones de armas a China, al menos hasta el a?o que viene. Es una buena decisi¨®n. Lo ¨²nico malo es que haya hecho falta una enorme presi¨®n por parte de Estados Unidos para llegar a ella.
Pens¨¦moslo. Los europeos alegamos superioridad moral sobre el Estados Unidos de Bush porque siempre estamos a favor de la soluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos y el respeto a los derechos humanos. La semana pasada, el Congreso Popular Nacional de China aprob¨® una ley que autoriza el uso de "medios no pac¨ªficos" para prevenir los pasos hacia la independencia de Taiwan. "Medios no pac¨ªficos" es un eufemismo orwelliano que significa guerra. No estamos ante meras palabras. Estamos ante una grave intensificaci¨®n del poder militar chino, con vistas a Taiwan. El veterano dirigente de Singapur, Lee Kuan Yew, dijo hace poco a un visitante que, en su opini¨®n, hay un 40% de probabilidades de que haya guerra entre China y Taiwan en alg¨²n momento de los pr¨®ximos 10 a?os. Y en este momento tan peligroso, la pac¨ªfica Europa ?se iba a apresurar a vender armas a China?
China, con una cultura y una historia muy distintas a las nuestras, est¨¢ saliendo de una dictadura comunista y se encuentra en pleno proceso de modernizaci¨®n
El peligro real de que haya guerra entre China y Taiwan y la trayectoria de China en materia de derechos humanos deben ser motivo de preocupaci¨®n
El principal motivo para querer levantar el embargo de armas no es pol¨ªtico, sino, como me dijo un veterano comisario europeo, mercantilista
Violaci¨®n de derechos humanos
Respecto a los derechos humanos, Amnist¨ªa Internacional calcula que el a?o pasado "se sigui¨® deteniendo o encarcelando a decenas de miles de personas que sufrieron la violaci¨®n de sus derechos a la libertad de expresi¨®n y asociaci¨®n y corrieron grave riesgo de tortura o malos tratos". Pese a la liberaci¨®n ocasional de alg¨²n preso pol¨ªtico famoso, la trayectoria de China en materia de derechos humanos no ha mejorado gran cosa desde la matanza de Tiananmen en 1989, en protesta de la cual se impuso inicialmente el embargo de armas de la UE. Hacemos bien en indignarnos por Guant¨¢namo y Abu Ghraib, porque EE UU, que presume de ser un modelo de libertad para el mundo, merece ser juzgado con m¨¢s dureza. Ahora bien, debemos conservar cierto sentido de la proporci¨®n. (Y que conste que China emplea la pena capital de forma mucho m¨¢s frecuente que EE UU).
Me podr¨¢n decir -y las autoridades de Bruselas, Par¨ªs y Berl¨ªn lo dicen- que esta reacci¨®n es ingenua. Por supuesto que no podemos esperar el mismo comportamiento de China que de Estados Unidos. El gran pa¨ªs asi¨¢tico, con una cultura y una historia muy distintas a las nuestras, est¨¢ saliendo de una dictadura comunista y se encuentra en pleno proceso de modernizaci¨®n. Debemos ser pacientes y fomentar cambios positivos mediante el di¨¢logo, el comercio y la colaboraci¨®n constructiva, como hicimos con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?se es el m¨¦todo europeo: el cambio a trav¨¦s de la distensi¨®n.
Todo eso es verdad. Pero luego, esas autoridades van m¨¢s all¨¢ y afirman que la retirada del embargo de armas es puramente "simb¨®lica". "No pensar¨¢n", dicen con gesto de indignada inocencia, "que, porque propongamos levantar el embargo de armas a China, vayamos a tener verdaderamente la intenci¨®n de vender armas, ?no?". Ante esto, la ¨²nica respuesta adecuada es: ?vaya memeces, vaya tonter¨ªas!
Esto es lo que ha pasado. El r¨¦gimen comunista chino lleva mucho tiempo irritado por el embargo, tanto por motivos simb¨®licos y pol¨ªticos -porque coloca a China en un peque?o grupo ignominioso en el que est¨¢n Zimbabue y Birmania- como porque le impide comprar las armas y las tecnolog¨ªas armament¨ªsticas que desea. En oto?o de 2003, el ministerio chino de Exteriores public¨® un documento sobre las relaciones con la UE. En el apartado El aspecto militar, el documento dec¨ªa que "la UE debe levantar el embargo sobre la venta de armas a China lo m¨¢s pronto posible, con el fin de eliminar los obst¨¢culos para una mayor cooperaci¨®n bilateral en la industria y las tecnolog¨ªas de la defensa".
Chirac respondi¨® al reto e inst¨® a la UE a hacer caso. Mientras tanto, declar¨® 2004 como "a?o de China", pint¨® (bueno, ilumin¨®) la torre Eiffel de rojo, respald¨® la posici¨®n oficial china sobre Taiwan y no expres¨® cr¨ªtica alguna sobre su trayectoria en materia de derechos humanos. Su servilismo se vio recompensado con unos cuantos contratos comerciales y el apoyo chino, con reservas, a su visi¨®n de un mundo "multipolar" como contrapeso al poder de EE UU.
El principal motivo para querer levantar el embargo de armas no es pol¨ªtico, sino, como me dijo un veterano comisario europeo, "mercantilista". En un momento de crecimiento lento y de enorme desempleo, Francia y Alemania intentan asegurar como sea m¨¢s contratos de exportaci¨®n a la mayor econom¨ªa emergente del mundo. El canciller Schr?der, en v¨ªsperas de su viaje para ganarse a Pek¨ªn, calific¨® esta pol¨ªtica como una expresi¨®n de "aut¨¦ntico patriotismo". Traducci¨®n: los puestos de trabajo para Alemania son m¨¢s importantes que los derechos humanos para los chinos.
Dar coba -?o deber¨ªamos decir rendir pleites¨ªa?- compensa. El a?o pasado, la UE fue el principal socio comercial de China. Ahora, el principal objetivo es obtener m¨¢s contratos civiles, especialmente con los preparativos para los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn, en 2008. Pero tambi¨¦n venderemos algunas armas. Es m¨¢s, ya lo hacemos. A pesar del embargo, en 2003 los Estados miembros de la UE aprobaron licencias de exportaci¨®n de armas a China por valor de m¨¢s de 400 millones de euros. Y el ministro de Defensa de Chirac ha descubierto el pastel, al decir que m¨¢s valdr¨ªa que los chinos importasen nuestra tecnolog¨ªa militar, en lugar de desarrollar una propia.
Los legisladores estadounidenses est¨¢n escandalizados por lo que consideran un futuro de misiles franceses dirigidos contra buques estadounidenses en el estrecho de Taiwan. Han amenazado con sanciones contra las compa?¨ªas europeas. Pero este mensaje tan duro del Congreso de EE UU y las advertencias del Gobierno de Bush son lo que ha empujado a la UE, al parecer, a posponer el anuncio del levantamiento del embargo que Chirac confiaba en convertir en un feliz anuncio durante la cumbre UE-China en el mes de mayo. Si esto se confirma, el asunto tendr¨¢ que aguardar al final de la presidencia brit¨¢nica de la Uni¨®n, en la segunda mitad de este a?o.
Tonter¨ªas frente a hipocres¨ªa
Las tonter¨ªas no son monopolio de los europeos. Las empresas estadounidenses tambi¨¦n est¨¢n desesperadas por obtener m¨¢s exportaciones a China, y su Gobierno les apoya. Seg¨²n un informe de The Economist, alrededor del 6,7% de las importaciones chinas de armas procede de Estados Unidos, frente a s¨®lo el 2,7% de Europa. En China se fabrican Humvees estadounidenses para el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n del Pueblo. Robert Kagan interpretaba el contraste entre las concepciones estadounidense y europea de las relaciones internacionales como algo equivalente a Hobbes contra Kant. En el caso de las relaciones comerciales, es tonter¨ªas frente a hipocres¨ªa.
Sin embargo, en esta cuesti¨®n, EE UU tiene m¨¢s bien raz¨®n. El peligro real de que haya guerra entre China y Taiwan y la trayectoria de China en materia de derechos humanos deben ser motivo de preocupaci¨®n para todos. Europa no deber¨ªa haberse detenido porque Washington le haya obligado; deber¨ªa haberse detenido por nuestra propia capacidad de captar la importancia de la situaci¨®n.
Y les aseguro que ¨¦sta es una de las situaciones m¨¢s importantes que existen. Quiz¨¢ no lo parece hoy, en comparaci¨®n con la guerra de Irak o las relaciones con Ir¨¢n, pero, de aqu¨ª a veinte a?os, el gran tri¨¢ngulo de relaciones diplom¨¢ticas entre China, Europa y Estados Unidos ser¨¢ el verdaderamente fundamental. Hace 30 a?os, Kissinger jug¨® la baza de China contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Hoy, China intenta jugar la baza de Europa contra Estados Unidos.
Nuestra reacci¨®n no debe consistir en alinearnos sin m¨¢s con Estados Unidos. Nosotros tenemos intereses propios y, en muchos asuntos -el cambio clim¨¢tico, el tribunal penal internacional-, el Gobierno de Bush se equivoca, sencillamente. Lo que s¨ª debemos hacer es decidir, a trav¨¦s de conversaciones entre nosotros mismos y con los estadounidenses, cu¨¢les son las condiciones liberales b¨¢sicas desde las que vamos a tratar con el drag¨®n oriental emergente. Aunque el drag¨®n sea de lo m¨¢s atractivo para nuestras exportaciones, esos criterios m¨ªnimos deben incluir el compromiso de trabajar para la resoluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos y la mejora gradual del respeto a los derechos humanos.
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